22 julio, 2013

MICRORELATO MACABRO CON FINAL FELIZ.



Antonio tuvo dos hijas. Se hizo la vasectomía y se tatuó cada uno de sus nombres en los brazos.
A los 16 su hija mayor se cambió el nombre en el registro civil.
Al poco tiempo la otra moría trágicamente.
Un año después Antonio perdió un brazo. Pero el azar incoherente quiso que fuera el del nombre de la hija viva.
La historia tiene un final feliz porque un dermatólogo consigue modificar el tatuaje para que luzca el nombre de la hija que aún le vivía en el brazo que aún le quedaba.

2 comentarios:

  1. Muy macabro, pero me hace gracia. ¿Historia real? ¿Anécdota ejemplarizante?

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  2. jaime, gracias.
    Solo es una bobada. Y pretendía hacer gracia.

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