SIEMPRE MAÑANA
Este verano estuve con un hombre que, siendo más alto que yo,
pesa sin embargo menos que yo. Es un hombre muy moderado comiendo, como convivimos
durante una semana he tenido tiempo de darme cuenta y este curso he introducido
algunos cambios para parecerme un poco a él. En la hora del recreo yo solía
tomar en el bar del instituto un plato de patatas con salsa. Este año he
suprimido ese plato por una manzana. Me la como en la sala de profesores y ya
no voy al bar. Esto es lo que podemos llamar un cambio estructural.
También quería hacer cenas más frugales, creo que ceno
mucho, pero de momento no lo puedo evitar, me gusta comer y como, como y como.
La idea de la moderación me parece estupenda cuando tengo el
estómago lleno. En ese momento hago propósitos y me convenzo a mi mismo que los
cumpliré. Pero cuando llega la hora de cenar no termino de entender bien lo de
la moderación. O mejor dicho, lo aplazo hasta mañana. Y así todos los días.
Hay un verso de Lope que dice:
Siempre mañana y nunca mañanamos.
Y también un chiste (que tiene poco que ver con ésto pero que no me resisto a contar) en el que un niño pobre le pregunta a su
madre también pobre:
-
Mamá, ¿cuando comeremos pan de hoy?
-
Mañana, hijo, mañana.
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