15 marzo, 2012

Mi humilde frenesí.

Creo que vivimos en un mundo que nos exige siempre más. Un mundo de locos.


Nuestro estilo de vida consiste en poder hacer siempre cuantas más cosas mejor. Cuantas más cosas hagamos más se mueve la economía. Cuanto más hagamos más somos.

Al principio de curso me di cuenta que mi horario de las tardes estaba sobrecargado. No pensé que me daría el yuyu que me ha dado pero la cosa estaba clara.

La siesta es obligatoria en mi caso y eso no lo perdono.

Los lunes después de la siesta a las cuatro y media hablo inglés y español por Skype con PG, periodista británico. Una hora. Salgo corriendo para llegar a la Escuela de Idiomas a las seis, hasta las ocho. Cuando llego a casa todavía tengo que preparar algo para el día siguiente. La clase de psicología me exige preparación pues nunca estudié esta asignatura en la carrera y aunque ya la he impartido varios años nunca cojo una rutina repetitiva. El sol es nuevo cada día. Este año busco en internet pequeños videos de cinco minutos que ilustran los distintos aspectos que marca el programa. Que si palomas que aprenden en una caja de Skynner, que si cómo funcionan los neurotrasmisores, que si el lenguaje no verbal, que si el desarrollo sexual del adolescente…

Hay videos muy ilustrativos pero encontrarlos lleva tiempo.

El martes exchange languages con K. (un americano de Idaho, marido de C, con quien hablo los jueves) y luego salir a entrenar con dos compañeros para la media maratón. Cuando llegas a casa tienes que ducharte y preparar de nuevo cosas para psicología. Siempre hay también algún examen que corregir, o una tarea que mandaste en la asignatura de ética o preparar unas preguntas por escrito para que respondan los alumnos y que te aliviarán el tener que hablar todo el tiempo en alguna clase.

El miércoles se repite la historia del lunes. Antes de ir a clase de inglés a las 6 tengo que hacer los ejercicios que han mandado, siempre hay algún deber, una redacción que hacer para entregar, ejercicios atrasados del workbook que no hiciste la semana pasada… Esos no los pide la profesora y los puedes autocorregir tú mismo pero comprenderán que si quiero aprender inglés tendré que dedicarle tiempo. Salgo unos minutos antes de terminar la clase a las 8 para llegar a tiempo de hablar a las ocho y cuarto inglés-español con B. una británica con la que tengo muy poco en común pero a las que el interés por aprender otra lengua nos mantiene juntos una vez a la semana durante una hora todos los miércoles. Cuando termino ceno y me relajo un poco antes de hablar otra hora con una jovencita de 22 años que apenas sabe español, este es un contacto reciente y últimamente ha faltado a las citas, quizás la he perdido.

El jueves entro muy tarde al instituto por la mañana y puedo trabajar un rato antes. Quien dice trabajar dice preparar apuntes para los de segundo de Bachillerato. Este año tengo todos los grupos de segundo, cuatro, en grupos de veinte alumnos. Es una gran responsabilidad porque algunos o muchos irán a la selectividad y en los Institutos todo el mundo considera que la nota que sacan tus alumnos en selectividad es la nota del profesor. Perdón, se me ha escapado que lo que me interesa es no quedar mal como profesor en lugar del futuro de mis alumnos. En este caso ambas cosas van ligadas. Quiero que saquen buenas notas por ellos y por mí. Su triunfo es mi triunfo.

Después de más de veinte años dando clase uno podía tener ya sus apuntes de historia de la filosofía hechos y rematados a la perfección. No es mi caso. Siempre estoy cambiándolos. Este año porque el centro es nuevo y algunos de estos grupos tienen un nivel altísimo. Estoy ampliando los que tengo un montón. Y además el tipo de examen cambió en los últimos años en Filosofía y hay que adaptarlos al nuevo modo de preguntar en selectividad.

La tarde del jueves es de relax, las clases del viernes casi siempre están ya preparadas, todas son de segundo de bachillerato y solo tengo que repetir tres veces una clase que ya di el jueves por la mañana.

Pero una tarde de relax no significa vacía. Hay que salir a correr después de hablar una hora con C. y practicar luego otra hora al volver con otra americana, una profesora de español en Maryland, que aprendió nuestra lengua viviendo cuatro años en Sevilla cuando era joven.

