12 junio, 2018

Y os juro que la vida se hallaba con nosotros.

De vez en cuando mi padre me pide que le busque en internet un verso del que se acuerda y que le imprima la poesía completa.

Hoy ha sido: Y os juro que la vida se hallaba con nosotros.

La poesía era esta.

AULA DE QUÍMICA

Si vuelvo la cabeza,
si abro los ojos, si
echo las manos al recuerdo,
hay una mesa de madera oscura,
y encima de la mesa, los papeles inmóviles del tiempo,
y detrás,
un hombre bueno y alto.

Tuvo el cabello blanco, muy hecho al yeso, tuvo
su corazón volcado en la pizarra,
cuando explicaba casi sin mirarnos,
de buena fe, con buenos ojos siempre,
la fórmula del agua.

Entonces, sí. Por las paredes,
como un hombre invisible, entraba la alegría,
nos echaba los brazos por los hombros,
soplaba en el cuaderno, duplicaba
las malas notas, nos traía en la mano

mil pájaros de agua, y de luz, y de gozo…
Y todo era sencillo.
El mercurio subía caliente hasta el fin,
estallaba de asombro el cristal de los tubos de ensayo,
se alzaban surtidores, taladraban el techo,
era el amanecer del amor puro,
irrumpían guitarras dichosamente vivas,
olvidábamos la hora de salida, veíamos
los inundados ojos azules de las mozas
saltando distraídos por en medio del agua.

Y os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Pero, ¿cómo decir a los más sabios,
a los cuatro primeros de la clase,
que ya no era preciso saber nada,
que la sal era sal y la rosa era rosa,
por más que ellos les dieran nombres impuros?
¿Cómo decir: moveos,
que ya habrá tiempo de aprender,
decid conmigo: Vida, tocad
el agua, abrid los brazos
como para abrazar una cintura blanca,
romped los libros muertos?

Os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Profesor, hasta el tiempo del agua químicamente pura
te espero.
De nuevo allí verás, veremos juntos
un porvenir abierto de muchachas
con los pechos de agua y de luz y de gozo…


                  De Profecías del agua, 1958
CARLOS SAHAGÚN. 

10 junio, 2018

SISTEMAS NEFASTOS Y CONDUCTA INDIVIDUAL.

Una de las mujeres que cuida a mi padre, la de los fines de semana, nos dejó. Consiguió un trabajo en una residencia de ancianos en turno de noche y siempre que la llamo me dice que está agotada. Llevaba casi dos años con nosotros y cuando nos visita tras un tiempo en su nuevo trabajo, se queja de que trabaja muchas horas y que en proporción gana poco. Además explica que en la residencia tienen muy poco personal y que tiene que ir muy deprisa si quiere hacer todo el trabajo encomendado. Por ejemplo, tiene que duchar a diez ancianos en un determinado tiempo.

Súbitamente se me muestra ante los ojos con claridad diáfana el modo como el sistema en el estás condiciona y determina tu conducta. Esta mujer vale mucho para tratar con personas ancianas, trataba a mi padre a las mil maravillas, pero no será la misma con esos ancianos a los que tiene que duchar a toda prisa después de llevar varias horas planchando. En algún lugar leí que la prisa es incompatible con la ternura. Esa mujer no será ella envuelta en esos condicionantes.

De pronto, esa verdad, que ya sabía, me parece de una crueldad espantosa. ¡Qué dinámicas nefastas y ciegas nos dominarán sin que nos demos cuenta por culpa de los sistemas dentro de los cuales vivimos! ¿Qué aspectos de la conducta dependen de mi propia capacidad de decisión y cuáles de una dinámica ineludible que me domina debido al sistema en el que me muevo!




06 junio, 2018

Sobre el capítulo 45 de Solenoide


Son siete minutos hablando de la dificultad de pasar de un mundo a otro. De la dificultad de escapar de este mundo y poder entenderlo desde una posición superior. En Solaris el protagonista no puede entender qué puede querer decirle un ser superior que le envía una réplica de una mujer con la que convivió en el pasado. ¿Es un regalo? ¿Con qué fin?

