MI PADRE SE ACUERDA DE NOSOTROS 1.
Mi padre es un tipo raro. Siempre tiene algún proyecto en la
cabeza y como ahora no puede pintar se le ha ocurrido copiarnos a los hijos unos
textos que ha ido recopilando. Textos que piensa que es importante que leamos los hijos. Primero los escribe en una hoja y luego hará fotocopia
para cada uno de los hijos. Ahora está buscando nombre al proyecto. “Las últimas
hojas de papá”, “los últimos escritos de papá”…
Me ha enseñado el primero. Lo que en él se argumenta es exactamente
lo que a veces yo he argumentado a mis alumnos en algún debate sobre las
ideologías utópicas. Concretamente este año lo he debatido con algún alumno
partidario del 15 M. Y lo que me llama más la atención es que yo me creía que
esas ideas eran mías y se me ocurrían a mí.
EL SUFRIMIENTO.
Era en los años 1941-42 durante la guerra mundial. España,
gracias a Dios, estaba en paz. Yo comenzaba mis estudios de bachillerato en S.
Fernando.
(Da horror escribirlo) “La máquina de exterminio nazi contra
los judíos estaba en pleno funcionamiento. Las víctimas llegaron a millones. Se
imponía a los hombres la marca de los bovinos: un número sobre la piel. El
viaje se hacía en vagones de ganado para obligar a los deportados a yacer días
y días sobre su propia suciedad (¡Hombres, mujeres y niños!) se daban platos
pero no cucharas por lo que los prisioneros tenía que lamer la sopa como
perros; …”
(Primo Levi: Del libro de un superviviente)
“Solo habrá justicia para todos si la muerte es vencida por
todos, pues a las víctimas de la injusticia,
a los mártires de las acciones inicuas no se les hace justicia con un
minuto de silencio y una ofrenda de coronas. O hay victoria sobre la muerte o
no hay victoria sobre la injusticia. Una ideología que niegue la resurrección
de los muertos, prometerá en vano la justicia para todos. En el mejor de los
casos podrá ofrecer un mundo justo a un puñado de privilegiados, los que
alcancen a vivir la edad dorada de la utopía intramundana. Ahora bien, justicia
para solo una parte (y por cierto, mínima) de la humanidad es una propuesta
rigurosamente injusta; o hay justicia para todos o simplemente no hay justicia,
ni tiene por qué haberla.”
(De Ruiz de la Peña, teólogo cristiano)Mi padre no sabe el
libro del que lo sacó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario