Un saludo amable
Paso una hora de la tarde del viernes corrigiendo exámenes
menores en la biblioteca. Corrección fácil y mecánica. De repente escucho por detrás mi nombre gritado al unísono por varias personas. Digo gritado pero en realidad es susurrado en voz
baja, pero con fuerza suficiente para ser oído. Son cuatro alumnas de
bachillerato que me saludan muy sonrientes desde una mesa relativamente lejana. La biblioteca
es grande y no las había visto al entrar. Me gusta que los alumnos me saluden
contentos. Me reconcilia con mi trabajo, suponiendo que estuviese peleado.
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