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01 febrero, 2015

...subir o no bajar en la escala jerárquica de la tribu...

Copio este texto que encontré en un programa de Buscandoleonesenlasnubes.  Pero pertenece al libro La elegancia del erizo, que no he leído. Es la visión dominante hoy en día. Consiste en interpretar al ser humano como un animal que sigue su leyes animales sin saberlo. A veces me dejo seducir por esa bobada. ¿O no es una bobada?


¿Cómo transcurre la vida? Día tras día nos esforzamos valerosamente por representar nuestro papel en esta comedia fantasma. Como primates que somos, lo esencial de nuestra actividad consiste en mantener y cuidar nuestro territorio de manera que éste nos proteja y halague, en subir o no bajar en la escala jerárquica de la tribu y en fornicar de cuantas formas podamos -aunque no fuere más que en fantasía- tanto por el placer como por la descendencia prometida. Para ello, empleamos una parte nada desdeñable de nuestra energía en intimidar o seducir, pues ambas estrategias bastan para asegurar la conquista territorial, jerárquica y sexual que anima nuestro conatus. Pero nada de ello lo percibe nuestra conciencia. Hablamos de amor, del bien y del mal, de filosofía y de civilización, y nos aferramos a esos iconos respetables como la garrapata a su perrazo caliente.
A veces, sin embargo, la vida se nos antoja una comedia fantasma. Como sacados de un sueño, nos observamos actuar y, helados al constatar el gasto vital de energía que requiere el mantenimiento de nuestros requisitos primitivos, inquirimos estupefactos dónde ha quedado el Arte. Nuestro frenesí de muecas y miradas nos parece de pronto el colmo de la insignificancia, nuestro cálido nidito, fruto del endeudamiento de veinte años, una vana costumbre bárbara, y nuestra posición en la escala social, tan duramente alcanzada y tan eternamente precaria, de una zafia vanidad. En cuanto a nuestra descendencia, la contemplamos con una mirada nueva y horrorizada porque, sin el barniz del altruismo, el acto de reproducirse se nos antoja profundamente fuera de lugar. Sólo quedan los placeres sexuales; pero, arrastrados en la corriente de la miseria primigenia, vacilan ellos también, pues la gimnasia sin el amor no encuentra cabida en el marco de nuestras lecciones bien aprendidas. La eternidad se nos escapa. 

29 enero, 2015

Amor químico.

En el blog de Pseudópodo se discute a menudo si la visión científista agota la visión de la realidad. ¿Hay otros modos de hablar de lo humano que tengan sentido? ¿Dice algo de la realidad el lenguaje religioso? ¿Aporta algo la visión poética de lo humano?
O la realidad es SOLO lo que dice la ciencia.

He encontrado un poema (en Buscando leones en las nubes) que enfrenta dos modos de hablar del amor.

HIPÓTESIS CIENTÍFICA
Nada dice acerca del amor
la hipótesis biológica
de que se trata de una reacción química.
No tengo ningún inconveniente en admitir
que te aman mis jugos interiores
que tu ausencia me intoxica la sangre de negra bilis
que al contemplarte
sube la tasa de mi monóxido de carbono
y los linfocitos se reproducen alocadamente.
Si me pongo lírica
y se me traba la lengua
¿cómo no reconocer que alteras mi metabolismo basal
y entorpeces mis digestiones?
Mis narinas tiemblan
aumenta la presión de la sangre
enrojezco y me altero
o sudo y palidezco.
Mi amor es gutural e instintivo
como el celo de los animales.
Cualquier metáfora que erija
como un vestido sobre la epidermis
será artificio.
Y sin embargo,
cuando te hablo,
evoco leyendas antiguas:
Tristán, Iseo, la cruel Turandot,
Dido, la enamorada, y la indiferente Helena
se amontonan en mi boca,
viajan,
en ríos blancos de saliva.
Hipótesis científica
o cultura,
lo mismo da:
mis vísceras no distinguen,
aman, sin preguntarse qué es el amor.
Cristina Peri Rossi
“Otra vez Eros”.

22 enero, 2015

Pascal enseña a debatir.

He encontrado este maravilloso texto de Pascal. Sería ideal saber ponerlo en práctica.

"Cuando se quiere reprender útilmente y mostrale a otro que se equivoca, hay que observar el punto de vista desde el cual encara el asunto, pues éste generalmente es verdadero desde ese punto de vista, y confesarle esta verdad, pero descubrirle también el punto de vista desde el cual el asunto es falso. Queda contento con esto, pues se da cuenta de que no se equivocaba y de que le faltaba solamente ver desde todos los puntos de vista. En efecto, no nos molestamos si no lo vemos todo, pero no queremos habernos engañado: quizás esto provenga de que, naturalmente, el hombre no puede verlo todo, y de que, naturalmente, no puede equivocarse desde su punto de vista. Así, por ejemplo, las aprehensiones de los sentidos son siempre verdaderas."

