29 septiembre, 2015

Mi feliz vida cotidiana.

Soy objetivamente feliz. ¿Qué quiero decir con esto de objetivamente? Que cualquiera envidiaría mi vida, mis condiciones materiales, mi trabajo, mi familia, etc. Nada es perfecto, pero tengo mucho más de lo que me falta.
Soy feliz y me siento feliz. Así de sencillo. Que haya tomado hace un rato un lorazepan entero -en lugar de medio, como es habitual antes de acostarme- no tiene nada que ver, je je.
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Mi madre sigue igual. Hoy por lo menos no lloraba y andaba con cierta facilidad. Ayer la acerqué al salón de actos de la resi, donde una mujer cantaba para los ancianos. Le gustó. En un determinado momento, ella estaba de pie, sujetas sus manos en las mías y subía las manos arriba y abajo, en un gesto como de bailar, como de seguir el ritmo. Luego se rió. Aún tiene días buenos.
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Los gatos necesitan lamerse todo el cuerpo para mantenerse limpios –tienen diminutas púas en la lengua, como un peine- y le dedican varias horas al día a esa actividad. Nuestro gato adulto lame con asiduidad al pequeño, incluso sus partes más escondidas. A mi mujer le encanta esa devoción que siente por él, esa muestra de cariño. Parece que le diera besos. Es llamativo que el pequeño nunca chupa al grande.

Ya he contado que desde que llegó el segundo nuestra relación con ellos ha cambiado sustancialmente. Apenas nos hacen caso. Solo para sentarse mirándonos delante de la puerta donde les damos de comer, que es su manera de solicitar comida.

Conejito ya no pasa sobre mi pecho aquellos ratos que tanto disfruté en el pasado nada más que sonaba el despertador. Alguna noche consigo que se siente unos minutos sobre mis piernas y ronronee un ratín. Todo acaba en esta vida.  

Sin embargo Zepan se deja coger con facilidad, incluso le gusta –si se tercia- dormir alguna siesta encima de cualquiera de nosotros. Ronronea con facilidad y es una delicia oírlo.
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Este año doy más clases que nunca: veinte semanales. Sin embargo –por el hecho de dar muchos grupos repetidos- preparo únicamente seis clases nuevas a la semana. El año pasado preparaba once. Es mucho menos trabajo. Aunque con asignaturas de una hora semanal tengo muchísimos más alumnos.


Me gusta la filosofía, y me gusta mucho explicar filosofía en primero de bachillerato. En el comienzo de curso me encanta mi trabajo, aunque al final termine cansado. 

2 comentarios:

  1. Creo que es el comienzo de Ana Karenina cuando dice que todas las familias felices se parecen unas a otras, pero las infelices son cada una a su manera ...

    Bienvenida esa apoteosis del aurea mediocritas y la felicidad media burguesa.

    Pero intelectualmente es poco productiva. Esta es la segunda parte.

    Pero ¿a quién le importa eso?

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  2. jajajaja
    si. es cierto.
    La felicidad produce pocos poemas.
    Quizás los de W. Whitman

    Es curioso que Joaquín Sabina, ya retirado de su mala vida y "casado" con Jimena, le dijo a Benjamín Prado que se fueran a Viena una semana juntos. Prado había tenido una ruptura sentimental. Sabina quería sacar partido de aquello. Le decía, yo ya vivo tranquilo y no se me ocurre nada necesito tu pena para poder hacer nuevas canciones.

    Es verdad. La felicidad solo produce felicidad.
    Yo no me cambiaba por Kafka con tal de ser un gran escritor.

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