21 julio, 2016

De vuelta.

Hoy salimos para Salamanca. Han sido diez hermosos días de playa. Esperemos que en este viaje no vuelva a estropearse el aire acondicionado. El de venida tuvimos que hacerlo en dos días y  parar a las seis de la tarde en el camping de Dos Hermanas en Sevilla. Soporto mal el calor (en el libro de “Por qué las cebras no tienen úlcera” aprendí que es un estresor”) y los gatos jadeaban agobiados. Jadear es frecuente en los perros que se refrescan así constantemente, pero los gatos solo lo hacen cuando lo están pasando mal. Sobre la marcha leí en internet que pueden sufrir un golpe de calor de consecuencias fatales y esa fue una de las principales razones que nos llevó a hacer el viaje en dos partes.

Como la vida te regala cosas inesperadas tengo que decir que estuvo bien el baño en la piscina de Sevilla y el posterior paseo, ya  anochecido, por la larga calle peatonal que lleva a la Catedral. De Sevilla tenía vagos recuerdos de lejanos viajes, pero no tuve un recuerdo concreto hasta que no vi el edificio de la FNAC, que está precisamente en esa calle. ¡Qué buenos ratos pasé allí en alguna otra ocasión mientras mi mujer picoteaba por otras tiendas cercanas!


Lo dicho, a partir de mañana, si Dios quiere, retrasmitimos desde Salamanca. 

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