Pensamientos. Pascal.
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17 enero, 2015

Querer mejorar por el camino equivocado.

Las cosas son buenas o malas por comparación. Y a los profesores nos comparan a unos con otros. Existe un modo de ser mejor sin cambiar. Que los demás sean peores. O que parezcan peores, hablando mal de ellos. No me llegan muchas noticias de esto último. Pero me conozco a mí mismo y lo que digo de mi lo digo de ti.

Supongo que muchos albergamos la idea de que si diéramos tal asignatura lo haríamos mejor que fulano, que no sabe llegar a los alumnos.

Hay siempre algún momento del año, en el que para llenar una clase de final de trimestre o por algún otro motivo organizo un debate sobre “qué cosas cambiarías de la educación que estás recibiendo”. Aunque pido que se hable en general, sin entrar en anécdotas y detalles, y sin nombrar a compañeros concretos, los alumnos son incapaces de no terminar criticando a fulanito “me suspendió injustamente”.


No alimento esas críticas y normalmente las paro, pero encuentro una alegría íntima (e injusta) en que otros profesores tengan descontentos a sus alumnos. Si ellos son muy malos, yo no lo soy tanto. 

11 enero, 2015

DECIR NO AL SENTIR GENERAL

Existe un recurso sofista que consiste en adoptar el punto de vista contrario al sentir general.
Es un modo de captar la atención y parecer más listo que nadie. (Aunque para muchos lo que parece es un bobo). Es un modo de mostrar creatividad, el valor de ver cosas que la visión común no ve. ¿Qué razones puede haber para decir que uno no es Charlie Hedo? También es un modo de mostrar la propia fuerza. Estoy dispuesto a contravenir la opinión mayoritaria.

Todo esto puede tener un objetivo. Buscar la verdad. (En ese caso no se le puede calificar de sofista) U otro. Llamar la atención sobre uno mismo, sin más pretensión que eso.

A mí, de natural, me sale ese ir en contra de lo mayoritario. Después de Freud no sé si se trata de una intención u otra.


A Joselu, autor del blog Profesor de Secundaria también. En relación con el yihadismo él lo hace usando estas razones. 

Puede haber algo perverso en esta actitud. No hace falta decir que en la aceptación de la opinión mayoritaria puede haber también estupidez o perversión. No tener inteligencia para ver mas que lo que dicen todos o seguir al rebaño para no ser rechazado por la masa. 

28 diciembre, 2014

Sin testosterona. Gatos y Hombres.

Mi gato aún no está castrado. Dicen que, para vivir en un piso, se vuelven más tranquilos sin las hormonas que generan los testículos.

Con Escitalopram estoy como un gato castrado. Cuando veo una chica guapa disfruto, pero no pasa de ahí, no tengo deseo sexual ninguno. Es extraño, pero estoy muy a gusto.

14 diciembre, 2014

Remordimientos.

Me explica un médico que a veces llegan ancianos al hospital que van a morir, ya han entrado en coma, pero se les puede poner suero o no. La mayoría de los médicos no son partidarios porque solo consiguen alargar la agonía. Sin suero, como no comen ni beben nada, se morirán en dos días, pero con él pueden durar una semana o más.

En determinados casos la decisión depende de los familiares, y a veces, la mala conciencia de estos les lleva a pedir el suero. Para disgusto de los médicos.

Lo que más me impresiona es eso de los remordimientos. Uno puede dedicarles tiempo a sus padres ancianos pero es difícil no tener mala conciencia. 

Un amigo tiene a su madre anciana y él y su hermano se turnan todos los días para estar dos horas con ella, mientras que la mujer interna que la cuida descansa, “y para cubrir la parte afectiva”, me explicó.

Me pareció envidiable. Ambos hermanos de acuerdo tasan en tiempo la parte afectiva y la pagan equitativamente. Entiendo que os parezca mezquino pero a mí, en mi egoísmo, me pareció envidiable. Medir el cuidado debido y pagarlo religiosamente. Me gustaría que no fuera así pero así lo siento. 

29 noviembre, 2014

Una sociedad ansiógena.

La Alicia de Lewis Carrol es tomada de la mano por la Reina para que corran juntas y después de una larga carrera, Alicia se asombra mucho al ver que, aunque corrió lo más rápido que pudo, los alrededores no parecían haber cambiado.

Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.
-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes!
-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y, ¿cómo si no?
-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante, cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...
-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.
Lewis Carrol, Alicia a través del espejo
Este texto de Lewis Carrol es impresionante. Describe muy bien nuestra época y nuestro sistema económico. Tenemos que pelear mucho para mantener nuestro lugar en la vida. Quien se relaja se queda atrás y desaparece.

