REMORDIMIENTO.
A veces siento remordimiento cuando pasado mucho tiempo
desde que conozco a un alumno no me sé su nombre
La vida es injusta pues enseguida aprendemos los nombres de
aquellos muy malos o muy buenos. Si un alumno da guerra, pronto es conocido por
todos los profesores; incluso por alguno que no le dan clase, si incordia
muchísimo.
Cuando un alumno es anodino y no habla con los compañeros
durante las clases y no molesta y no es ni guapo ni feo, ni listo ni corto…
tiene muchas posibilidades de que tarde mucho en aprenderme su nombre. Y me temo que a aquellos compañeros a los que les
pase como a mí, le sucederá… -para
rematar la injusticia- ¡¡con los mismos
alumnos!!
Cuando advierto esto, intento remediarlo en clase, nombrándolo a él expresamente varias veces con cualquier excusa, para hacer
patente que me sé su nombre.
Pero a veces es un aprendizaje pasajero, porque a las pocas
semanas, como el chico pasa desapercibido nuevamente, advierto que lo olvidé.
Lo que es peor es que creo que esto puede tener consecuencias
en el aprendizaje de mi asignatura. La sintonía que se establece entre profesor
y alumno favorece o dificulta su estudio. Si el profesor no sabe
quién eres, tienes un motivo para no estudiar su asignatura. Aunque quizás
tengas otros para hacerlo.
Yo, muchos años, a principio de curso, me estudio los
nombres de los alumnos en casa, con las fotos. Este año he hecho muchas cosas
bien a principio de curso, pero esa no ha sido una.
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