Se me olvida Patrick, americano también, este año da clases de inglés en Alemania. La hora de su cita ha ido cambiando de día de la semana, y hay muchas veces que fallamos.

Los viernes y el domingo por la tarde (cuando en Siberia es de noche) hablo con una cálida rusa, profesora de inglés, con quien me rio mucho y de la que emana un optimismo contagioso. Es la única no nativa con la practico inglés, pero es muy guapa, sabe mucha gramática y compensa con creces. Por eso hablo con ella dos días a la semana. Aunque los finde que salgo con la caravana pierdo estas charlas.

Si a eso le suman ustedes leer en ratos sueltos la prensa en el Ipad, seguir el blog de Pseudópodo y comentar en ese y en algún otro, pensar y escribir alguna entrada para el mío, escuchar por las mañanas en el MP3, no las noticias, listenings de la BBC para ver si de una vez se me abre el oído a la maldita lengua de Shakespeare… si le suman todo eso pueden hacerse idea que mi vida no está vacía.

¿O será que la lleno de cosas porque está vacía de sentido?
Se me olvidaba, mis padres viejos están dos pisos más abajo. Es frecuente que requieran atención, aunque hay alguna semana que no bajo ni un día. Lo que más trastornos me produce, al menos de responsabilidad y de cabeza, son los líos con la peruana que contratamos para que los cuide. Ahora han cambiado la legislación y tenemos que firmar un contrato por escrito. Precisamente hoy he quedado con ella para ir a la oficina de la Seguridad social para arreglar los papeles.

Seguro que hay gente que hace todo lo que yo hago, mejor que yo y además no se estresa. Seguro. Pero en fin, tengo el carácter que tengo y mi vida es así.

Este post contrasta bastante con este otro en el que pintaba a los profesores como bastante ociosos. Ambos post son absolutamente ciertos y ambos reflejan las caras de una misma moneda.

2 comentarios:

  1. Dear Loiayirga:

    Have you stopped to think that you would be much more relaxed if you decide that you don’t need to study English anymore? You do not need a good pronunciation (Kissinger never had it), you don’t need grammar, just need to make yourself understand. It seems you already have reached that level, so enjoy it. What I recommend you is to read in English: it is very easy with a dictionary (your Ipad surely has one) ... and it is much cheaper than reading in Spanish.

    As the saying goes, “a Spaniard is a person who spends all his life learning English but never speaks it”. Stop studying and start speaking. Just do it!
    Best regards,

    Pseudópodo

    P.S.: Of course, if you spend less time studying English, you will have more time available for my blog ;-) But that is only a by-product.

    ResponderEliminar
  2. Pseudópodo, aún no tengo el nivel para dejar de estudiar. Me gustaría terminar la escuela de idiomas. Por ejemplo este año he aprendido el "ojalá" (I wish I knew more English) y aún me faltan muchas contrucciones que no puedo aprenderlas solo leyendo. Aunque es cierto lo que dices, hay que usarlo en lugar de estudiarlo y es lo que yo le recomendaba a un amigo que terminó la Escuela de Idiomas el año pasado y que me preguntaba cuál creía yo que era el mejor modo de aprenderlo. A veces leo en inglés, tengo a medias un libro que se llama Wathching English, un libro de sociología sobre "lo inglés". Lo que he aprendido daría para varios post para el blog pero el problema es el tiempo.

    La vida moderna parece que nos llama a más cosas de las que podemos acudir. Creo que sería un signo de inteligencia, en mi caso, renunciar a algunas pero me resisto.
    Luego está el "listening". No consigo entender las charlas de TED, que son fáciles. Sé que se trata de horas de escucha. Y en eso estoy. Creo que dentro de año y medio quizá pueda darme por satisfecho.

    En realidad, creo que no es tanto conseguir el objetivo como pelear por conseguirlo. Y yo me lo paso bien peleando. Ahora estoy en un descanso. Después de mi sobrecarga de hace semana y media le he cogido manía al manual de inglés. Al libro de gramática que estudiaba. No sé cuando volveré a él.

    Las charlas por Skype ya me han unido afectivamente al inglés para siempre y no voy a abandonarlo pero como tú dices lo que tengo que hacer es usarlo.

    ResponderEliminar