11 julio, 2013

¿Me alimenta el arte de verdad?

Melanie era una enfermera de Florida. Digo “era” porque perdí el contacto con ella dos o tres años. Estuvo en España veinte días y pasó dos fines de semana en mi casa.

Iba a ir a Madrid y le recomendé ir al Museo del Prado. Le expliqué que allí podía ver Las Meninas de Velázquez. Habíamos visto muchas meninas en las tiendas de turistas de la Plaza Mayor.

Lo que me impresionó es descubrir que yo no la animaba a ir porque Velázquez merezca la pena y verlo tenga un valor en sí mismo. Yo le invitaba a conocer Velázquez porque es algo elemental para alguien que quiere conocer España y lo español. Como conocer Londres es conocer la National Gallery o los grafitti de Banski.

Este hecho me llevó a preguntarme: ¿pero Velázquez interesa por sí mismo? ¿el arte realmente alimenta?  No estoy hablando del arte moderno (eso es tema aparte), incluso el arte clásico. ¿Lo recomiendas porque es algo valioso en sí mismo o únicamente por la significación social que tiene?


Desde luego, si el arte merece la pena Velázquez es el Sumo Pontífice, pero aquella recomendación a Melanie, que la invitaba únicamente a conocer Velázquez por la significación en la cultura española, parecía descubrirme que es una religión en la que no creo.

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