Estoy viejo y eso se nota en mi cuello. Descubrí ese cuello de persona mayor en una foto del verano pasado. ¡Qué horror!
Por coquetería podía haberlo vuelto a grabar y evitar que se notara tanto pero ya no tiene uno edad para esas tonterías.

04 junio, 2018

Sobre el presente otra vez.


 "Es con este espíritu transcendental con el que Shakespeare escribió sus obras, sin preocuparse, al parecer, si tras todo su trabajo y éxtasis éstas sobrevivirían en la forma en que las escribió, sin preocuparse de si iban a sobrevivir."
[...] Nada me fascina más que un trabajador de las artes o de las ciencias, que tiene un amor tan completo por lo que hace, que las consideraciones de la fama, o incluso el noble sentimiento de desear compartir con los demás, aunque no esté necesariamente ausente, tiene sólo una importancia secundaria.

Entiendo perfectamente este texto de "Silencioso Tao" de Raimond M. Smullyan, porque es el amor que mi padre tenía por su pintura. El disfrute con el acto de pintar era tan grande que cualquier otra cosa pasaba a un segundo plano. La recompensa y la satisfacción se encontraban en el mismo acto de pintar, no en el resultado y su repercusión. Era auténtico arte por el arte en sentido de que, y voy a exagerar, si le hubieran dicho que al final el cuadro sería destruido hubiera seguido pintando.
Es la actitud con la merece vivir la vida. Auténtico amor al presente que se está realizando. 

Coincide con un comentario de guasap que me hace una amiga: "Lo bueno no conoce el futuro". 

Aunque esta entrada contraste un poco con esta otra.

03 junio, 2018

De lo que cambiamos.


Leí la tercera entrega de Diarios de Iñaki Uriarte. Le tengo cariño al personaje pero no os insisto en que lo leáis. Una virtud: la brevedad de sus apuntes. Voy a imitarlo.

Encuentro a un viejo amigo de juventud. Hace casi cuarenta años pertenecía las juventudes del Partido Comunista, ahora es concejal de Podemos. Me miro a mí mismo en aquellos tiempos y me recuerdo acudiendo a misa todos los días a las 9 de la noche en la Clerecía. Ahora estoy con este rollo de la meditación. Tampoco se cambia tanto.

30 mayo, 2018

¿Queremos vivir en paz?


 Transcribo una frase de la tercera parte de los Diarios de Iñaki Uriarte. 


Matthieu Ricard. "En abril del 2007, fue considerado como el hombre más feliz de la tierra tras años de estudio de su cerebro mediante resonancias magnéticas en el laboratorio de neurociencia afectiva de la Universidad de Wisconsin" (Wikipedia). ¿Por qué, si te dicen que el hombre más feliz de la tierra es un monje budista, no te produce envidia? 


La frase es ingeniosa y tiene cierta gracia. Da por supuesto que el ser humano quiere vivir apasionado y no en el sosiego que le suponemos a un monje budista.
D'Ors dice que le gusta el tiempo de meditación porque es un tiempo no-dramático. Yo tampoco quiero ya dramas. O quizás aún retorne muchas veces a ese antiguo vicio de preferir sufrir a estar tranquilo, pero desde luego no tanto como antes. Mi objetivo es la serenidad. Uriarte se equivoca, claro que querría ser como Matthieu Ricard. 

Este monje occidental y científico se ha dedicado a estudiar cientificamente los efectos de la meditación. Lo citan en el artículo que leí "Neurociencia de la meditación" de enero de 2015 de Investigación y Ciencia,  También citaban estudios de Christophe André. 

He sacado de la biblioteca este libro. Y este otro.

27 mayo, 2018

SOBRE EL PRESENTE.



Libro VIII. 36. Que no te confunda la idea que te hayas hecho de tu vida. No cuentes en conjunto las dolorosas pruebas que sin duda habrás de sufrir, sino formúlate la siguiente pregunta a medida que se te vaya presentando: ¿qué es lo que en este momento presente me resulta insoportable o intolerable? Te dará vergüenza saberlo. Recuerda luego que lo que nos pesa no es el futuro ni el pasado, sino siempre el presente. Pero ello se reduce casi a nada si lo aíslas y lo sometes a tu capacidad reflexiva: ¡a ver si no vas a poder soportar una carga tan liviana!