El problema es que esa lucha constante genera ansiedad. Al menos en algunos individuos. Quizás los menos adaptados a ese cambio constante. Tipos como yo.

A esto lo llaman la Hipótesis de la Reina Roja. Y lo aplican a la lucha armamentista y a la evolución de las especies. Lo podéis leer aquí.

12 noviembre, 2014

Yo público y yo privado.

En mi libro de inglés (en el que estudiamos en la EOI) hay un tema que habla de grafología. Algunos rasgos de la firma mostrarían distintos aspectos de nuestra la personalidad. Por ejemplo, la distancia que hay entre el nombre y el apellido nos hablaría de si hay mucha separación entre el self público y el self privado. Me da lo mismo si la grafología es fiable o no. Pero nunca había pensado en esto de que pudieran existir dos “yoes” diferentes. Quizás porque yo no hago mucha separación entre uno y otro. Me sale ser el mismo siempre. No sé si es bueno o malo pero no me esfuerzo para mantenerlos separados. A excepción de con mis alumnos de segundo de la ESO, los más pequeños que tengo, ante quienes intento ser un profesor serio y exigente, con los demás soy bastante espontaneo. Si todos los mayores leyeran este blog no se extrañarían demasiado. Con excepción de algún detalle todo les parecería en mi línea habitual.

Por un lado tiene sentido mantener separados el ámbito público y el privado. Del mismo modo que en el lenguaje hay diferentes registros. Mi tendencia es a creerme un embustero si represento un papel,   aunque soy consciente (teóricamente) que representar un rol no es mentir, sino simplemente cumplir con lo que es tu deber en ese momento.

Tengo dos direcciones de correo diferentes, una para alumnos y otra la de loiayirga, que es la personal. Peo para cuestiones administrativas en el instituto y con mis compañeros de trabajo uso la personal. Me he arrepentido de esto último pero es demasiado tarde para borrar el rastro de la dirección de loiayirga. Y ya no lo intento. Mezclar el yo privado con el público te hace más vulnerable, no hay barreras, no hay defensas. Si alguien quisiera perjudicarte sería más fácil. Por otro lado, te protege de un tipo de ataque muy peligroso que consiste en mostrar a la luz pública lo que mantienes escondido.

Si todo está a la vista… nadie puede desnudarte. 

10 noviembre, 2014

Quererlo todo.


Llevan ahora algunas chicas unos peinados que me parecen todo un signo de la época que vivimos. Me refiero a esos en los que se rapan una parte del cráneo y mantienen en el resto la melena. Quieren llevar dos peinados en una sola cabeza. Por un lado soy la punky rebelde/judía de Auswichtz y por otro la chica linda con melena al viento. 

Todos queremos estar en todo y tocar todos los palos. Jugamos en el móvil mientras vemos la TV o guasapeamos con unos amigos al tiempo que estamos con otros. No estamos leyendo un texto, sino navegamos entre ellos y a través de los hipervínculos estamos en muchos más.

Acumulamos libros en el ebook o en la estantería de pendientes a la vez que comenzamos nuevos cuando aún no hemos terminado los anteriores.

Pero es imposible leerlo todo, disfrutarlo todo y serlo todo. No recuerdo si Carr hablaba de esto en Superficiales, supongo que sí. A parte de quedarse en la superficie de las cosas creo que produce frustración, porque la oferta es mucho mayor de lo que podemos abarcar. ¿O es otro modo diferente de vivir la vida y disfrutar la cosas?

07 noviembre, 2014

Nada más práctico que una buena teoría.

Enseñando se aprende. Hace años me tocó ser coordinador de convivencia en un instituto y como me propuse dar unas charlas a los alumnos sobre asertividad, estudié sobre ello.

Es curioso que durante esa temporada yo mismo fui mucho más asertivo en mis clases porque tenía en mente el asunto y me servían además aquellas técnicas que había aprendido.

Ahora estoy pensando tomar algunas clases sobre el tema, pues creo que me vendrían bien. Pero hay una técnica que aprendí entonces, que sigo utilizando con los alumnos y que es infalible. Es la del disco rayado. Mandas cambiar a un alumno de sitio y se resiste. No siempre sucede así, en mi centro muchos se cambian inmediatamente. Pero otros se resisten, tozudos, varias veces, con excusas: que ya se van a portar bien, que no tienen el libro y tiene que compartirlo, que por favor no lo coloques solo.

Hace años, después de insistir dos veces me cogía un cabreo morrocotudo, me ponía a chillar como un loco y el alumno obedecía sorprendido, asustado y humillado. Con el disco rayado, solo tienes que repetir la misma frase tantas veces como sea necesario. “He dicho que te pongas en aquella mesa”. Y ante su negativa repetirla de nuevo. Y de nuevo. Y de nuevo. ¿Cuatro? ¿Cinco veces? Las que haga falta. Como ellos no conocen la técnica terminan cediendo pronto. No pierdo más tiempo que antes, al revés, esto es mucho más rápido, porque la ira se apoderaba de mí durante largos minutos incluso después de que el alumno se había cambiado de sitio.

