26 agosto, 2013

Ahorrar la reprimenda.

Encuentro en el Quijote una idea que repite muchas veces mi padre. Y que he aplicado muchas veces a mis hijos y alumnos.

En el Quijote dice así:

"Al que has de castigar con obras, no trates mal con palabras. Pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones." (capítulo 42 segunda parte)

Mi padre, decía, y aún dice...

"A quien vas a castigar de hecho no lo castigues de palabra".

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