15 septiembre, 2012

Vida, vida digital y un blog que cumple un año.

“El traje nuevo del emperador” cumple años. O mejor dicho: un año.


Su autora se llama Cristina, es licenciada en física, tiene un trabajo desconocido para mí, y recientemente terminó la carrera de magisterio. Ha llegado a la conclusión de que trabajar en educación sería lo que le gustaría, lo que sucede es que no están las cosas muy fáciles para entrar.

Su blog, nació como un trabajo de clase y habla de educación y didáctica. Su título indica la visión crítica que tiene de la educación y/o la pedagogía actual. A mí me resulta interesante y lo sigo con ganas. Además hay otra razón: ella le ha prestado atención al mío. Políticamente estamos distantes pero hemos encontrado un terreno común en el que podemos confrontar puntos de vista tranquilamente sin pensar que el adversario político es un necio, o un malvado o cosas semejantes.

Y es que mi idea del mundo de los blogs no tiene tanto que ver con ideas como con personas. Tras un blog hay un ser humano. Y cuando pones suficiente atención puedes “verlo”. Y eso permite que cuando recibes un comentario en el blog te sientas acompañado. Sientes que alguien te escucha. Y todos necesitamos que alguien nos escuche. Que alguien se tome tiempo para leer lo que escribimos nos alegra y que se tome tiempo en responder por escrito, que exige mucho más esfuerzo que el que requiere responder oralmente en una conversación normal, mucho más.

Según su marido, María, amiga en la vida real, me lee. Eso me alegra. Aún me alegraría más si alguna vez dijera algo. Que su marido no me lea me entristece, pero eso es otra historia.

Pseudópodo, con quien también he hablado de este tema, insiste mucho en el contenido de las ideas, en el interés que tenga en sí mismas, no tanto en quién las dice ni en la relación que se establece entre dos personas al hablar. Y lleva razón, es claro que eso es muy importante pero muchas veces se habla con el amigo no por lo que tiene que decirnos sino para “escuchar su voz”. La primera vez que escuche esto me pareció una tontería pero luego me he dado cuenta de que es verdad. Hablar con alguien es intercambio de información pero a la vez es, también, “estar con alguien”, aunque solo se esté hablando del tiempo.

Para mí no hay escisión entre el tiempo que pasamos en la red (escribiendo o leyendo a otros) y el tiempo en que no lo hacemos. Como no hay escisión entre el tiempo que paso con un amigo hablando por teléfono y el tiempo que hablo con él cara a cara. Hay unos condicionantes propios del medio pero en ambos casos se trata de la misma relación y la misma vida. Eso al menos me pasa a mí. Quizás hay otro condicionante. Yo hago intercambio inglés-español con la misma gente todas las semanas (siete u ocho contactos). Hablamos por Skype y nos vemos las caras. Con algunos ya he tenido encuentros en persona pero con otros no, aún así, con todos mi relación es “personal”, es decir, aunque lo que hacemos es practicar un idioma, en esa práctica estoy tratando con “alguien” al que termino conociendo bastante a base de hablar y hablar. Yo aprendiendo inglés… he hecho amigos. Y tomen esta palabra en su sentido amplio y con todas las reservas que quieran.

Cuando yo estoy en Skype hablando con alguien ¿Dónde dirían que estoy? ¿En la red o en mi cuerpo mortal?

Navegar en internet no es una vida diferente, es una parte de la vida.

También es cierto que alguna vez en esas relaciones personales digitales me he encontrado en Internet con un trampantojo. Quizás la red se preste un poco más a la mentira, pero no creo que mucho más. El que es mentiroso fuera es mentiroso dentro. Y también en la vida corriente encontramos mentirosos, o estafadores o simplemente fantasmas.

En fin, felicidades a Cristina por su primer año de blog, decirle que estoy muy contento de haberla encontrado y QUE CUMPLAS MUCHOS MÁS.

Y aquí hay otra entrada relacionada con ésta de cuando veía más división entre mí y Loiayirga.

8 comentarios:

  1. Loiayirga, había leído algunos comentarios tuyos en varios blogs pero no sabía que tenías uno propio.
    Por cierto, ¿Loiayirga no es el nombre de una asamblea de notables (mejor sería decir de 'muy deficientes') afganos?
    ¡Un saludo!