Libro II. 14. Aunque llegaras a vivir tres mil y hasta treinta mil años, acuérdate que nadie pierde otra vida que la que tiene, ni disfruta de otra que la que pierde. De modo que la vida más larga y la más corta confluyen  en lo mismo. El presente es igual para todos; luego no hay diferencia en lo que se pierde. Y lo único que se nos escapa es, por tanto, el momento presente, nunca el pasado ni el porvenir. Pues lo que no existe, ¿quién nos lo podrá arrebatar?
Ten, pues, siempre presente estas dos verdades: una, que todo, desde siempre, es idéntico y ha estado sometido a ciclos, y no importa que volvamos a encontrarlo al cabo de cien o doscientos años o de un tiempo indefinido; la segunda es, que quien ha vivido más tiempo y el que muere muy joven pierden ambos por igual: pues sólo se pierde el presente, que es lo único que podemos poseer, y nadie puede perder lo que no tiene. 

Los textos anteriores los he encontrado en Meditaciones de Marco Aurelio, un filósofo estoico que fue emperador. Parece que los libros de autoayuda de hoy le han copiado.

El primer texto me parece muy útil. Habitualmente rechazo las múltiples inquietudes que me asaltan imaginando cómo será mi vejez. Como me he convencido que anticiparlas no sirve para nada práctico y proporciona sin embargo mucho sufrimiento en mi caso es bastante fácil auyentarlas.

Sobre esa historia de que el futuro no existe y que lo mismo pierde un joven que un viejo (la vida presente) no estoy tan seguro. Es cierto que solo tenemos el hoy pero somos seres que se proyectan al futuro. El futuro existe al menos en el presente como proyecto. Cada vez que realizamos actividades instrumentales que buscan un resultado en el futuro estamos haciendo real el futuro en el presente. Ahora estoy comprando gambas y calamares porque pienso hacer paella el domingo. Es cierto que vivimos con un futuro hinchado y exagerado. Es bueno que encontremos disfrute en cada momento presente, aunque sea algo instrumental, como lavar los platos. Pero no podemos exagerar las cosas hasta decir que el futuro no existe.

El futuro existe en el presente como posibilidad y como proyecto. Ambas las tiene el joven y solo muy mermadas el anciano. El joven en ese sentido pierde mucho más que el anciano y por eso todo el mundo se espanta ante la muerte de jóven.

24 mayo, 2018

PRESUMIR.


Un asunto que siempre me ha obsesionado es la importancia que le damos a ser reconocidos por los demás. Este blog está lleno de entradas sobre la apariencia, la fama, el prestigio, la reputación, como queráis llamarlo. 

Un conocido/amigo que tenía caravana y ha comprado recientemente una autocaravana luce muy serio en su foto de perfil de guasap asomado a la ventanilla, al volante de su nuevo vehículo. No sé si necesito deciros que una autocaravana es un signo ostensible de riqueza. Autocaravana, no caravana.

La foto, que no es casual pues su intención es hablarnos de su nuevo status, me produce vergüenza ajena. 

¿Por qué necesitamos tanto la mirada de los demás? ¿No debería bastarnos con ser quienes somos sin tener que lucir siempre las medallas en la solapa? Tengo de los seres humanos un concepto angelical. Por esa razón, como veo seres humanos a diario y me miro a mí mismo vivo avergonzado de nuestro modo de ser. No acepto que somos dependientes, que dependemos del reconocimiento  del grupo y muchas veces nos importa más cómo aparecemos ante los otros que cómo realmente somos.
Yo no soy tan simple como para colgar una foto similar en mi perfil de guasap, pero eso no quiere decir que no sea presumido...  Lo que soy es más retorcido. Si se te nota demasiado que quieres presumir... ya no presumes tanto, porque lo que muestras es tu debilidad, tu dependencia de la mirada del otro

Soy menos simple que mi amigo pero más impaciente. Aún no nos la han entregado pero no puedo esperar para contaros que nosotros también hemos comprado una autocaravana.