05 abril, 2008

UNA IDEA DEL AMOR QUE HA MARCADO MI VIDA

Hoy quería hablaros del libro que posiblemente ha influido más en mi vida. Se trata de “El arte de amar” de Erich From. Si exceptuamos los evangelios, seguramente el que más.

Yo no leo mucho, pero si lo hago y me lo creo aquello configura mi vida. Los hombres captamos la realidad a través de las ideas de modo que es muy importante las que tenemos para conocer el mundo.

Mi manera de entender el amor de pareja se fraguó leyendo el capítulo del “amor erótico"de From. Aunque podéis encontrarlo completo en el enlace, voy a copiar lo que en mi libro tengo subrayado.

Por su propia naturaleza es exclusivo y no universal; es también, quizá, la forma de amor más engañosa que existe.
En primer lugar se lo confunde fácilmente con la experiencia explosiva de “enamorarse”, el súbito derrumbe de las barreras que existían hasta ese momento entre dos desconocidos. Pero, como señalamos antes, tal experiencia de repentina intimidad es, por su misma naturaleza, corta duración.
Pero la intimidad de este tipo tiende a disminuir cada vez más a medida que transcurre el tiempo.
El resultado es que se trata de encontrar amor en la relación
con otra persona
, con un nuevo desconocido. Este se transforma nuevamente en una persona «íntima», la experiencia de enamorarse vuelve a ser estimulante e intensa, para tornarse otra vez menos y menos intensa, y concluye en el deseo de una nueva conquista, un nuevo amor -siempre con la ilusión de que el nuevo amor será distinto de los anteriores-.
Como la mayoría de la gente une el deseo sexual a la idea del amor, con facilidad incurre en el error de creer que se ama cuando se desea físicamente.
Si el deseo de unión física no está estimulado por el amor, si el amor erótico no es a la vez fraterno, jamás conduce a la unión salvo en un sentido orgiástico y transitorio. La atracción sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión pero, sin amor, tal «unión» deja a los desconocidos tan separados como antes -a veces los hace avergonzarse el uno del otro, o aun odiarse recíprocamente, porque, cuando la ilusión se desvanece, sienten su separación más agudamente que antes-.
El amor debe ser esencialmente un acto de la voluntad, de decisión de dedicar toda nuestra vida a la de la otra persona . Ese es, sin duda, el razonamiento que sustenta la idea de la indisolubilidad del matrimonio, así como las muchas formas de matrimonio tradicional, en las que ninguna de las partes elige a la otra, sino que alguien las elige por ellas, a pesar de lo cual se espera que se amen mutuamente. En la cultura occidental contemporánea, tal idea parece totalmente falsa. Se supone que el amor es el resultado de una reacción espontánea y emocional, de la súbita aparición de un sentimiento irresistible. De acuerdo con ese criterio, sólo se consideran las peculiaridades de los dos individuos implicados -y no el hecho de que todos los hombres son parte de Adán y todos las mujeres parte de Eva-. Se pasa así por alto un importante factor del amor erótico, el de la voluntad. Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso -es una decisión, es un juicio, es una promesa-. Si el amor no fuera más que un sentimiento, no existirían bases para la promesa de amarse eternamente. Un sentimiento comienza y puede desaparecer. ¿Cómo puedo yo juzgar que durará eternamente, si mi acto no implica juicio y decisión?

Cuando comencé mi relación con Pilar, tenía claro que no se trataba de probar con ella y si no salía bien buscar otra. Si quería formar una pareja habría de ser con ella (era un acto de voluntad) y nuestras desavenencias no podían atribuirse a que no era la persona idonea sino a que algo estabamos haciendo mal. Si fracasaba con ella no encontraba motivos para pensar, como dice el texto, que fuera a irme mejor con otra.
Gracias a este capítulo de From -que me proporcionó un mapa del mundo en este asunto- las cosas me salieron como me han salido y estoy bastante contento. No voy a decir que un diez -sería exagerar- pero un notable sí nos merecemos.