Para hacer las cosas no basta querer, hay que saber.

Cosas como estas, ser asertivo, identificar los propios sentimientos, identificarlos en otros, gestionar el desánimo, motivarse a uno mismo, hacer amigos, todas son cosas que se pueden aprender y enseñar. Y que podrían enseñarse y aprenderse en la escuela, siempre que hubiera profesionales cualificados. Debatimos sobre esto en el blog de Cristina hace tiempo. Aquí y aquí.

03 noviembre, 2014

Sacar demasiadas cosas de la biblioteca.

La excesiva oferta de la vida actual puede producir frustración si no aprendes a aceptar la finitud. Somos finitos, aunque nos fastidie.

Paso por la biblioteca a devolver cosas de mi padre y aprovecho para sacarle a mi mujer El mundo de los prodigios, para que termine la trilogía de Deptford de Davies. Hasta aquí todo bien. Como encuentro al lado, en el mismo estante, la segunda parte aprovecho para sacarla para mí. Yo sólo leí el primero este verano y aunque me gustó, es el consejo de Pseudópodo el que me anima a leer los demás. En realidad no sé para qué lo saco, lo tengo en el ebook, y además estoy enzarzado en la lectura de Flujo de Csikszentmihalyi, que no quiero dejar. También encuentro, por casualidad, una película de Manoel de Oliveira que le gusta mucho a mi amigo Ángel. El rostro de María de Medeiros en la carátula me decide a llevármela también.

Esta noche no podré leer, ni el uno ni el otro libro, porque quiero ver la película. A veces saco un DVD de la biblioteca que devuelvo, pasada una semana, sin haber visto. Me debí limitar a sacar el libro de mi mujer, pero un ansia de abarcarlo todo me condena a la frustración.

Bruckner en la La euforia perpetua (magnífico libro aunque Pseudópodo desconfíe de los intelectuales franceses) nos previene contra ese deber de ser felices que el mundo actual nos impone. Solo se puede ser feliz en esta vida, se nos dice, y tenemos a nuestro alcance todas las posibilidades para lograrlo.

Con tantas posibilidades imposibles de realizar en una sola vida la elección de una lleva aparejada la renuncia dolorosa a todas las demás.

La solución: realizar lo que haces en estado de flujo, disfrutando con lo que haces e involucrado completamente, de modo que no te queden ojos para ver lo que dejas. Y no sacar de la biblioteca ni bajar de papyrer más libros de los que puedes leer. 


Os dejo, me voy a poner con La divina comedia de Manoel de Oliveira. Aunque no estoy seguro que me vaya a gustar, la media pastilla de ansiolítico, la dosis de la noche, que ya he tomado, me ayudará a encontrar el ritmo adecuado. 

11 noviembre, 2012

Bienes y significación social

Mi hijo, hace muchos años, cuando estaban de moda unos juguetitos electrónicos japoneses, mi hijo contaba que había Tamagochis falsos y preguntándole yo que cual era la diferencia entre un tamagochi falso y uno auténtico me contestó muy seguro: "Si tienes un tamagochi falso los otros niños se ríen de ti y te dicen: ”no es el auténtico, no es el auténtico”". Mi hijo no sabía señalar diferencias objetivas entre ambos pero sí sabía cual era la repercusión social. No recuerdo la edad pero sí que me pareció muy pronto para haber aprendido ese carácter social del placer. El placer de los bienes materiales no es solo es el que estos nos procuran sino el disfrute de su significación social. Ella nos recuerda: “tú tienes este bien exclusivo porque lo vales”. Parece que este sentimiento es algo de los adultos pero por lo que contaba mi hijo no.


Mi hermano me escribía el otro día la siguiente anécdota.

SpanishNERF es una popular marca de pistolas y escopas que disparan balas de goma-espuma y que anuncian frecuentemente en TV. Rui tiene una que le regalaron y juegan mucho con ella. Rui acompaña a MA a elegir una para Noé por su cumpleaños. Rui se impresiona con una más espectacular pero de marca no conocida y acaba convenciendo a MA, que se resiste, de que a Noé le va a gustar y es mucho más barata (porque además está en oferta).

Noé recibe su regalo completamente feliz: ¡Qué guay, una NERF-Gun!...

Rui: No es una NERF-GUN, es otra que estaba de oferta y sólo costaba 7 libras.

Noé: ¿Por qué estaba de oferta?

Rui: Porque no la compraba nadie.

Noé: Y ¿por qué no la compraba nadie?

