¿Educación emocional y creatividad?
En su blog, Cristina, una mujer canaria, se queja de una nueva asignatura que llega con la LOMCE a Canarias. EMOCREA, que así la han
llamado, pretende la educación emocional y de la creatividad. Cristina se
enfada además de que esto quite tiempo para otras materias y se quiera enfocar
para la “productividad” de los trabajadores y la creatividad se relacione con
la creación de empresas.
Cristina, yo he leído mucho a José Antonio Marina. Se puede
decir que es lo único que he leído. Este hombre le da muchísima importancia a
la inteligencia emocional que estuvo de moda hace años por el libro de Goleman
y que Marina se dedicó a divulgar por España. Marina es partidario de una
asignatura así, -hasta quizás sea responsable indirecto de su inclusión en el
sistema educativo- y el libro de texto que escribió para Ciudadanía tiene
algunos contenidos de este estilo.
Una de las ideas que maneja es que una buena gestión de las
emociones es decisiva para conseguir un estudio adecuado. En relación con esto,
lo primero y más básico es conocer las emociones y saber identificarlas. Uno
puede sentir un malestar y estar fatal y no saber si es frustración, pena,
rabia, desánimo, decepción, celos o confusión. Poner nombre a lo que te pasa es
el primer paso para ponerle remedio. Antes de la terapia viene el diagnóstico. Se
supone que además existen técnicas psicológicas para afrontar las diferentes
emociones y bregar con ellas. Marina pretende que eso se vaya haciendo desde
pequeños, porque cree que es decisivo para su educación desde el punto de vista
práctico. A la larga saber gestionar sus emociones va a ayudarles en otras
asignaturas. Uno de los aspectos de la inteligencia emocional es saber
automotivarse y no cejar ante las dificultades sino saber ser constante y
luchar por conseguir tus objetivos. Suspender matemáticas puede tener más que
ver con la gestión del desánimo ante los fracasos académicos que con las
matemáticas propiamente dichas.
Esta asignatura habría de ser algo práctico, y no más datos
que los alumnos tengan que aprender, pero quizás podría ser algo útil si se sabe
hacer y se hace bien. Cosa que no es nada fácil.
Entiendo que el lenguaje pedagógico que usan los expertos y
los que hacen las leyes te eche para atrás –produce repelús a cualquiera- pero
la iniciativa quizás no sea mala. Incluso aunque quite tiempo a otras materias.
Si la cosa funcionara ese tiempo se recuperaría con creces.
Y de los emprendedores y la emprendiduría hablamos mañana.
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