17 julio, 2014

He comenzado un diario.

He comenzado a hacer un diario. Empecé en Huelva con la intención de no olvidarme de lo que hemos hecho estos días en Isla Cristina. Es frecuente que al final ya no recuerdas las cosas. ¿Qué día pasamos a Portugal? ¿Cuándo compramos la sombrilla? ¿Dónde comimos “calamares de campo”? ¿Fue en Isla Cristina o en la Antilla? Esto de los calamares de campo no sé si será un invento nuevo pero nosotros lo comíamos por primera vez. Son tiras muy finas de pimiento verde y cebolla mezcladas con una témpura, fritas al modo como se rebozan los calamares fritos. De ahí el nombre, porque los calamares no aparecen por ningún sitio.

Mi padre escribió hace tiempo diarios de nuestras vacaciones, pero ahora, se siente decepcionado del resultado, le gustaría saber cosas cotidianas que no apuntó. Me pregunto qué será lo que querré saber cuando pase el tiempo y vuelva a leerlo. Seguramente también me preguntaré por cosas que no he apuntado. Apunto ahora por ejemplo, lo que nos costó el camping o la cena, pensando que quizás en el futuro querré comparar los precios. Apunto que fui a devolver unos libros a la biblioteca. ¿Merece la pena consignar cuáles eran? Quizás para entonces tendré curiosidad de saber qué leí en el aquel viaje
A veces los días quedan sosos puestos sobre el papel. Fuimos a la playa por la mañana, ella se bañó pero yo no. Compramos unas coquinas, a la vuelta, al hombre que las vende en el camino y luego las comimos sofritas con ajo. Por la tarde nos bañamos en la piscina donde pasamos un montón de rato leyendo. Antes de dormirnos, vimos una película de las que nos ha dejado en un pendrive una compañera del Instituto. En principio se trata de recoger los hechos pero ¿qué hechos son significativos con el paso del tiempo? ¿Cuál será nuestra curiosidad del futuro? Es imposible saberlo. Conociendo el camping como lo conocemos porque ya hemos venido otras veces, quizás quiera saber en qué zona estuvimos instalados, cosa que se me ocurre ahora pero que no he consignado, o qué tipo de comida hacíamos, cuando comíamos en la caravana. O cuantas veces llamamos a mis padres en todo el viaje, o qué tipo de vecinos teníamos en el camping. No he escrito nada sobre ellos pero observar a los vecinos es uno de los entretenimientos de los campings. "¡Fíjate, qué extraño! Una señora mayor que conduce una autocaravana y viaja ¡con su madre!, una venerable anciana de pelo blanco. Las dos solas."
Y mira la mujer de la parcela de enfrente. Se pasa el día limpiando, si no ha barrido el porche tres veces no lo ha barrido ninguna.
Han estado también unas parejas de moteros, con dos autocaravanas y unos remolques para las motos. Son franceses y uno lleva el tatuaje de unas alas enormes en la espalda. O a lo mejor es un ángel entero. Montaron una especie de carpa para proteger sus máquinas.



Por no hablar de la familia de al lado. La madre lleva un rato largo repitiendo la misma cantinela a hija. “Esta semana vas a las clases todos los días, porque tenéis la actuación el domingo, (se refiere a las clases de danza de la niña), pero a partir de la semana que viene te llevo solo dos días . Voy a hablar yo con Almudena y le voy a decir que en verano yo no pago cinco clases semanales. Si quiero pagarlas, ni quiero estar contigo “parriba y pabajo to los días”.

“Así que se lo pienso decir a Almudena, ya te digo, (Almudena debe ser la directora de la academia) esta semana vas a ir completa pero a partir de la próxima….

Y desde de donde nosotros estamos leyendo se la escucha una y otra vez con lo mismo. No sabemos qué necesidad tiene de repetirlo tanto. 

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