LA MEDICINA ES LA ENFERMEDAD.
Cuando yo tenía 20 años tuve una depresión.
En una de las consultas con el psiquiatra, cuando ya llevaba
un tiempo medicado y la medicina había hecho efecto, éste me preguntó que qué
tal me encontraba. Le respondí que yo me sentía bien. Que me sentía casi como
si estuviera normal. Pero sabía que estaba enfermo porque tomaba pastillas.
Esto le hacía gracia a mi psiquiatra. Decía que le ocurre a
algunas personas. Al final, para el paciente, los fármacos se convierten en la
enfermedad.
Creo que a mi madre le ha pasado lo mismo con “el centro de
día”. En su interior: “El centro de día es la enfermedad”. Tenía muchos olvidos
y poca vida social, nos parecía que le venía bien ir, unas horas por la mañana, a algún tipo de actividad que le mantuviera ocupada la cabeza y le
diera cierta vida. Así se lo dijimos. No fue buena estrategia. Ella no pensó “Voy
al centro de día para no perder más la cabeza” sino que pensó: “Voy al centro
de día porque estoy mal de la cabeza”. Y como además veía allí personas que están peor que
ella…
Conclusión: Si no voy al centro de día no estoy enferma.
Dice que también nosotros tenemos olvidos. Se niega a
aceptar que está enferma. Mejor dicho, a ratos lo acepta y a ratos lo niega
rotundamente. De momento los hijos hemos desistido de llevarla al centro. Hace dos
días tuve una pelotera con ella por este motivo. Mejor no recordarlo.
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