20 octubre, 2013

LOS OJOS

Mi padre no parece necesitar de los demás. Tiene su propio mundo interior y el exterior le sobra. Ahora está leyendo una novela del siglo XIX, “Los novios”, de Manzoni.  Por lo visto es una novela que le gusta mucho al Papa actual. Me pidió que se la sacara de la biblioteca y está enzarzado con ella.

Digo que no parece necesitar de los otros porque cuando llegas no creáis que interrumpe su lectura. Tú te sientas a su lado y él sigue a lo suyo. A veces te hace caso pero muchas veces quiere continuar leyendo y te invita: “ve a ver a mamá, está ahí donde la televisión“.


Una cosa que no falta casi nunca es su lamento sobre los ojos. Padece síndrome de ojos secos, le pican y lo lleva fatal. Llevará así dos años pero el caso es que te lo cuenta cada nuevo día como si fuera una primicia. Como si siempre fuera la primera vez. “Los ojos me están torturando, me hacen sufrir una barbaridad”. Y con un pañuelo de seda arrugado se frota un poco, pero suavemente porque desde el principio le dijeron que si no se le caería el párpado de abajo. Va cambiando la fórmula y el modo de expresarlo pero la queja es idéntica. Te lo dice como si tú pudieras hacer algo. Como si no lo supieras ya. Se ve que no ha reflexionado que los medios de comunicación hoy en día no captan la atención si no cambian constantemente de catástrofe, de escándalo o de asunto. Mi padre necesitaría una dolencia nueva para ser atendido, pero él sigue fiel a la suya, sin renovarla desde hace mucho. Con una fe inquebrantable en que contarlo le alivia de algún modo. Sino no se explica que lo repita tanto. Aunque es cierto que renueva de modo creativo –reitero-  el modo de contarlo. Por ejemplo, a veces le preguntas qué tal está y sigue en silencio pero levanta las manos a la altura de los ojos y se los señala con ambas índices. “Si no fuera por esto…” 

2 comentarios:

  1. Tu padre demuestra un excelente gusto literario. Los novios es una obra maestra de la literatura italiana. Pocos escritos han configurado no solo la forma mentis de un pueblo, sino también la propia lengua nacional como esta novela de Manzoni. Además, como cualquier gran novela decimonónica ayuda a desvelar profundidades del alma humana mejor, acaso, que un tratado de psicología; no me sorprende nada que tu padre se haya enfrascado en su lectura. Tal vez podrías probar a leerla tú: seguro que encontrarías un tema de conversación con tu padre.
    En cuanto al síndrome del ojo seco, te recomiendo que le regales un producto a base de espino amarillo, rico en ácidos omega 7, un potente hidratante de las mucosas oculares. Se toma por vía oral y lo encuentras en farmacias, parafarmacias o herbolarios. No estoy bromeando, te aseguro que una cura intensiva a base de omega 7 si no resolverlo, sin duda aliviará el síndrome de tu padre. Y, de paso, a lo mejor consigues sacarlo de su mutismo y lograr, que cuando vas a verlo, alce la vista del libro

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  2. Alessandr Manzoni, excelente escritor, de los pocos novelistas que se salvan. Milanés

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