COMPETICIÓN
He aprendido algo que no sabía y que va a cambiar mi vida. No os sorprendáis, yo cada año descubro tres o cuatro cosas (libros, ideas, personas) que van a revolucionar mi vida. Cuando las descubro me parecen decisivas y definitivas, luego el terremoto no es tanto, pero bueno...
Me creía que discutía sobre temas. Pensaba que me importaba el asunto que se debatía en cada ocasión y que mi deseo era convencer al otro. Resulta que no. Era falso. Sabéis que a mí me gusta jugar al ajedrez. Me encanta. Disfruto con ese enfrentamiento de inteligencias, con ese ver quién sabe hacerlo mejor, me gusta ganar, aunque tampoco me importa perder si reconozco que el contrincante juega muy bien. Lo que no soporto es perder si creo que el otro es peor jugador y sin embargo ha conseguido ganarme.
¿A qué viene todo esto? He descubierto que no hablo sobre política, o sobre religión, o sobre lo que sea. Lo que hago es competir, jugar al ajedrez, ¿comprendéis? Lo que quiero es “ganar” y demostrar que soy mejor. Ya me parecía a mí raro que nunca convenciera a nadie en una discusión.... Claro, es que mi verdadero objetivo no era convencerle. Sólo quería meterle en la cabeza una cosa: soy más fuerte que tú, tengo mejores razones, soy más listo, eso que tú dices está equivocado, yo estoy en lo cierto y tú no.
¿No os parece tremendo el descubrimiento? ¿Qué sucederá a partir de ahora si decido que ya no voy a competir más? ¿Seré capaz? ¿Cómo cambiará mi vida si me convenzo de que no le tengo que demostrar a nadie lo listo que soy? Es más, precisamente para ser más listo, para ser realmente mejor que la persona con la que hablo tengo que superar ese deseo de mostrarlo, ese afán de “ganar” la discusión. Si realmente soy más listo que él tengo que conseguir que aprenda algo de lo que sé. Y desde luego no puedo hacerlo diciéndole lo tonto que es. Aunque lo fuera. Una manera de mostrar la propia inteligencia es, por comparación, descubrir las tonterías del contrario.
¿Qué pasaría si cambiara mi objetivo cuando dialogo con la gente? ¿Y si en lugar de presumir me propusiera ponerme de acuerdo con él en algo sobre el asunto tratado? Para eso tendría que renunciar muchas veces a exponer mis argumentos, tendría que dejar de brillar para escuchar al otro. Sólo si escuchas a alguien y valoras sus razones esa persona está después dispuesta a reconocer alguna verdad a las tuyas. ¡Caramba! ¡qué difícil!
Me creía que discutía sobre temas. Pensaba que me importaba el asunto que se debatía en cada ocasión y que mi deseo era convencer al otro. Resulta que no. Era falso. Sabéis que a mí me gusta jugar al ajedrez. Me encanta. Disfruto con ese enfrentamiento de inteligencias, con ese ver quién sabe hacerlo mejor, me gusta ganar, aunque tampoco me importa perder si reconozco que el contrincante juega muy bien. Lo que no soporto es perder si creo que el otro es peor jugador y sin embargo ha conseguido ganarme.
¿A qué viene todo esto? He descubierto que no hablo sobre política, o sobre religión, o sobre lo que sea. Lo que hago es competir, jugar al ajedrez, ¿comprendéis? Lo que quiero es “ganar” y demostrar que soy mejor. Ya me parecía a mí raro que nunca convenciera a nadie en una discusión.... Claro, es que mi verdadero objetivo no era convencerle. Sólo quería meterle en la cabeza una cosa: soy más fuerte que tú, tengo mejores razones, soy más listo, eso que tú dices está equivocado, yo estoy en lo cierto y tú no.
¿No os parece tremendo el descubrimiento? ¿Qué sucederá a partir de ahora si decido que ya no voy a competir más? ¿Seré capaz? ¿Cómo cambiará mi vida si me convenzo de que no le tengo que demostrar a nadie lo listo que soy? Es más, precisamente para ser más listo, para ser realmente mejor que la persona con la que hablo tengo que superar ese deseo de mostrarlo, ese afán de “ganar” la discusión. Si realmente soy más listo que él tengo que conseguir que aprenda algo de lo que sé. Y desde luego no puedo hacerlo diciéndole lo tonto que es. Aunque lo fuera. Una manera de mostrar la propia inteligencia es, por comparación, descubrir las tonterías del contrario.
¿Qué pasaría si cambiara mi objetivo cuando dialogo con la gente? ¿Y si en lugar de presumir me propusiera ponerme de acuerdo con él en algo sobre el asunto tratado? Para eso tendría que renunciar muchas veces a exponer mis argumentos, tendría que dejar de brillar para escuchar al otro. Sólo si escuchas a alguien y valoras sus razones esa persona está después dispuesta a reconocer alguna verdad a las tuyas. ¡Caramba! ¡qué difícil!
