12 septiembre, 2007

SÓLO SI QUIERES SUFRIR (1)

Las comas de la frase que viene a continuación no responden a una correcta puntuación. Son las pausas que realmente hago cuando pronuncio lo que vais a leer.

“Bacon, decía, que en estas ocasiones, extenderse, de un modo prolijo en largos agradecimientos a unos y a otros, resulta improcedente, pero no decir nada, es grosería. Grosería sería, si yo no manifestara, el honor, que para mí supone, haber sido invitado por la Universidad para hablar, hoy, aquí, ante ustedes.”

Este párrafo tan pedante y relamido lo he repetido cientos de veces y me lo sé de memoria desde hace veinte años. Se lo escuché a un sociólogo en un congresito al que acudí en Granada cuando era estudiante de Magisterio. Desde entonces he esperado mucho para poder soltarlo yo en una conferencia. Aunque lo sé de memoria, y precisamente por eso, no lo repito de carrerilla, sino que lo digo con mucha soltura, me demoro, me pienso la redacción de la frase como si la estuviera improvisando... En dos palabras: lo bordo. Tampoco tiene mucho mérito, son veinte años preparándolo.

Con motivo de la publicación de mi libro “Ética para Jóvenes” los organizadores de la “II Olimpiada Filosófica de Castilla y León” me llamaron para que coordinara una mesa redonda sobre Derechos Humanos que tendría lugar el día de La Final. El encargo era hacer una introducción de veinte minutos o media hora y luego moderar las intervenciones de todos los que participaran o contestar sus posibles preguntas. Está claro que por fin se acercaba lo tanto tiempo esperado. Era el día perfecto para soltar mi “parrafada”.

Una cosa previa, quiero adviertir que lo que sigue no es apto para todo el mundo. Aquel que tenga un extremado sentido de la vergüenza ajena no debe leerlo. Lo pasará mal.

Todo el mundo en su sitio. El micrófono listo. El vaso de agua. El organizador me presenta y es mi turno.

Había pronunciado las tres primeras palabras de “mis agradecimientos” cuando de repente se me iluminó la lucecita de la improvisación. Se me ocurrió un chiste (que en ese momento creí genial) no pude aguantarme y lo solté.

La cosa fue más o menos así:

Bacon decía que... Antes de nada, cuando digo Bacon me refiero a Francis Bacon, el empirista inglés, no al creador del desayuno británico. Ese es Bacon and Eggs. Lo advierto por si alguien los confunde. Uno es Francis Bacon y otro Bacon and Eggs.

No sé si será mi mala pronunciación inglesa, o que el chiste es muy malo (que lo es) o simplemente que nadie espera que en un sitio tan serio de la Universidad como es el Aula Unamuno el ponente comience diciendo tonterías.

Amiguitos, no se rió nadie.

(Continuará)

3 comentarios:

  1. Pues yo acabo de reirme un poco.

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  2. Me veo totalmente reflejado en la anécdota. Cada cierto tiempo tengo que repetirme "no hagas chistes en clase, que del humor a la vergüenza hay un trecho demasiado corto...". Por el momento, he sabido contenerme, pero estoy seguro de que antes o después caeré...

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  3. Amos que! Si ej que eres un incomprendido: otra vez les sueltas el rollo en plan Chiquito de la Calzada y verás el resultado. Eso sí: no se te olvide grabarlo y subirlo al youtube, pa solaz regocijo de los lectores del blós.

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