Yo público y yo privado.
En mi libro de inglés (en el que estudiamos en la EOI) hay un tema que habla de grafología. Algunos rasgos de la firma mostrarían distintos aspectos de nuestra
la personalidad. Por ejemplo, la distancia que hay entre el nombre y el
apellido nos hablaría de si hay mucha separación entre el self público y el
self privado. Me da lo mismo si la grafología es fiable o no. Pero nunca había
pensado en esto de que pudieran existir dos “yoes” diferentes. Quizás porque yo
no hago mucha separación entre uno y otro. Me sale ser el mismo siempre. No sé
si es bueno o malo pero no me esfuerzo para mantenerlos separados. A excepción
de con mis alumnos de segundo de la ESO, los más pequeños que tengo, ante
quienes intento ser un profesor serio y exigente, con los demás soy bastante
espontaneo. Si todos los mayores leyeran este blog no se extrañarían demasiado.
Con excepción de algún detalle todo les parecería en mi línea habitual.
Por un lado tiene sentido mantener separados el ámbito
público y el privado. Del mismo modo que en el lenguaje hay diferentes
registros. Mi tendencia es a creerme un embustero si represento un papel, aunque soy consciente (teóricamente) que representar un rol no es
mentir, sino simplemente cumplir con lo que es tu deber en ese momento.
Tengo dos direcciones de correo diferentes, una para alumnos
y otra la de loiayirga, que es la personal. Peo para cuestiones administrativas en
el instituto y con mis compañeros de trabajo uso la personal. Me he arrepentido
de esto último pero es demasiado tarde para borrar el rastro de la dirección de
loiayirga. Y ya no lo intento. Mezclar el yo privado con el público te hace más vulnerable, no hay
barreras, no hay defensas. Si alguien quisiera perjudicarte sería más fácil.
Por otro lado, te protege de un tipo de ataque muy peligroso que consiste en
mostrar a la luz pública lo que mantienes escondido.
Si todo está a la vista… nadie puede desnudarte.
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