LOS SINDICATOS VALEN PARA ALGO.
El título de esta entrada no es irónico. Me ha llegado noticia que los sindicatos sirven para algo y quiero ponerlo aquí por escrito porque me parece una noticia y lo mismo que te digo una cosa te digo la o.
Es sabido que hoy en día sufren una campaña de desprestigio. Desde mi punto de vista, su actuación es su peor campaña. La idea que yo me he hecho de los liberados sindicales por lo que he visto en mi vida en la enseñanza es que se trata de un grupo de personas que huyen del trabajo con los alumnos y que se liberan sobre todo para defender los intereses -no de los trabajadores sino- sobre todo de unos trabajadores concretos: ellos mismos. Se liberan sobre todo para no trabajar, así de sencillo.
No entiendo que el Estado subvencione a los sindicatos. Creo que reciben dinero para hacer cosas que nadie haría si no fuera porque esas actividades están subvencionadas. Creo que hay que subvencionar aquellas actividades que la gente hace aunque no reciban dinero del Estado para hacerlas. Por ejemplo: Manos Unidas. Existe antes que ninguna ONG y seguiría existiendo aunque no recibiera ni un euro del gobierno.
En la última campaña un sindicalista fue por el instituto y me ofreció un “pen drive”. Gratis. Por el morro. Un pendrive en el que se supone que venía algún archivo digital con el programa de ese sindicato. ¿Qué sentido tiene que alguien regale pendrives a cargo de los contribuyentes con el único fin de que te voten para poder seguir liberado y manejando dinero del Estado?
En la película “Las invasiones bárbaras”(la película transcurre en Canadá) el sindicalista quedaba fatal. No sé si en todos los países desarrollados los sindicatos se han convertido en una especie de clase ociosa y privilegiada pero daba esa impresión.
Pero no he escrito este post para poner verde a los sindicatos. O no solo para eso. Uno de mis hermanos trabaja en una fábrica en el norte de España. Le pregunto por su horario de trabajo. Me dice que es bueno. Que la empresa respeta las leyes, que las horas extra las paga como horas extras y no se trabaja más de lo que permite la ley. Que “allí los sindicatos funcionan muy bien” me dice. Y yo me alegro por él. Será verdad. Prometo que el título del post no es irónico. Seguramente no en todos los sitios las cosas son igual. Lo que yo conozco es una cosa y la que conoce mi hermano es otra. Quizá el sector funcionarial –que es el que yo conozco- sea especialmente proclive a la degeneración. Bienvenidos sean los sindicatos en aquellos ámbitos en que son necesarios y además eficaces.
Es interesante la reflexión. A veces nos enrocamos en la experiencia personal y se nos olvida que los sindicatos pueden ser útiles y necesarios, para eso se crearon con el esfuerzo de muchos trabajadores. Algunos sindicalistas deberían tener más presente ese esfuerzo para no traicionarlo por incompetencia.
ResponderEliminarEfectivamente, hay fábricas como las de tu hermano en la que los sindicalistas han luchado mucho para que se den esas buenas condiciones de trabajo. Y es una pena porque con el desprestigio social que han sufrido (en parte debido al sindicalismo funcionarial pero también no se nos olvide que todo lo que lleve la contraria hoy en día molesta y más cuando los que tienen los medios de comunicación son los que los tienen) en muchas empresas se está perdiendo el respeto por el sindicalismo y en esas empresas son útiles. Así hay muchos representantes sindicales (de buenos representantes que los hay) que cuando consiguen mejorar alguna condición laboral es gracias a que la empresa es buena y cuando no lo consiguen es porque él es una mala persona, un aprovechado y un mal sindicalista.
ResponderEliminarLos buenos sindicalistas sufren mucho. En eso se nota que son buenos.