Decisiones con consecuencias fatales.
A algún tonto, o tonta, se le ocurrió en nombre de la
igualdad, creo que fue en la época de Zapatero, que en lugar de mantener las cárceles
de hombres con funcionarios y las de mujeres con funcionarias sería bueno
mezclar en ambas funcionarios y funcionarias. Como hay más puestos en cárceles
de hombres, las funcionarias podían acceder a todas esas plazas.
Lo que sucede
ahora es que en las cárceles de hombres a determinadas tareas los funcionarios no se atreven a mandar a
una funcionaria, por el peligro que conlleva para una mujer estar entre tantos
reclusos.
En las cárceles de mujeres ya ha sucedido lo que antes era
mucho más infrecuente.
A algunos de los que tomaron estas decisiones habría que
meterlos en la cárcel.
De momento no se les ha ocurrido el disparate de hacer
cárceles de reclusos y reclusas. El número de necios es infinito. Todo se
andará.
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