SOBRE LOS REALITIES
Hace mucho escribí una entrada sobre “los reality”. En aquel momento quise hacer una breve historia porque había visto un punto de inflexión con “el efecto Rhristo” en “Operación Triunfo" y me interesaba contarlo. A lo mejor algún día lo hago. En realidad ya había escrito antes defendiendo Gran Hermano.
Ha vuelto a suscitar mi atención el tema porque mi familia ve FAMA con mucho interés. No me gusta hacer propaganda a la cadena de PRISA, pero es en la Cuatro, qué le vamos a hacer. Yo lo vería (veo algunos trozos) si no fuera porque coincide con la hora de la siesta que yo me acuesto con pijama.
J., un compañero, se pone muy nervioso cuando defiendo los reality y digo que son un nuevo género televisivo. Él dice que es como si fueras a una tienda a comprarte unos calzoncillos y el dependiente consiguiera venderte los mismos que llevas puestos.
Definamos qué es un “reality”. Es un programa en el que se coloca delante de una cámara a un grupo de gente corriente y se les deja grabando el tiempo suficiente como para empiecen a “vivir”. Cuando ya se están comportando de un modo “espontaneo” es cuando el programa empieza a tener interés. (Si queréis un día discutimos si es posible ser espontaneo delante de una cámara, hoy no toca)
¿Qué es lo que la gente busca en un reality?
Relaciones humanas y sentimientos. Ese es su contenido principal. A mi amigo J., profesor de inglés, le sabe mal que diga que tienen como tema lo mismo que le interesaba a Shakespeare, pero así creo que es. Puede resultar blasfemo querer acercar dos cosas tan dispares pero el interés que hay en la gente a la hora de ver una cosa y otra es el mismo.
Estos programas tienen guionistas que cuentan historias de pasiones y sentimientos, como hacía Skakespeare. La historia de una amistad, un amor, o una pelea entre personas que tienen que distribuirse las tareas de una casa. No digo que lo hagan igual Shakespeare y los guionistas de la TV, a decir semejante disparate no me atrevo, lo que quiero destacar es que la motivación en los espectadores es la misma viendo una obra de ficción y viendo un reality.
Y el espectador busca sentimientos en los personajes. Y además de verlos juzga. Inevitablemente juzgamos si deben sentir lo que sienten, evaluamos lo que les pasa y lo aprobamos o lo reprobamos.
Los espectadores vemos “modelos” de seres humanos. Y elegimos entre ellos. “Así hay que ser, como ese”. “Así no hay que ser, como aquél”.
Si tuviera que decir de qué trata un reality diría que trata de dos cosas: de “psicología” y de “moral”.
Con la primera palabra me refiero a “como es la gente”. Extrovertidos, tímidos, graciosos, cabeza-huecas, vanidosos, ocurrentes, observadores, caprichosos, generosos, celosos, miedosos, egoístas, desinteresados, leales, primarios, mentirosos, ingenuos, hipócritas, deslenguados, impulsivos, mezquinos, desprendidos, calculadores, nobles, retorcidos, tiquismiquis, puñeteros…
Con la segunda palabra me refiero, a lo que nos parece bueno o malo en las personas, casi lo he dicho ya en la primera porque muchos de los adjetivos que he usado no solo describen un modo de ser y comportarse sino que además incluyen una valoración moral: dicen si ese rasgo es bueno o malo.
De eso creo que trata el programa: de psicologia -llamarla barata si quereis- y de moral.
La meta principal de los reality no es otra que hacer dinero. En el caso de GH, además funciona como cantera de otros programas que, estos sí, son telebasura.
ResponderEliminarPero al margen de estas afirmaciones, a mi no me gustan demasiado. No me interesan, en general, las vidas de estas gentes en sus diversos tipos de encierro. No lo veo y punto. A mi, a veces, me ayudan a culturizarme, como decía Groucho: cuando mi santa ve un reality, dejo la sala y me voy a leer o a actualizar el blog.
Que los programas televisivos están hechos para ganar dinero no me parece intesante. Como no me parece interesante que las telefónicas están hechas para ganar dinero o que las agencias de viajes buscan lo mismo. Eso es verlo desde el lado del fabricante y no digo que no tenga su interés, pero a mí no me interesa.
ResponderEliminarYo quiero conocer qué es lo que lleva a los espectadores a ver esos programas y no otros. Mi objetivo en este asunto es saber "por qué" a la gente le gusta lo que le gusta.
Parto de la premisa de que, como no tengo tele, no soy ninguna autoridad en la materia. Lo que sé de los reality me llega a través de los comentarios de la gente en general y de mis alumnos en particular. También a mì, cuando empezò el fenòmeno me intrigaba qué es lo que llevaba a la gente a pasar horas delante de una pantalla con la ilusiòn de estar mirando por el ojo de la cerradura. Curiosidad. Parecida, quizà, a la que me ha llevado a mì a entrar en este blog. Visto desde aquì, me parece que es màs una actitud filosòfica la que nos empuja hacia los reality que un interès literario. Frente al teatro o a la obra literaria en general, lo que prima es la emociòn estética, el gozo, el deleite. El juicio, si lo hay, viene después
ResponderEliminarlos realities son basura
ResponderEliminarSi la tesis de Loia es cierta se puede decir que a mí y a otra mucha gente la psicología y la moral nos aburren.
