12 enero, 2015

Vivimos en las palabras.

Decía el día pasado que no le tengo miedo a las palabras. Que no me importa usar la palabra loca para hablar de mi madre.

Era ingenuo lo que escribí. Es suponer que la realidad es ella misma y las palabras son inocentes vehículos que simplemente nos la acercan. Lo cierto es que vivimos en las palabras. E interpretan lo que la realidad es. El mundo en el que vivimos es el que construimos con ideas, y las palabras las fijan en nuestra mente.

Aunque decir que "vivimos en las palabras" puede ser calificado de idealismo. Habría que añadir que además vivimos en la realidad, por eso nuestra edad llegará a matarnos, con independencia que digamos que estamos viejos o mayores. O quizás no. Quizás llamarnos mayores nos anime a vivir y nos haga vivir más.

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También puede haber perversión cuando las palabras se usan para ocultar la realidad.

Mis hermanas no están contentas con la residencia de mi madre porque parece que pasa mucho tiempo atada en un sillón. Mientras ellas usan la palabra atada, en la residencian hablan de que está sujeta con el cinturón ventral.

¿Sabéis a qué llaman  "defensa de goma" los policías?

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