01 julio, 2013

Decidir sobre la vida de otros.

Hay gente que tiene miedo de tomar decisiones que impliquen a otros. Por esa razón algunos profesores dicen, por ejemplo: “yo lo apruebo, ya lo suspenderá la vida”. Sencillamente no tienen ganas de problemas y aunque, en puridad, tendrían que suspenderlo no quieren ser ellos los que le paren los pies. Es cierto que aprobándolos también decides sobre su vida, quizás lo perjudiques haciéndolo, pero pasa desapercibido.


Hay otros que no tienen ningún miedo en asumir responsabilidades. Un profesor en mi centro suspendió en septiembre a varios alumnos en segundo de Bachillerato que de este modo se quedaron solo con su asignatura durante todo un año. Hay que tener muchísima confianza en uno mismo para hacer algo así. Él lo justificaba explicándonos las preguntas que habían dejado en blanco los alumnos y como era imposible que solo las demás sumaran un cinco. Si le hubiera dado la gana –sin dar razón a nadie- los hubiera aprobado, pero tenía digamos que una justificación objetiva para suspenderlos.

Hay que tener mucha confianza en el sistema. Yo me siento incapaz de decir “este alumno no sabe suficiente de mi asignatura y no puede ir a la universidad”. Es muy probable que alumnos como esos si hubieran tenido la posibilidad de examinarse de Selectividad hubieran aprobado. Es verdad que él que no ha hecho suficiente para aprobar es él. Pero es bastante tu decisión arbitraria para que pase.

Quizás hay profesores que siempre aplican el mismo criterio, mecánico, matemático, automático, ciego, implacable, ajeno a ellos, atento solamente a los resultados de unos exámenes.

No es mi caso. Y quizás me gustaría que así fuera. Pero sé que no es mi caso.

1 comentario:

  1. Cada vez escribo peor. Hay un "el" al que sobra una tilde

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