Rui: Porque no le gusta a la gente

Noé completamente feliz: ¡Qué guay! ¡Qué guay!



Inocencia total.


Se ve que mi sobrino aún disfruta las cosas por sí mismas. Con independencia de su significación social. ¡¡Privilegio infantil!!

Spinoza decía en su Ética:
Si imaginamos que alguien ama, o desea, u odia algo que nosotros mismos amamos, deseamos u odiamos, por eso mismo amaremos, etc, esa cosa de un modo más constante. Si, por el contrario, imaginamos que tiene aversión a lo que amamos, o a la inversa, entonces padeceremos fluctuación del ánimo.
La afirmación aún no vale para mi sobrino.


18 agosto, 2012

Lo que tengo y lo que falta.

Este curso mi hijo ha terminado sus estudios de empresariales. Le ha llevado cuatro años lo que es una carrera de tres pero estoy contento. El primer año, tras sus resultados, había aprobado exactamente la mitad de los créditos que correspondían al primer curso. Con aquel ritmo tardaría en sacar seis años una carrera de tres. Ni que se tratara de una ingeniería. Al final parece que las cosas han ido mejor de lo que se podía esperar.


La relación con los hijos nos ayuda a conocernos más. Él me reprocha, nos reprocha a su madre y a mí, que nunca estamos contentos, que siempre queremos más. Lleva razón. Una vez que se alcanza un horizonte nos marcamos otro y parece que nunca se llega.
Si no aprueba le reprochamos que no apruebe, y cuando lo hace nos disgusta que sea con notas bajas, justitas.
El día que se examinó por segunda vez de su carné de conducir yo no tenía nada claro que aprobara. Si no lo hacía teníamos que pagar de nuevo. Aprobó, y me alegré. Pero no pude evitar pensar para mis adentros: “A ver cuando puede pagarse la gasolina”. Es decir, en lugar de celebrar lo conseguido, sufrir por lo que aún no se ha logrado. Llorar por lo que falta en lugar de congratularse de lo que tengo.


Quiero curarme de este vicio pero no sé si lo conseguiré.


Ahora tendría que estar muy contento pero estoy lleno de nerviosismos y de temores. Os explico porqué. Hace ya unos meses el hombre nos dijo que una de las posibilidades que barajaban su novia y él para el próximo año era irse a Estados Unidos. Un primo de ella vive en Saint Louis (Missouri) y los había invitado a ambos a que fueran a vivir a su casa a aprender el inglés. Nada nos gustaba más a su madre y a mí que aquello, pero él, que es muy poco aventurero, que todo lo tiene que tener controlado, que le asusta y le disgusta lo desconocido, le había dicho a su novia que NO.
Hace unos días nos ha dicho que sí. Que quieren irse.

Yo tendría que estar botando de contento. Y tengo que reconocer que en un primer momento me alegré mucho. Pero enseguida apareció el vicio que me impide vivir feliz. Ya me estoy lamentando de “las carencias”. Me gustaría que ya se hubieran puesto a repasar el inglés que saben del bachillerato, que ya estuvieran haciendo los trámites para el visado, que él tuviera una actitud más dispuesta y ambiciosa.

¿Por qué no puedo estar SENCILLAMENTE CONTENTO de que haya tomado una decisión que considero acertada?
¿Por qué no puedo suponer que las cosas irán bien en lugar de poner el foco y la lupa en los mil obstáculos (sobre todo obstáculos internos) que tendrá que salvar mi hijo si quiere realmente aprender inglés?

21 mayo, 2012

SENTIMIENTOS COMO EXCUSA

Lo he leído en algún libro (quizás de psicología barata) y sin embargo creo que es absolutamente cierto.

Muchas veces los sentimientos no es algo que nos predisponga a actuar de una determinada manera, acorde con ellos. Muchas veces son la justificación para no hacer nada.

Por ejemplo, siento mucha pena de algunos damnificados en una catástrofe al verlos por televisión. Pero eso no quiere decir que vaya a donar dinero para reparar los daños. Es más, precisamente esa pena me muestra que soy un tipo estupendo, un hombre compasivo que sufre mucho con el dolor ajeno. No necesito dar dinero para sentirme bien.

Si por ejemplo siento un gran dolor recordando cosas que hice mal en la educación de mis hijos, eso me hace sentir buen padre, y eso me evita afrontar la educación de mis hijos hoy. No tenía que lamentarme por el pasado sino afrontar el presente. Pero es mucho más fácil sentir remordimientos por el pasado y eludir el presente.

Voy a contar un caso de lo contrario. Cuando mi padre estuvo ingresado en el hospital le escuché gritar de dolor en alguna cura de la operación. No sentí nada. No dedicaba mis energías a eso porque realmente estaba ocupado de él. Estaba haciendo cosas por él, pero no sentía nada, ni necesitaba sentir compasión para sentirme buen hijo. Es más, me sentía un poco mal hijo por no sentir nada. Sin embargo me ocupaba de él.

