24 junio, 2013

TRAPIELLO VALIENTE.

Hay muchas cosas que admiro de Trapiello aunque otras no me gusten. Hoy toca alabanza.

Trapiello cuenta la vida de un escritor por dentro. La manera como depende de los críticos, de los editores, de los premios (que te lo den o que te llamen para jurado), de los que te publican o no los artículos de prensa, de los consejeros de cultura que te llaman para conferencias aquí o allá (“hacer bolos” lo llaman). No se trata de un autor que, seguro de su valor y su maestría nos cuenta el modo de desgranar su sabiduría por el mundo. No nos muestra su casa preciosa y preparada para las visitas, nos la enseña descolocada y haciendo hincapié en sus defectos más que en sus virtudes. Como si a cada paso nos fuera diciendo: Aquí hemos puesto este mueble para tapar las baldosas rotas del suelo y allí pusimos aquello para que no se vea el desconchón de la pared.

Las páginas en las que habla del proceso de elaboración de “Las armas y las letras” no podrían figurar en la contraportada del libro porque no invitan a comprarlo. Reconoce las carencias del libro, nos dice que la bibliografía que usó fue la que tuvo a su alcance, no toda la deseable y explica el modo como su editor se enfadó con él cuando entregó una primera versión… Tras la primera bronca y ante la necesidad de sacar el libro y no tirar todo por borda Trapiello nos cuenta como el editor se juntó con él y en unas sesiones mejoraron lo ya hecho. El editor aportó datos esenciales, corrigió errores en las fechas, añadió citas que debían figurar. El libro estaba destinado a ganar un premio pero al final no se lo dieron. ¿Qué escritor ha contado nunca que una vez escrito el libro otro tipo tiene que venir a ayudarle a rectificar y mejorar lo hecho? En esto muestra Trapiello mucha valentía.
Escribo esto de memoria porque ya hace tiempo que lo leí –seguro que digo alguna falsedad con respecto a los detalles- pero en lo esencial es como os cuento.
Y es curioso porque luego el libro ha terminado teniendo muy buena fama. Si alguien conociera por separado lo que cuenta Trapiello del proceso de elaboración y lo que luego se ha dicho del libro le costaría pensar que estemos hablando de la misma cosa.

Trapiello es similar a esos magos que nos descubren como se hacen los trucos de magia. Cuando un escritor consagrado presenta ante el público una obra lo hace como si fuera algo grabado en piedra, algo que es así y que si fuera de otro modo sería imperfecto. No así Trapiello. Él nos descubre la agonía del proceso y el conocerlo nos hace relativizar la obra pero …
Mostrando el revés de la trama el escritor leones nos descubre la miseria de las cosas pero también su verdad auténtica: la tristeza de las conferencias con poco público por las provincias, los entresijos no siempre limpios de los premios, los intereses de todo tipo y ajenos a la literatura que rodean a ésta, el desinterés de los políticos por la cultura y al tiempo su subvención interesada, la necesidad económica del escritor…

Sobre esto último nunca disimula. Explica lo bien que le vienen los ingresos por un encargo y en muchas ocasiones hasta dice exactamente las pesetas que cobra por esto o lo otro (hasta donde leo aún eran pesetas) O nos cuenta también cuando no quieren pagarle, porque algunos pretende que escriba o vaya a un sitio gratis.

Sus diarios resultan verdaderos porque muestran el prosaico mundo que rodea la poesía. 

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