Alguno dirá que sólo me propongo enseñar y no aprender. Como si lo supiera todo y los demás nada. Os pareceré un creido, pero la verdad es que muchas veces así me siento, por eso me lanzo como un loco a ganar la partida cuando desde las primeras jugadas veo que el contrincante comete ya errores en la apertura. Pero he llegado al extremo de la soberbia. Precisamente porque soy más fuerte, precisamente porque se más (y estoy convencido), me debía marcar un objetivo más ambicioso que presumir. ¿Cómo sería mi vida si de verdad me propusiera enseñar algo de lo que se?
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Esta entrada tan importante se la dedico a Rita y a Eva, lectoras silenciosas y desconocidas hasta hace nada. En agradecimiento por el acicate que suponen para mi. Espero que esten escuchando. Y si no, por favor, decírselo alguno.
Sí, ¡leche!, son lectoras discontinuas ¡y qué! Me estimulan igual. Mejor dicho, más. Quiero conseguir que sean lectoras fieles.
Me parece, Loia, que más que enseñar lo que quieres es atraerte lectoras.
ResponderEliminarA todas tus preguntas la respuesta es clara: que no serías tú. Si haces o cambias todo lo que dices, no serías tú, serías un Marcos 2.0 (como decimos en informática cuando hay una nueva versión del software o hardware), y como cada uno somos como somos, eso no va a pasar, vamos, que "la oveja tira al monte", y que eres como eres.
ResponderEliminarAsí que a disfrutar de esas discusiones "win-win" (como dicen los ingleses cuando dos luchan para querer ganar), la vida sería muy aburrida con el cambio de actitud que tú sugieres.
Saludos, Jesús
Jesús, creo entender que estas intervenciones tan repetidas indican que ya te deja más tiempo tu reciente hija. ¿Es así? ¿Va todo bien?
ResponderEliminarJesús, si te dijera que estás muy equivocado estaría hablando mi antiguo yo, así que no lo voy a hacer.
ResponderEliminarSoy 2.0 ¡Al ataque!
Claro, por eso eres del pp, por el reto de defender lo indefendible.
ResponderEliminarLoiayirga, no sé si te he entendido.
ResponderEliminarLo que entiendo es que ya no te importa intentar convencer al prójimo, solo pretendes hacer lo que creas correcto esperando que el otro aprenda algo de ti.
En la primera parte estoy de acuerdo, en la segunda (que el prójimo aprenda de uno) no. No estoy seguro de que los demás tengan algo que aprender algo. Creo que cada uno aprende de lo que le rodea, un poco de todos ¿pero de mi o de ti? No sé, no sé.
Me parece muy interesante lo que dices, pero no es una idea nueva, creo que todos lo hemos pensado alguna vez.
chema
Un regalo para Loiayirga:
ResponderEliminarhttp://es.youtube.com/
watch?v=BrNdifpkuv4
Bueno, es que esto de afiliarse a los comentarios del Blog por RSS te ahorra mucho trabajo de lectura y filtrado ;-) (no es que te lea todo, a tanto no llego).
ResponderEliminarSí todo bien... camino de los 6 meses y los 8 Kgs de peso, la niña ya está bastante criada, y el mayor ya está hecho un hombrecito (camino de los 4 años ya). Tenemos lio gordo en casa de trabajo de 7 a 9 de la noche (con el baño, cena y acostarlos), pero luego nos dejan "vivir" algo más (pasando sueño, eso sí, pero bueno).
Nos vemos en poco más de un mes (en el bautizo).
Antes tenemos que concretar (aparte, mándame un e-mail, que al cambiar de empresa y de portátil he perdido tu dirección de correo) y quiero aclarar ciertos aspectos de la "apuesta" que tenemos pendiente de cara al 9 de Marzo(ahora que las encuestas siguen al 50% de igualdad, y ante el tremendo astío que me produce la ya larga carrera electoral).
Saludos, Jesús
Loia:
ResponderEliminarCreo que si dejaras de competir,como te ibas a sentir es muchísimo más relajado.
La inteligencia no pasa inadvertida. No hace falta hacer exhibición de conocimientos, que por lo que cuentas es lo que a veces te motiva.
Seguramente habrás conocido personas con mucha sabiduría,cargadas de razón y que se expresan de forma mesurada cuando defienden una idea. Dicen que las mejores cualidades de las personas se revelan con el tiempo.Creo que la inteligencia es una de ellas.
Un saludo, Teresa
Si la inteligencia se revela con el tiempo: mala señal.
ResponderEliminardevisita