Hoy he visto a una persona (llamémosla X) que se “condolía” mucho del daño que sufría otra (llamémoslo Z).

X decía sentir una gran pena del daño que sufría Z… ¡¡¡por algo que le hacía voluntariamente X!!!

Y creo que realmente sentía pena. Era el modo más cómodo de hacer lo que le daba la gana y al mismo tiempo no sentirse tan mala persona.

14 abril, 2012

¿ENFERMOS? Entrevista con un psiquiatra II.

No sé si lo conté ya pero este verano hablaba yo con un amigo médico y le contaba mi experiencia de la primavera pasada: que había llevado muy bien el final del segundo trimestre y un viaje con mi familia gracias al tranquilizante que había tomado durante quince días  por prescripción médica.
Le preguntaba si no me vendría a mi bien tomar tranquilizantes de vez en cuando, con más alegría.
Me explicaba que una cosa es tomar un tranquilizante algún día y otra es tomarlo habitualmente. Si esto era así lo que debía tomar era un antidepresivo.  Algo parecido me confirmaba mi hermano. Según parece son más adecuados para tratamientos largos. Pero luego añadía algo que te desanimaba. Aunque su hija los está tomando y creo que su madre ya anciana también decía algo así como necesitaba tomarlos alguien cuya vida era poco atractiva y tremendamente insatisfactoria.
La conclusión que yo sacaba era que si me animaba a pedirle antidepresivos a un médico estaba admitiendo que mi vida era triste, gris, poco interesante. Si no lo tomas no es garantía de tu vida sea buenísima, pero si lo tomas está claro que no lo es. ¿Comprendéis?
Pero volvamos a escuchar a Tobeña, el psiquiatra del post anterior:
“El peso de esta tradición será difícil de erradicar. (Se refiere a la tradición que considera que con las drogas somos menos libres.) El paradigma es Huxley: el mundo contemporáneo será un mundo de esclavos felices por las drogas, pero, en definitiva, súbditos menos libres que los antiguos, que no las usaban y que tenían que cultivar la dureza, la resistencia, el carácter, el temple, para aprovechar las buenas rachas e instruirse para hacerse fuertes en las malas. Y esto hace a los hombres libres de verdad. Los que lo resuelven a base de acudir a píldoras quizás piensan que son más libres, pero en definitiva son más esclavos. Pero este tipo de razonamiento falla cuando se aplica a la gente que sufre limitaciones severas y que ni siquiera tiene acceso al abanico de posibilidades que ofrece la vida.”
A ver si me aclaro. ¿Está Tobeña de acuerdo con el paradigma de Huxley o no? ¿El razonamiento de Huxley es bueno pero (UNICAMENTE) falla cuando lo aplicamos a esquizofrénicos y demás trastornos severos?
¿Yo puedo vivir con tranquilizantes o por el contrario “cultivar la dureza, la resistencia, el carácter, el temple, para aprovechar las buenas rachas e instruirme para hacerme fuertes en las malas”?
¿Entendéis cuál es mi problema? Creo entender que por un lado se me dice una cosa y por otra todo lo contrario.
Por casualidad me he encontrado estos días con un video sobre el Día Mundial del Síndrome de Down.  Desde el primer segundo un Down nos dice que “Tengo síndrome de Down… pero no estoy enfermo”.
Me lo explicó un día un alumno. La palabra “enfermo” tiene dos significados. Uno se supone que es médico. El otro es social y significa que “algo está mal” en la persona. Ambos significados están mezclados y uno tiñe al otro. Por esa razón los homosexuales huyen de esa palabra como de la peste y parece que ahora los Down también.
En realidad es algo parecido a lo que me pasa a mí. Quiero poder tomar “medicinas”, porque las necesito, y la vez quiero que me digan lo imposible: que no por eso soy más débil, o menos libre o menos resistente. En una palabra quiero lo absurdo: tomar medicinas pero no ser/estar enfermo.



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Mis problemas de ansiedad mejoran una barbaridad con las vacaciones. En Valencia me olvidaba de tomar la media pastilla de la comida. Y no pasaba nada. ¿Sabéis lo que significa que te olvidas de tomar la medicina? Que no notas la enfermedad.
Hoy, un nuevo paso. Olvidé tomar la de por la mañana. Por la mañana me acordaba SIEMPRE. No me había pasado nunca desde que empecé. Ni un solo día me olvidaba de que estaba ansioso. Tampoco hoy ha pasado nada sin tomarla por la mañana ni por la tarde. Tomo la de dormir, eso sí. Sigo enfermo pero mejoro paso a paso. Mañana por la mañana tomaré la dosis prescrita. No penséis que voy a desobedecer al médico, pero está claro que mejoro claramente.

