28 abril, 2015

Hacer sangre.

Si, es lo que suponéis: un arañazo del gato en mi mano. Pero solo puedo responder con el lenguaje de los enamorados.


No puede hacer daño quién tanto bien causa. ¡Bendita sangre, derramada por benditas uñas!














Esto es parte de un poema que algún día escribiré.
Se llamará: Por mi gato, mato.

:)

1 comentario:

  1. He pensado lo del gato, pero la idea de sus pelos por todos los sillones, su olor a excrementos en su cajón que no sabría dónde poner, la necesidad de no abandonarlo durante demasiados días (a la vez que la oposición conyugal) me llevan a sentir una dualidad en mi alma que, por un lado, lo ansía, pero por otro lo ve tan complicado que lo dejamos correr. Heridas de guerra que nos muestras en este pensamiento de hoy, vis a vis con tu gato.

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