13 agosto, 2013

La vida sigue pese a todo.



Creo que ya he contado que los hermanos y cuñados de mi mujer tenemos un grupo de whatsapp donde cada uno da noticias de lo que quiere.

En general son noticias festivas y bromas.

Uno de mis "brother in law" -al que le han descubierto hace poco un cáncer de pulmón- está en el grupo e interviene como uno más.
El otro día, su mujer, intervino para contar las sesiones de radio que le van a dar, después de las de quimio que ya le dieron.
Comenzó la intervención así:
“Qué alegría irradiais”.
“Tos contentos”.
“Bueno os informo de la radio de… “
Y a continuación nos explicaba como serán las sesiones de su marido y cuanto durarán .


Me aterra que alguien tan cercano esté amenazado de muerte (al menos como una posibilidad) y todos podamos seguir la vida casi como si tal cosa. ¿Qué podríamos a hacer? Los otros siempre son los OTROS, y por muy cercanos que estén no somos nosotros mismos. Pero me produce extrañeza esa distancia. ¿No debería su dolor dolernos más? ¿No debería ocupar su preocupación más lugar del que ocupa?
Quizás mi pensamiento es absurdo. Ellos mismos no hacen otra cosa que seguir con su vida. Lo sé porque hemos pasado una semana con ellos y hablan con nosotros de lo de siempre y se comportan como siempre. Nos reímos, salimos a cenar, vamos a la playa. Supongo que la procesión va por dentro y tendrán momentos para todo. Momentos muy tristes que yo no veo o que ellos prefieren no compartir para no descargar en nosotros su pesar. Están al borde del precipicio y tiene que seguir la vida casi igual.  
¿Cómo me comportaría yo con un peligro tan cercano? Sin duda estaría aterrado. ¿Podría hacer la vida normal? Me cuesta creerlo. Pero por otro lado ¿qué otra cosa podría hacer?
Me resulta difícil de entender la entereza que mantiene este hombre. Y si lo piensas no tiene sentido perder las formas. Lo que haya de pasar -bueno o malo- pasará de cualquier modo con independencia de tu actitud ante ello. Si desesperarte y llorar a todas horas no van a librarte de lo que ha de venir en caso de que sea malo... ¿por qué no mantener la entereza y componer una figura presentable?

No sé si este último razonamiento tendría fuerza en mí llegado el momento.

4 comentarios:

  1. Morirse, el acto de morirse, debe ser algo miserable. La vida (a parte del juicio de valor, y aunque sin duda encantadora, no es tan nominalmente importante: porque ella es anónima, y nada puro la sujeta, ni nada sin mácula la puede direccionar, conscientemente, siempre pulula, casi aleatoriamente, precariamente suspendida, como una mariposa en el aire) obviamente es algo sensible, y hay que desprenderse, desprenderla, ella misma de ella misma. Vamos, morir, es de suponer, un trance. Mejor ir, dejarse ir, despreocupado. En el aire...

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  2. Siento mucho lo que estará pasando tu cuñado. En estos momentos lo que se necesita es el amor de las personas queridas y seguro que de eso tiene mucho. Un abrazo.

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  3. Mi enfoque era el de uno mismo ante el hecho de su posible desaparición, y la intención era relativizarlo. Parece que no me ha salido. De todas formas, creo que a la muerte hay que mirarla siempre de lado. Y el afecto es una buena fórmula de conseguirlo. En mi caso, yo sí la he mirado alguna vez de frente, y mi error no pudo ser más desafortunado. Suerte a su cuñado.

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  4. No sé, a lo mejor llega un instante en que te mira de cara y hay que estar ahí, solo, ante ella. Mi error fue de precipitación y era joven. Prefiero la acotación vital de la circunstancia y seguir relativizándolo. La muerte forma parte del viaje.

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