Qué quiero en la vida.

No soy demasiado original.

Quiero que mis hijos terminen sus estudios y encuentren un trabajo acorde con ellos.

Quiero que mis hijos encuentren una pareja estable y me gustaría que no sufrieran separaciones, divorcios, nuevas parejas. Sé que con los tiempos que corren eso quizás sea mucho pedir. La petición anterior tampoco era fácil de conseguir.

Me gustaría tener nietos. Y me gustaría tenerlos a una edad en la que aún tenga ganas de tirarme por el suelo a jugar con ellos. Con lo tarde que los hijos encuentran ahora trabajo parece difícil que esto se cumpla.

Quiero llegar sano a la jubilación para marcharme por ahí con mi mujer en la caravana (o quizás con una autocaravana). Tengo 54, si nos pudiéramos jubilar como hasta ahora, a los 60, esto no sería muy difícil de conseguir.

A veces, cuando pienso lo que quiero para mis hijos me doy cuenta de lo que realmente valoro yo. A lo mejor no son las que nombraría si me preguntaran cuales son mis valores. No son cosas muy espirituales, no tienen que ver con la cultura o con el altruismo. Quizás no tengan mucho que ver con la felicidad, sino con el modo de entender la felicidad que tenemos en estos tiempos: confort y seguridad.

Para mí me gustaría una vida en la que pudiera leer más y entender más. Me gustaría comprender el mundo pero ya casi he renunciado. Pero no pasa nada. Leer ya se ha convertido en un bien en sí mismo, con independencia de que obtenga poco fruto lo paso muy bien leyendo aquí y allá sin obligación y sin grandes aspiraciones.