ResponderEliminarA la mayoría de las personas lo que más las entretiene es ver pasar, actuar y juzgar a la gente y si encima puedes identificarte o identificar a tus conocidos (idealmente, claro) con los que salen en la tele, mejor; si se pueden vivir experiencias emocionantísimas a través de ellos, pues pa qué queremos más.
ResponderEliminarA las minorías (Ley de D’Hont) les da por pontificar en los blogs que son más interactivos y prestigiosos.
A niños y mayores de siempre les han gustado los cuentos en las horas de ocio aburrido … y a todas horas también, sospecho.
Evadirse. Fantasear. ¡Venga! a ver quién se atreve a confesar sus pensamientos más “profundos” cuando anda fantaseando evasiones … Los reality se quedan cortos.
En resumen: de acuerdo con Loia.
Porqué la gente les ve... porque hay mucho cotilla. O lo que es lo mismo, porque hay muchas personas interesadas en la vida intima y cotidiana de otra gente. Siempre que se conoce algo, se juzga.
ResponderEliminarY no digo cotilla con ánimo peyorativo. A fin de cuentas un escritor que trate de temas íntimos y personales (casi todos) se podrían considerar así.
¿por qué la gente está interesada en la vida de otra gente? Es la generalización de esa pregunta.
Cuando empezaron gran hermano y operación triunfo a mi también me generaba cierta curisidad observar la forma de ser de los concursantes. Ahora no los veo porque me aburren, sé que no voy a sacar nada útil de ellos. Sin embargo me gusta ver fama después de comer, creo que aquí hay un valor añadido por la expresión del baile y el aprendizaje a que se someten los participantes. Creo que tiene mérito la preparación que tienen y que tampoco van a alcanzar una fama desproporcionada y frívola. Aunque a veces también es un poco pastel, los profesores sobreactúan y se busca un poco la sensiblería.
ResponderEliminarLas personas que dicen que estos programas les aburren no son las que me preocupan.
ResponderEliminarLo que me parece injusta es la mala prensa que sufrió GH en su momento. Y por extensión toda la mala prensa de que gozan los realities. A mí no me entretiene el futbol pero no por eso pienso que los que ven futbol son descerebrados.
Sin embargo no termino de ver GH sin mala conciencia. Se ha dicho tantas cosas y tan fuertes sobre el espectador de GH que no puedo olvidarme completamente de ese juicio de "la gente". Por eso me siento en la obligación de mostrar que esos programas tienen algo valioso y los que los ven le encuentran ese valor.
Y creo que su valor tiene que ver con el valor que le encontramos a "la ficción". Cuando te cuentan una historia de amor o de amistad o de celos o de pugna... en realidad lo que te interesa eres tú mismo. Porque también tú te enamoras y te enfadas y sientes amistad...
ResponderEliminarLo que nos interesa en la ficción es aquello que los personajes tienen en común con nosotros. Y una historia de amor universal es aquella que sigue diciendo algo a las distintas generaciones porque habla de algo que no cambia aunque cambien las épocas.
No puedo estar menos de acuerdo con usted, por una vez.
ResponderEliminarLos realities no alimentan una catarsis, en la que todos nos vemos reconocidos ante la universalidad de lo que se cuenta. No encuentro nada más apartado de una historia universal de amor que un realitie en la que el espectador bien protegido en su casa ejerce de mirón de unas conductas con las que nunca tiende a identificarse y con las que solo siente un goce perverso. Es decir, todo lo contrario que sucede con la literatura y con el cine clásico (ojo, digo clásico, sobre el cine posmoderno habría mucho sobre lo que hablar). En esa fórmula no hay nada de elaboración ni de reflexión, son mostrados con una supuesta crudeza que tambie´n es falsa. El cine clásico tardó veinte años en elaborar unos códigos de escritura para que el espectador tuviera un proceso de identificación diegética, el realitie es todo lo contrario y precisamente su montaje tiende a eliminar esa posible identificación con lo sucedido.
Loia,¿de vacaciones?
ResponderEliminarAyer me acordé de usted. Hay una interesante conversación entre EM y FS en Babelia.
Estoy de acuerdo con Fernando.Y, de cualquier manera, en la ficciòn podemos reconocernos o no; lo importante es que èsta cree una realidad que no existìa y nos la muestre. Los reality no lo hacen. Ademàs, pensando un poco màs en la provocaciòn lanzada por Loiayirga al compararlos con Shakespeare, se me ocurre que màs podrìan estos realities parecerse al circo romano, donde el pùblico podìa decidir sobre la suerte de los gladiadores. En nuestra moderna versiòn, el pùblico no decide ciertamente sobre la vida y la muerte de los personajes, pero sì, digamos, sobre su suerte televisiva.
ResponderEliminarTerreiro, tengo que pensar sobre lo que usted dice.
ResponderEliminarm.a. Sí, estuve este finde en MAdrid, de bautizo. Por eso tardé tanto en actualizar. Mañana de nuevo a currar. No sé si conseguiré lo de FS que me recomienda. Quizá en internet.
Baciyelmo, muy bien traido lo del circo romano. Un acierto. Se ve que fueron los romanos los que inventaron lo de los espectáculos interactivos. Desde luego, el que los espectadores puedan influir en el concurso le añade un aliciente al programa. Al menos para alguna gente.