Ascender en la escala jerárquica (otra vez)
En una entrada anterior contaba que en ocasiones siento
alivio cuando se jubilan viejas “vacas sagradas” en mi centro. Son profesores muy conocidos, porque por sus clases han pasado muchas generaciones de
alumnos o porque son muy exigentes, o porque enseñan mucho y sus alumnos
consiguen muy buena nota en selectividad.
La alegría de su desaparición solo sé explicarla de una manera: “ascender o no bajar en laescala jerárquica de la tribu”. Se es alguien por comparación con los otros, y
si ellos desaparecen mi figura destaca.
Es un tema que me ha preocupado siempre. A veces me doy cuenta que cuando se habla de algo en un claustro el tema es lo de menos. Con
las intervenciones se marca el propio territorio en el centro, como el perro
que va meando por las esquinas.
Hará un año, mi instituto, que es bilingüe en francés, tenía
la posibilidad de serlo también en inglés. Esto es algo bueno para un centro, porque recibes más alumnos y mejores. Pero para
ello necesitábamos que hubiera un determinado número de profesores que pudiera
acreditar tener el B2 o se “comprometieran”
a alcanzar ese nivel en los próximos años.
Los que se ofrecieron aparecían ante todos como un
benefactor del centro, como alguien necesario en el instituto.
Yo, ni he conseguido aún el B2, ni quise significarme como
posible profesor bilingüe en el futuro.
Hubiera podido, pero de haberlo hecho me hubiera sentido
absolutamente comprometido en ese asunto y no quería.
Un compañero, y amigo, dijo que él se comprometía a hacerlo. Va para año y medio y no se ha puesto a ello. Este curso le invité a que nos
matriculáramos en la Escuela
de Idiomas y dijo que no. No tiene la menor intención de hacer el esfuerzo de estudiar inglés. En aquel
momento del claustro se le calientó la boca, apareció como muy majo ante todos
los compañeros y al día siguiente si te he visto no me acuerdo.
Se lo he reprochado muchas veces a él. Pero me cuesta mucho
perdonarlo. No soporto que aquel día abriera su cola de pavo real y apareciera
ante todos como el macho alfa. Yo, con más motivo, podría haber hecho lo mismo,
con un plumaje más bonito y más justificado, pero el miedo al compromiso, o a lo
que fuera, me retuvo.
¿Por qué me duele tanto su fanfarronería? Mi motivación está
clara. Lo veo a él ascendiendo en la escala jerárquica de la tribu y yo
paralizado por mil miedos infundados.
Un amigo decía que por qué tenía que seguir esforzándome para conseguir nuevas metas si ya tengo ganada mi oposición y mi vida resuelta ¿Para qué tanto afán -también él estudia inglés- si no existe una necesidad objetiva de luchar tanto?
Está claro... ascender o no bajar en la escala jerárquica de la tribu.
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