07 abril, 2012

ENTREVISTA CON UN PSIQUIATRA

Encuentro a través de Tercera Cultura una entrevista con el psiquiatra ADOLF TOBEÑA.

Explica cosas que me interesan mucho desde hace muchísimo tiempo pero que en esta temporada de ansiedad y lorazepam me apasionan.

Copio algunos trozos y luego hago algún comentario. El subrayado de sus palabras es mío.

“Además, la psiquiatría no está bien vista porque los remedios que usan los psiquiatras modernos, básicamente pastillas, remedios químicos, con excepción de algunos tratamientos electrofisiológicos, también son vistos como una pérdida de libertad. El pensamiento moderno, la aproximación típica de la modernidad, es que perdemos libertad si, en vez de dar el gobierno de la autonomía personal a la voluntad individual, la ponemos en manos de muletas químicas.”

“Por lo tanto, hay un doble origen para la percepción inadecuada de la psiquiatría: se ocupan de cosas que provienen quizás de los espíritus demoníacos o maléficos y, cuando se intenta poner remedio, se hace a expensas de pérdida de libertad. Por los dos lados está situada en un territorio conflictivo. Es difícil que la psiquiatría llegue a tener buena prensa, porque la solución de los problemas viene, en la percepción general, a expensas de la pérdida de autonomía, de la libertad personal. Y claro, no hay nada más preciado por los humanos que la autonomía y la libertad personal. Pero esto es un error conceptual grave, porque los remedios que la neuroquímica y la neurobiología sofisticada ponen al servicio de los psiquiatras clínicos no llevan a la pérdida de libertad, sino a la ganancia de libertad para los pacientes. Es exactamente a la inversa.”

Aunque una parte de mí se resiste a aceptar esta tesis y está anclada en la vieja visión hay  un yo que está absolutamente de acuerdo. El viaje a Nueva York el año pasado con mi familia yo lo viví tomando traquilizantes -en aquel caso algo muy suave tranquimazim 5, creo recordar - y les hice a todos el viaje mucho más agradable de lo que hubiera sido de no tomarlos. ¿Era mi yo auténtico el que estaba allí?, claro que era yo. Era yo pero de buen humor, osea recién comido. Yo soy yo con la barriga llena y también lo soy antes de comer –y les puedo asegurar que bastante más desagradable si la comida se retrasa arbitrariamente y no he tomado ningún tipo de aperitivo. ¿Qué necesidad tenía mi familia de soportarme durante todo el viaje con un humor de perros?

“Pero el otro factor también toca un territorio que es fronterizo y difícil de cambiar, porque está justo en la dualidad mente/cuerpo o alma/cuerpo. En definitiva, la psiquiatría se encarga de corregir los desbarajustes del magín, es decir, de aquello que gobierna la conducta y el pensamiento. Y nos gusta pensar que somos absolutamente libres y con una infinitud de posibilidades. Es fácil caer en la tentación de pensar que si te colocas bajo la esclavitud de un compuesto, de una molécula, eres súbdito de esto, y ya no gobiernas parte de tu autonomía. Hay una parte que depende de esta muleta que te han colocado. Pero a la gente que sufre limitaciones del control le estás aumentando sus posibilidades de tomar decisiones, de elegir entre diferentes opciones, de tener más campo abierto a establecer relaciones, a vivir experiencias, a volver a disfrutar del trabajo, del juego, de las amenidades de la vida…que en definitiva es de lo que se trata.”

Tobeña habla de los casos más extremos (esquizofrénicos, depresivos severos), pero creo que también vale para los casos más suaves como es mi caso con la ansiedad.

Hace mes y medio yo tenía una ansiedad horrorosa. Es como si tuviera que hacer muchísimas cosas pero la angustia de querer hacerlas todas a la vez o el miedo de no poder hacerlas todas me impedía centrarme e irlas resolviendo una por una. El lorazepam (y tres días sin ir a trabajar) me permitieron volver de algún modo a mi ser. Cada mañana tenía una energía superior a la normal (el miedo nos hace correr más deprisa) pero podía canalizarla en las tareas del día. Mi comportamiento no se desordenaba, podía ejecutar con firmeza pero sin una agresividad peligrosa todas las tareas del día.

Pondré un símil. Es como si tuviera que andar a la par que un grupo y mi propio dinamismo me obligara a acelerarme y separarme y adelantarme en la marcha constantemente. Las pastillas eran como una mochila pesada que me obligaran a andar al paso de todos. Esa mochila no me quita libertad. Yo quiero andar al paso del grupo. Mi situación personal o mi propio carácter o lo que sea me acelera y me separa del grupo. Cargar con la mochila me permite hacer lo que quiero hacer. Lorazepam me da más libertad, no me la quita.


