10 julio, 2013

Ausencia

Es raro el modo como sentimos la ausencia de alguien. Recuerdo que cuando mi mujer iba a trabajar a Palencia y se marchaba los lunes temprano yo sentía su ausencia desde las primeras horas del día, durante las horas que yo pasaba trabajando. Digo que es raro porque ¿qué sentido tenía echarla de menos durante un tiempo en el cual si hubiera estado en casa no la hubiera visto?
Era sentir que ya faltaba, aunque fuera un tiempo en el que habitualmente no estaba conmigo.

Mi hijo estuvo en Estados Unidos dos meses, hace muy poco tiempo y parece que el hecho de que fuera la primera salida más larga y el hecho de que fuera a USA  Esa sensación de lejanía y la aventura que suponía salir de España nos llevaba a su madre y a mí a comunicarnos con él por internet casi todos los días. Con mail y también con SKYPE. Hablamos varias veces viéndonos las caras. También él tenía deseo de comunicarse.

Ahora ya lleva más de un mes en Mallorca donde viven los padres de su novia y como la cercanía es mucho mayor y lo ve uno menos arriesgado que estar en América hablamos mucho menos con él. Yo al menos. Nunca hemos tenido necesidad de hablar por Skype, por ejemplo.

También es cierto que entre medias ha aparecido en nuestras vidas el Whatsapp. Ahora los cuatro miembros de la familia tenemos un grupo hecho y muchas veces nos comunicamos por ahí. Es curioso lo rápido que van cambiando las tecnologías y de qué modo van cambiándonos. 
Mis hijos comenzaron comunicándose con los amigos por Messenger. Luego fue el Tuenti  y ahora es el Whatsapp.


Con los hermanos y hermanas de mi mujer tengo otro grupo de Whatsapp. Antes no sabía casi nada de ellos y ahora sé cuando mi cuñada va a la piscina, cuando se resfría el niño y lo que es peor para ellos: ellos saben qué hago yo a cualquier hora del día. Exagero un poco pero a mí me gusta expresarme y escribo mucho. Creo que si viera a otra persona contando tantas cosas de sí mismo no lo entendería. 

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