¿Me alimenta el arte de verdad?
Melanie era una enfermera de Florida. Digo “era” porque
perdí el contacto con ella dos o tres años. Estuvo en España veinte días y pasó
dos fines de semana en mi casa.
Iba a ir a Madrid y le recomendé ir al Museo del Prado. Le
expliqué que allí podía ver Las Meninas de Velázquez. Habíamos visto muchas
meninas en las tiendas de turistas de la Plaza Mayor.
Lo que me impresionó es descubrir que yo no la animaba a ir
porque Velázquez merezca la pena y verlo tenga un valor en sí mismo. Yo le
invitaba a conocer Velázquez porque es algo elemental para alguien que quiere
conocer España y lo español. Como conocer Londres es conocer la National
Gallery o los grafitti de Banski.
Este hecho me llevó a preguntarme: ¿pero Velázquez interesa
por sí mismo? ¿el arte realmente alimenta?
No estoy hablando del arte moderno (eso es tema aparte), incluso el arte
clásico. ¿Lo recomiendas porque es algo valioso en sí mismo o únicamente por la
significación social que tiene?
Desde luego, si el arte merece la pena Velázquez es el Sumo
Pontífice, pero aquella recomendación a Melanie, que la invitaba únicamente a conocer
Velázquez por la significación en la cultura española, parecía descubrirme que
es una religión en la que no creo.
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