UN PROFESOR "ENROLLAO"
He encontrado esta foto con su correspondiente pie en este inteligente blog.
Tengo que darle las gracias a su autor porque me ha dado la idea para este post y así darme la oportunidad de confesarme.
Como muy bien se indica en ese post, en 20 minutos, de donde está sacada la foto, dan por hecho que ese es el profesor modelo.
Como sabéis soy profe de secundaria con 18 años de docencia y he participado de esa mentalidad durante años. Creo que el ideal del profesor "enrollao" ha constituido una vigencia social durante ya bastante tiempo. Cuando yo empecé iba a la discoteca con los alumnos el último día de cada trimestre. Sobre todo en Navidad.
Entonces me parecía que era bueno trabar lazos afectivos y de amistad con ellos. Yo era joven y me identificaba más con aquellos chicos que ahora no me divierten tanto y que veo -debido a la edad- mucho más lejanos.
Hoy me parece un error esa cercanía con los alumnos que mi generación quiso buscar. Como si los profesores pudieran ser "amigos" de sus alumnos.
Pero lo que quiero destacar es que esas conductas (la que aparece en la foto del profe escocés) eran una mentalidad social, no era algo impuesto por las leyes. Quizás las leyes la favorecieran, (sí recuerdo que en el CAP nos dieron una charla sobre el profesor autoritario y el profesor democrático) pero éramos nosotros, los profesores, los que la extendíamos convencidos y en aquel momento sin ser criticados por nadie.
Creo que de aquellos polvos vienen estos lodos. Pero también creo que quizá los mismos que entonces impusimos aquellas conductas podemos rectificar hoy para hacer la educación mejor.
Lo que me parece un error es la creencia que existe entre los profesores de que ésto es algo inevitable y que no podemos hacer nada. Del mismo modo que yo me considero responsable (aunque no en solitario, claro) de aquello, pues contribuí a aquellas costumbres, ahora puedo ser el que rectifique y mejore lo que hay hoy.
Lo que me parece absurdo es que sean muchos los profesores que se quejan de cómo está la educación y al mismo tiempo seamos esos mismos profesores los protagonistas esenciales de esta historia ¿No está en nuestras manos mejorarla?
A mí me llama la atención lo de irse de copas "cada noche". Menudos alcohólicos.
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En efecto,creo que hay que apelar a la responsabilidad individual.
Los médicos que trabajan mal se escudan en que el sistema es malo, que no se les respeta y de que la situación está fatal. Sin embargo, en las mismas circunstancias, unos trabajan mucho mejor que otros.
Por cierto, hoy salió el informe Pisa y nos aplastó.
Un compañero de mis tiempos de monitor de tiempo libre lo resumía así: "hemos querido pasar de monitores a colegas para ir a tomar un café". Pronto nos dimos cuenta de que nos sobraban cafés y nos empezaba a fallar la capacidad para educar.
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El PISA, tanto como aplastarnos, nos ha dejado en una discreta mediocridad. Italia, Portugal o Grecia están por debajo nuestro. Por encima, muchos.
El Jefe Máximo que lo era, ejercía, me quería y conocía me dijo: “Tengo dos magníficos especialistas; uno es muy buena persona (“enrollado” ahora) y el otro es un cabronazo inmenso. Te voy a poner con este último. Avisado estás, muéstrate agradecido.”
ResponderEliminarPor poner un ejemplo de lo que es hoy justo lo contrario no me dejó hacer petición de prueba complementaria hasta no ser capaz de interpretarlas a la perfección ni meter el boli en papel alguno sin saber lo que hacía. Aún recuerdo el caso con el que pasé a ser libre tras patinar él (es lo de menos si voluntaria o involuntariamente).
Agradecido estoy al ver ciertos desórdenes mentales del presente -de indicativo del verbo enrollar-.
Seguro que aquel profesional competente, fuerte, estimulante y pelín borde hoy sería motejado de facha por los tontos y de autoritario por los escaqueados o blandurrios al uso.
Sí, pero a los médicos enrrollados los demandan menos.