8 comentarios:

  1. Loiayirga, creo que tenemos muchas cosas en común. He sacado ese libro de la estantería. En la última página pone la fecha en la que acabé de leerlo: 21-I-89. En esa época andaba yo con una confusión mental (y senti-mental) considerable, aunque ya salía con la que ahora es mi mujer.

    Recuerdo que fue uno de los libros que le di a leer (¿se sigue haciendo esto hoy?) Tuvo más éxito que la música que le di a escuchar, aunque no sintonizaba demasiado con sus ideas de entonces. Ahora, ese libro lleva marcas mías y suyas.

    Y, quizá lo más curioso. Debía hacer quince años que no abría ese libro, pero seguro que aciertas por qué página se ha abierto… Justo por ahí estaba medio desencuadernado.

    De todos modos, siempre he pensado que lo que ha sido decisivo para que me haya ido bien (al menos hasta ahora) no ha sido este libro ni ninguno, sino el ejemplo de mis padres y toda la manera de ver el mundo que mamé en mi familia. Pero sí es cierto es que cuando, tras la adolescencia, lo has cuestionado todo, y vives en esa confusión mental de la que hablaba al principio, viene muy bien encontrar un libro bien articulado, y con la voz de un intelectual, que te devuelve a casa…

    Gracias por este post…

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  2. Es cierto que el ejemplo de los padres es muy importante. Sin embargo, las ideas que tenemos sobre las cosas presagian el comportamiento que tendremos ante ellas.

    Si ahora la gente cree que el amor es un sentimiento (que viene y se va) y lo indentifica con el enamoramiento, parece natural que cuando ese sentimiento declina busquen el enamoramiento con una persona nueva. Para ser fieles al amor-pasíón tienen que sacrificar cada cierto tiempo la pareja estable.

    Eso sí, estoy de acuerdo contigo en que ese modo de entender el amor, esas ideas, también se maman en la familia.

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  3. No por Dios, Loia, Erich Fromm otra vez no.
    Me niego a pensar que pueda haber influido en alguien. Pero ya veo que ¡sin perdón¡

    Celebro su monogamia pero es de todos sabido que el hombre tiende a la poligamia por naturaleza mientras a la mujer le tira mas la cosa de cuidar la fratria. Es más ¡qué sería de usted sin poder fantasear con la poligamia¡ Si es que un 50% de los post van sobre lo mismo.

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  4. caramba, Loiayirga, no corra usted tanto. Yo aùn estaba rumiando mi comentario al ùltimo post, el de los grillos. y ahora dònde lo cuelgo? Ha logrado usted que se me quede viejo en dos dìas. Tanto hablar de consumismo.... Es verdad que sus artìculos son breves, sin estridencias retòricas, con ese tono de espontànea familiaridad... Pero algunos son un poco como los cubitos de caldo concentrado: hay que dejar que se disuelvan bien en el agua, sòlo asì se pueden saborear...
    En fin, Erich Fromm, que levante la mano el visitante de este blog que no lo haya leìdo en su adolescencia

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  5. Baciyelmo, puedes poner tu comentario sobre los grillos en el post correspondiente, o en este.
    Si lo pones en aquel, pasado un tiempo parecerá en comentarios recientes y yo lo leeré igual.

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  6. Pues claro que el hombre tiende a la poligamia por naturaleza... por eso hace falta la cultura (o sea, Erich Fromm, etc) para contrapesar esa inclinación...

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  7. Pues mire Vd, yo no leí ese libro aunque si he leído "el lobo estepario" ¿cuenta igual?

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  8. Hola:

    No nos conocemos. Vivo en Zamora. Solamente quería recomendar un libro y un autor, si no lo conoces ya. El nombre es Antonio Blay, y el del libro "ser. curso de psicología de la autorrealización." Hay bastantes libros de él en la biblioteca pública. A mí me parece muy interesante lo que plantea.

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