26 agosto, 2011

Haciendo de suegros por primera vez

Corría el año 1970 y la hermana de mi padre y su hija, a la sazón una joven de 25, vinieron a visitarnos desde Madrid acompañadas de un joven al que mis padres ya conocían: el novio de mi prima. Se daba por supuesto que mi tía y mi prima iban a dormir en casa ¿pero dónde iba a dormir el novio? “Puedo dormir en el suelo en cualquier sitio, he traído un saco, en un pasillo si es necesario.”
Con independencia de lo que mi prima hubiera hecho con su novio antes de aquel viaje en una cama o en el suelo de algún pasillo mi padre no consintió que él durmiera en casa. No estaban casados y el solo hecho de imaginar que en mitad de la noche él pudiera pasar a la cama de ella o ella al suelo de él le ponía los pelos como escarpias. Después de un pequeño intercambio de puntos de vista y aunque mi tía defendía la propuesta de su “yerno” mi padre le pagó al chico un hotel.
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Mi hijo tiene novia desde hace unos meses ¿será ya medio año? y mi mujer estaba ansiosa desde el primer momento por conocerla. En Salamanca algunas noches mi hijo duerme en su casa y otras veces también come o cena allí. Como en verano pasamos la mayor parte del tiempo en Arenas mi mujer enseguida le dijo: “podías invitarla a pasar unos días.” Una vez vencidas las resistencias de él (hasta ahora se había negado a enseñarnos siquiera una foto) había que vencer las de ella pues según mi hijo tenía vergüenza.
Antes de que ella se decidiera a venir recordé la anécdota referida y sin tener muy clara cuál era mi posición al respecto le pregunté a mi mujer que dónde dormiría. No parecía que no iba a venir no tomamos ninguna decisión al respecto.
Ayer mismo, ante la llegada inminente, mi esposa le preguntó al “novio”: ¿Y donde dormirá?
“En mi cama, que es muy grande.” Hay que decir que en Arenas él duerme en una cama de matrimonio, por circunstancias ajenas a este asunto que no vienen al caso, pero lo que me llama la atención es el “o tempora, o mores”. De alguna manera yo sigo siendo mi padre (algo de su mentalidad está en mí y por eso hago un post de este asunto) y al mismo tiempo soy distinto puesto que he consentido lo que nunca pensé que consentiría. Y el que está a años luz de su abuelo y su mentalidad es mi hijo que responde a su madre con naturalidad, sin picardía, pensando que se trata de una cuestión de intendencia.
Nunca había estado de acuerdo con aquellos “majaderos” (así me lo parecían a mí entonces), padres de niños pequeños, que decían “pues yo a mis hijos les dejaré tener relaciones sexuales con toda naturalidad en su propia habitación”. Siempre he creído que uno de los incentivos para buscar la independencia económica, hacerse mayor y dejar de vivir en casa de los padres consistía en querer “independencia sexual”. ¿Cuántos años de hijo en casa me quedan con este sistema que he adoptado sin comerlo ni beberlo?
¿En qué medida mi vida la va haciendo mi mujer (cien veces más resuelta que yo) y yo me limito a observar -sometimes con cierta sorpresa- por donde trascurren los acontecimientos?
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Hay problemas que con el tiempo pasan de moda, por lo visto se resuelven solos. Me di cuenta hace casi veinte años cuando quise plantearles a mis alumnos de segundo de BUP el problema moral de las relaciones “prematrimoniales”. Aquello les sonaba a chino. Pensad cuanto tiempo hace que no veis escrita la palabra "prematrimonial". ¿Son hoy estas relaciones un problema moral abierto como lo eran en mi época? Sé que en algunos círculos católicos no tenerlas sigue siendo una norma moral pero son tan reducidos (incluso dentro de los que se llaman católicos) que en el mundo actual es un problema inexistente.
La mentalidad vigente es como una corriente que nos arrastra a todos (o casi todos) y ahora me ha arrastrado a mí sin ninguna resistencia por mi parte pero con cierta sorpresa por el modo como cambian los tiempos.

4 comentarios:

  1. Venancio, hay que ver, como cambian los tiempos!

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  2. En efecto, lo prematrimonial, como lo pretecnológico, desaparecieron hace tiempo. Ahora las relaciones prematrimoniales pueden ser entre Ramón y Atremio.
    Y la prtecnológica, escribiendo en mi IPAD no puedo estar más de acuerdo en denominar así a aquello que nos enseñaban.
    Pipurrax

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  3. "¿En qué medida mi vida la va haciendo mi mujer (cien veces más resuelta que yo) y yo me limito a observar -sometimes con cierta sorpresa- por donde trascurren los acontecimientos?"

    Eso digo yo... A mi me quedan siete u ocho años para que me pase esto que cuentas. Y pensaré lo mismo que tú...


    (By the way: he vuelto, pero no se lo digas a nadie :-)

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  4. Pipurrax y Sarapo, gracias por vuestros comentarios en un blog tan escaso de ellos.

    Pseudópodo, no seas perezoso y cuelga cuanto antes alguno de los post que has elaborado durante el verano.

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