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Hay una parte de la entrevista que me parece un poco contradictoria con todo esto. Pero eso para otro día que ahora tengo que ir a ver con mi familia la ciudad de las Artes y las Ciencias.

Me gusta mucho desde el punto de vista arquitectónico la torre de control del edificio la Copa América.

23 marzo, 2012

Descansar en la amargura.

En el blog de una inteligente estudiante de magisterio, Cristina, encuentro este video con el que me identifico plenamente. Dura menos de un minuto.

Algunas veces lo he dicho. Soy masoquista. Mi vida consiste en regodearse lamentandome de lo que he hecho mal, de lo que no he hecho, de lo que pude haber hecho. De lo malo que pasará y quizás pase.
Veo posibles peligros en mil sitios. Cuando no tengo males verdaderos me los invento.

Por otro lado soy un tipo eufórico y alegre. Con ganas de vivir y contento de estar vivo. Pero con esa otra cara sufriente, doliente.

En el video mi mujer está respresentada por Don Gato.
Sufro, sufro, sufro, sufro.

Por cierto, el blog me parece tan inteligente y con tanta madurez en las cosas que dice que me cuesta creer que realmente se trate de una estudiante de magisterio. ¿Pero qué sentido tendría fingir?

25 agosto, 2008

JUSTIFICARSE

Una cosa me resulta muy llamativa.
Que un mismo texto pueda servir para una cosa y para su contraria.
Me explico. Consideremos el famoso texto del Arcipreste de Hita que musicó Paco Ibañez.

"Hace mucho el dinero, y mucho es de desear:
al torpe lo hace bueno y hombre de respetar,
hace correr al cojo y al mudo lo hace hablar,
y el que no tiene manos, también lo quiere tomar.

Aunque el hombre sea necio y rudo labrador,
dineros lo convierten en hidalgo o doctor,
cuanto más rico es uno, más grande es su valor;
quien no tiene dinero, no es de sí señor.

Si tú tienes dinero, tendrás consolación,
placeres y alegrías y del papa ración,
comprarás el paraíso, ganarás la salvación,
donde hay mucho dinero, hay mucha bendición."

Tradicionalmente yo había considerado este poema como una crítica al poder del dinero: no está bien que pueda comprarse todo. Quizá las cosas en el mundo funcionen así pero no deberían ser de ese modo.

Pero lo que llama la atención es que en lugar de una crítica a la realidad existente el poema se puede convertir en la legitimación de una realidad injusta.

“De acuerdo, sería muy hermoso que existiera justicia y que cada uno tuviera los méritos que realmente tiene con independencia del dinero que posee. Desengañémonos, la realidad es la que es, los hechos son los hechos, una cosa es lo que las cosas deben ser y otras las que son. No somos ángeles. Acéptalo. Poderoso caballero es Don Dinero.”

Me maravilla el hecho de que un mismo texto pueda servir para dos cosas tan contrarias: criticar o justificar.

Vaclav Havel, el que fue presidente de Checoslovaquia, decía que cuando encontraba a alguien que le contaba lo mucho que estafaban y robaban todos los demás, no podía por menos que imaginar que su interlocutor se estaba justificando para robar él.

Criticar lo que sucede está bien, pero a veces, cuando la crítica es total, cuando “todo es una mierda” es muy probable que la crítica tenga una sola finalidad distinta de la que parece.

“Si el mundo es así ¿cómo podría ser yo de otra manera?”

27 junio, 2008

NECESIDAD DE PERTENENCIA

Me sorprende mucho la fuerza con que sentimos la necesidad de pertenecer a un grupo. Me parece poco racional y sin embargo es completamente real.

Yo no pude ver los debates de Rajoy y Zapatero. Hubiera sufrido demasiado. Tampoco estuve en la noche electoral, me metí en el cine antes de saber nada y sólo me quise enterar de los resultados cuando eran definitivos. No podía soportar la incertidumbre de los primeros datos, el subir y bajar de los escaños....

A mi hijo no le interesa la política sin embargo parece que siente la necesidad de pertenencia a un grupo con la misma fuerza que su padre. El otro día, nos contaba que en el partido contra Italia, lo veía en un bar con sus amigos, se levantó de la silla cuando faltaban 20 minutos y ya no se pudo volver a sentar. "Lo paso muy mal" decía.

Se ve que ambos necesitamos sentirnos ligados a un grupo humano con el que nos identificamos y cuya suerte es nuestra suerte. Aunque cada uno satisface su necesidad en ámbitos distintos.







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Escribí esto durante el partido. Cuando España ganó salí con my wife a ver a la gente celebrarlo en la calle. La Gran Vía, y la Puerta de Zamora estaba de bote en bote. Es curiosa esa alegría de la masa que no está en ningún centro pero se contagia a todos. Está en todos y ninguno a la vez. Fue emocionante.