27 mayo, 2014

Confundiendo los nombres.

 A veces confundes los nombres de alumnos de clases diferentes y suele ser porque entre ellos, a tus ojos, tienen algún parecido o un aire semejante. Pero si alguna vez se lo dices, o cuando por sí mismo descubren cuál es el motivo de tu confusión, se quejan disgustados: “Yo no me parezco en nada a ese chico.”


Y en otras ocasiones el error se produce en dirección contraria. Son unos alumnos los que se dirigen a ti llamándote por el nombre de otro profesor. Y entonces, sorprendido, te preguntas en qué te parecerás a ese tipo fondón, feo y aburrido con el que te han confundido.

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