04 febrero, 2015

Promesas eróticas.

Woody Allen decía, creo que en El dormilón, que las mujeres de la revisa Play Boy no eran reales.

He encontrado este texto de Medardo Fraile en “Buscandoleonesenlasnubes”.

Escuche... Antes de venir aquí he estado viendo un rato la televisión; había una revista. Las chicas del conjunto eran todas igual de altas; tenían todas caras inteligentes -¡figúrese usted!-, todas parecían alegres -¡figúrese!-, y los muslos de todas eran un verdadero sueño. ¿Cree usted que son de verdad los muslos de las mujeres? No, yo le digo que no. No hay en ellos cansancio, ni dolor, ni carne, ni sangre, ni hueso, ni un fallo, ni sirven para andar. Los muslos de las mujeres son sueño, intangible sueño que siempre se escapa; gracia, aire, luz; río de sueño que no podremos nunca apresar con los dedos o contar con palabras; fuente de sed, campo de aterrizaje de cortos e inacabados sueños; sueño que se sueña a si mismo.


No creo que se pueda decir mejor. 

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