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  2. Muchas gracias por tus palabras, Loiayirga. Como bloguera, también he meditado algo sobre las relaciones que se establecen entre autor y comentarista dentro de un blog. En primer lugar, si escribimos es que queremos que alguien nos lea, esto es impepinable. A mí en particular me suele dar bastante vergüenza que la gente que me conoce lea lo que he escrito, por inseguridad y por pudor (¡y eso en mi blog no trato temas personales!). Después, claro, si una está interesada en un tema en particular, busca intercambiar ideas con personas que tienen intereses afines, lo que a veces no se encuentra en el círculo más cercano. Por todo esto, escribir en la red es ideal. En principio, veo el blog como medio para intercambiar ideas, aunque también tengo que darte la razón en que además de intercambio de información ha intercambio "humano". No se puede evitar imaginar cómo es la persona que está detrás de un comentario y empatizar con ella de alguna manera. Y después, claro, está ese pequeño ser egocéntrico que todo bloguero lleva dentro. Da satisfacción, no ya saber que nos leen, sino saber que lo escrito ha interesado a alguien. Te diré que después de mucho pensar, y como acto de confianza y amistad, le he dado la dirección de mi blog a unos pocos amigos y no les ha interesado lo más mínimo. Después del vistazo inicial no han vuelto a conectarse… y mi ego sufre :-) Tampoco me hizo nada de gracia que la nota que saqué por mi bitácora, que no hay que olvidar que fue un trabajo de clase, fue muy normalita, dentro del promedio de la clase, cuando "estaba perfectamente claro que mi bog era el mejor de todos" (lo entrecomillo, porque es algo que me dije sólo a mí misma, que la vanagloria es muy fea :-)).
    En definitiva, te doy la razón en que la vida dentro de internet es también vida. Están las relaciones íntimas con la pareja, la familia y los amigos más cercanos, las relaciones cordiales con compañeros y conocidos, los intercambios superficiales con vecinos, las charlas de café, las discusiones acaloradas sobre política o filosofía tomando cañas… y está la comunicación por internet. Todo es vida.

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  3. Nicolás, no te equivocas. He encontrado poca gente que lo sepa. Creo que es una especie de consejo de ancianos afganos. Escuché la palabra por la radio en otros tiempos, me pareció sonora y la adopté como nick.
    No la escogí por su signficado sino por su sonoridad y porque estaba seguro que no se repetiría en la blogosfera.
    ¡¡Aunque a veces soy un poco talibán!!

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  4. ¿ese pequeño ser egocéntrico que todo bloguero lleva dentro?

    ¿pero tú no sabes cómo se suicida un bloguero? Se tira desde lo alto de su ego. :)

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  5. Pues después de leer lo que ha escrito Cristina, veo que estoy de acuerdo prácticamente en todo.

    De todos modos, yo escribiría aunque nadie me leyera, y de hecho llevaba haciéndolo muchos años en cuadernos (los que escribo en el Cercanías están en el origen de muchos posts). Empezar a escribir en un blog no fue premeditado, resultó algunas cosas era más cómodo ponerlas en un cuaderno en internet que en un cuaderno de papel.

    Luego un día alguien puso un comentario, y eso de que te lean cambia la cosa radicalmente. El blog tiene ahora mucho de tertulia, y poder debatir las ideas es enriquecedor. Además, claro está, de lo que te acaricia el ego (creo que el chiste te lo conté yo, loiayirga). Pero tampoco es que me importen sólo las ideas: cada comentarista acaba teniendo una voz, y cuando alguno de los habituales pasa mucho tiempo sin aparecer, lo echas de menos.

    En lo que no coincido es en que no haya separación con el resto de la vida. Casi nadie de mis conocidos reales sabe que escribo un blog, y lo prefiero. Estoy muy tranquilo siendo un personaje gris, no teniendo que apartar a las fans ni firmar autógrafos por la calle… :-)

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  6. Te leo, me gusta hacerlo y seguir esa parte de tu vida que compartes en la red.
    No te escribo comentarios porque me resulta difícil hacerlo, yo soy más de hablar, por escrito la duda me asalta continuamente.
    Para que sepas que te sigo te enviaré de vez en cuando un beso.
    María

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  7. Cristina, ya lo sabes, el mérito del chiste del bloguero era de Pseudópodo. Lo he buscado en internet y parece que también se lo atribuyen a los argentinos. Quizás antes que a los blogueros. Solo conozco a un argentino y desde luego tiene el ego bastante "hinchado".

    En todo caso, Pseudópodo, yo rematé antes el balón que me puso en la puerta Cristína, y lo hice gracias a mi buena memoria y a que no desaprovecho ninguna oportunidad cuando se trata de hacer sonreir a alguien.

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  8. María, muchas gracias por seguirme y por tu comentario. Lo cierto es que si una persona no comenta nunca no sabes que está ahí. Y saber que hay gente que te lee te motiva para escribir.
    Pseudópodo, dice que él seguiría escribiendo. A veces uno escribe para aclarar las propias ideas. Ayuda mucho a ello tener que explicarlas a otro. A mí alguna vez me ha pasado que escribo un post sobre un tema y al final ni lo publico (o lo publico muchísimo más tarde). Escribiéndolo y poniendo en claro el asunto es como si ya hubieras expulsado el demonio que te rondaba en la cabeza. Una vez escrito dejas de darle vueltas (incluso aunque no lo cuelgues en el blog).

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