Proposición.
El camping en el que estuvimos el domingo está lleno de jubilados europeos y modernos. Esa misma tarde se acercó un viejo y nos dijo en un correctísimo español que si estábamos interesados en un cambio de pareja. Su mujer, una viejecita menuda de pelo blanco, saludaba con la mano muy simpática desde la puerta de su caravana a 50 metros. Menos mal que tuve rapidez de reflejos. Le dije que el día anterior mismo habíamos probado shushi por primera vez y que eran muchas novedades para un mismo fin de semana. Como hacía calor el hombre se había acercado desnudo de cintura para arriba, se ve que como se conservaba bien quería enseñar el género. Su mujer no enseñaba nada. Llevaba una rebequita.
Al rato me lo volví a encontrar al marido en el servicio y me insistió. "No se fíe usted de las apariencias" me dijo. "Aunque mi mujer anda lenta por la artrosis, luego en la cama es un demonio."
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