UPYD

My wife y yo, ayer por la tarde a través del cajero automático del BBVA, ingresamos en concepto de donativo, en la cuenta de Unión, Progreso y Democracia cincuenta euros. Sé que no es mucho, pero menos es nada. Sabéis que no voy a votar al partido de Rosa Diez, pero creo que merece nuestro apoyo. Salamanca es una ciudad pequeña en la que elegimos cuatro diputados. Creo que la manera más eficaz, donde yo voto, de que no vuelva a gobernar Zapatero no es votar a UpyD. Me interesa mucho la política, más que al común de los españoles. Sé que 50 euros es poco, pero el porcentaje de españoles que regalan dinero a un partido político debe ser pequeñísimo. Yo mismo lo he hecho en contadísimas ocasiones y cuando era más joven. En ese sentido digo que me interesa más que al resto.

Uno de los lemas de Julián Marías era “por mí, que no quede”. Pues eso, que por mi no quede.

Sobre la conveniencia de presumir diciendo que he donado ese dinero habría que escribir otra entrada. (A alguno la cantidad le parecerá una miseria. Si él cree que hay que apoyarlo con más dinero le invito a que lo haga.)

Dar un donativo y callar sobre lo que has hecho elimina una de las motivaciones del donativo. Es decir, es más fácil dar ese dinero si además piensas que lo vas a poder contar y presumir de que te importa la política más que al resto, que si no vas a poder hacerlo.
Sé que la perfección sería hacer algo bueno y no presumir por ello. No aspiro a la perfección. Quería donar ese dinero y sabía que el hecho de poder contarlo me ayudaba a conseguirlo. Todo podía haberse quedado en un proyecto sin materializar. Creo que no lo he donado para contarlo (Freud, hijo de puta) pero el saber que lo contaría me ha ayudado a hacerlo.

Ya está, daré mi voto a un partido y he contribuido económicamente a otro.

(Foca, te echo de menos)