ESTABILIDAD Y CAMBIO
¿Conocéis un libro titulado “Quién se ha llevado mi queso?”
Es una breve fábula de dos liliputienses que todos los días andan por un laberinto desde su casa a un depósito de queso. Un día aquel queso ha desaparecido y la reacción de los dos personajes será diferente. Mientras uno se empeña en volver todos los días al depósito del queso viejo creyendo que un día los tiempos volverán a ser como antes y se lamenta y maldice por la desaparición de su cómoda vida anterior, el otro se da cuenta que hay que buscar otro alimento y superando el miedo a la novedad se lanza por el laberinto en busca de queso nuevo.
Vida y estabilidad. Miedo al cambio. Necesidad de adaptarse a las nuevas situaciones.
Esto puede recordar a los dos viejos presocráticos que explico a la vez y como opuestos a mis alumnos: Parménides y Heráclito.
Para Parménides el ser es y el no ser no es. El cambio es una ilusión. Todo es uno y lo mismo. Sólo existe el uno que es eterno, inmóvil e imperecedero. No ser nada concreto. Sólo ser.
Para Heráclito todo fluye y se mueve, el sol es distinto cada día y nadie se baña dos veces en el mismo río porque el agua corre y siempre es diferente de la anterior. Panta rei. Todo fluye y nada permanece. El fuego es su símbolo.
Reconozco que Heráclito lleva razón. Pero por carácter me gustaría que las cosas siempre fueran idénticas a sí mismas y nada me proporciona mayor satisfacción que las rutinas, que es la única manera de que en la vida las cosas parezcan siempre igual.
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Voy al supermercado a por un kilo de harina. Le pregunto a un empleada.
- por favor, ¿donde están los kilos?
- ¿kilos de qué?
- de harina.
- en el último pasillo de la izquierda.
- gracias
No me explica nada pero yo solo me doy cuenta de que en este supermercado no ordenan los estantes por pesos, lo hacen por productos. Me parece bien, es otra manera de organizarlo.
Es una breve fábula de dos liliputienses que todos los días andan por un laberinto desde su casa a un depósito de queso. Un día aquel queso ha desaparecido y la reacción de los dos personajes será diferente. Mientras uno se empeña en volver todos los días al depósito del queso viejo creyendo que un día los tiempos volverán a ser como antes y se lamenta y maldice por la desaparición de su cómoda vida anterior, el otro se da cuenta que hay que buscar otro alimento y superando el miedo a la novedad se lanza por el laberinto en busca de queso nuevo.
Vida y estabilidad. Miedo al cambio. Necesidad de adaptarse a las nuevas situaciones.
Esto puede recordar a los dos viejos presocráticos que explico a la vez y como opuestos a mis alumnos: Parménides y Heráclito.
Para Parménides el ser es y el no ser no es. El cambio es una ilusión. Todo es uno y lo mismo. Sólo existe el uno que es eterno, inmóvil e imperecedero. No ser nada concreto. Sólo ser.
Para Heráclito todo fluye y se mueve, el sol es distinto cada día y nadie se baña dos veces en el mismo río porque el agua corre y siempre es diferente de la anterior. Panta rei. Todo fluye y nada permanece. El fuego es su símbolo.
Reconozco que Heráclito lleva razón. Pero por carácter me gustaría que las cosas siempre fueran idénticas a sí mismas y nada me proporciona mayor satisfacción que las rutinas, que es la única manera de que en la vida las cosas parezcan siempre igual.
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Voy al supermercado a por un kilo de harina. Le pregunto a un empleada.
- por favor, ¿donde están los kilos?
- ¿kilos de qué?
- de harina.
- en el último pasillo de la izquierda.
- gracias
No me explica nada pero yo solo me doy cuenta de que en este supermercado no ordenan los estantes por pesos, lo hacen por productos. Me parece bien, es otra manera de organizarlo.
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Hoy pongo dos cosas porque ésta me sabe a poco.
Escucha las palabras del Maestro Sali Baba:
ResponderEliminar¿es el Ser mejor en el hecho de ser? ¿es el Ser ya Ser en el hecho de estar? Lo mejor debe ser yacer en el lecho de Esther.
(Si lo lees con asento argentino le ves la gracia mejor)
Les Luthiers dixit