ResponderEliminarLa proximidad al paciente o al alumno es esencial.
Es curioso como, con el paso del tiempo, nos van cayendo mal nuesros alumnos, pacientes, clientes... tal vez es que empezamos a no soportarnos a nosotros mismos ni a aquellos que fuimos.
Esperen a ver si prospera la moda Dr House.
ResponderEliminarNo es lo mismo una academia de idiomas que un instituto... sobre todo si la academia es de cursos de verano.
Durante mi breve experiencia docente me fui una vez de copas con mis alumnos e incluso jugué al tetris con alguna de ellas. Cierto que la diferencia de edad no llegaba a los seis años en algunos casos. Una de las razones de abandonar la enseñanza fue el agobio que me producía pensar en un contingente siempre renovado de alumnos con la misma edad mientras yo envejecía año tras año. Pero es la ley del péndulo: de ser autoridades en la tarima, con traje y corbata, con la clase levantada al entrar, y el Vd por delante se pasó al tuteo, a los vaqueros y al colegueo. debe existir un punto medio y a lo mejor, es recomendable.
Devisita, no se suele demandar a los competentes y en cuanto a la proximidad comenzó con el clásico "pégate a mi culo".
ResponderEliminarInciento Cat. Se demanda a todos, otra cosa es el resultado del pleito.
ResponderEliminarLa segunda parte no es extraordinaria. Digamos que ese comentario me parece ¿ordinario?
Devisita, creo que la proximidad no es esencial. Al menos con los alumnos lo que pienso es que si aprenden más es buena, pero si no, sobra.
ResponderEliminarLos médicos tienen la norma de llamar de tú y por el nombre al paciente. Cuando se trata de gente joven y el paciente es mi padre (un viejo) el fingimiento de la famliaridad y el tú en lugar del usted de parece insultante. Pero supongo que todo esto es subjetivo y quizás en cada momento lo vivas de una manera.
Mis profesores, que no fueron cercanos, no creo que fueran malos profesores.
Devisita, el comentario no fue tan ¿ordinario? pero el sentido era ese. Mea culpa. Si conoce a suficientes MIR pequeños se dará cuenta que tenerlo siempre cerca y delante va resultando MILAGROSO.
ResponderEliminarA un profesor de la facultad, algún compañero nuestro, le sugirió que saliese una noche de juerga con toda la clase. Él, creyendo conectar con nuestro modo de hacer las cosas, nos dijo: “cuidado conmigo que yo cuando salgo aguanto hasta el chocolate” Pero luego tarareaba “mi limón, mi limonero, entero me gusta más…” y lo de tomar chocolate con churros de madrugada ya no lo hacía casi nadie por aquel entonces (la gente entendía mejor lo de fumar chocolate). Total, que el profesor seguía siendo el profesor se enrollase como se enrollase.
ResponderEliminarLa proximidad no es incompatible con el respeto. Creer que es una falta de respecto intentar estar próximo al paciente mediante tuteandole es exagerar. En todo caso puede ser inadecuado para los fines de “proximidad” que se buscan, pero a mí no me cabe la menor duda de que muchos pacientes “se curan” por la proximidad. En atención primaria la mayoría de pacientes consultan por dolencias o preocupaciones de salud sin importancia o inexistentes. Sólo “se curan” por la proximidad y no con una afirmación científica: “a usted no le ocurre nada, que pase el siguiente”. Abandonar esta idea en la medicina es volver a creer que existen enfermedades y no paciente,nada más alejado de la filosofía del médico de familia y de la medicina en general. Los chamanes sanaban a sus pacientes (obviamente a los que no tenían un cáncer) porque éstos les otorgaban autoridad y poderes especiales. La confianza en él podía sanarles (sin aplicarse por tanto medicina “científica”). Los pacientes actuales (obviamente los que no tengan un cáncer) se curan porque confían en sus médicos. Una relación completamente fría y científica con el paciente le podrá curar el cáncer pero seguro que no le quita la preocupación por la carraspera. Lo dicho: la proximidad no es incompatible con el respeto.
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