25 junio, 2013

Seguridad y riesgo.

Lo conocí en un encuentro de caravanas. Es ingeniero. No sé exactamente de qué pero se dedica a diseñar y a probar AIRBAGS. Trabaja para una de las pocas empresas que fabrican estos aparatos y que luego se colocan en coches de todas las marcas.


Me explicaba lo peligroso que es ir medio tumbado en el asiento del copiloto por ejemplo. Yo casi siempre voy de copiloto. Me explicaba que si vas con el asiento muy retrepado y casi tumbado te escurres por debajo del cinturón de seguridad que está pensado para ir bien sentado. Me explicaba lo peligrosísimo que es llevar los pies apoyados en el salpicadero. Si el accidente te pilla en esa postura es muy probable que te partas la columna . Ir sentado de ese modo es comprar papeletas para la paraplejia. Él no permite nunca a su mujer ir así.

El caso es que hace poco este hombre tan conocedor de la seguridad en los coches en una marcha ciclista tuvo un accidente grave. Se rompió el fémur y un montón de costillas. Ha pasado una larga y mala temporada convaleciente con bastantes dolores. Aún cojea.

¿No resulta paradójico?

Muchísima precaución en un campo de su vida y luego asume riesgos graves en otro.

No digo que no haya que preocuparse por las cosas. Es imposible no hacerlo. La prevención evita peligros. Pero el caso parece enseñar algo que olvidamos continuamente en la vida moderna tan controlada por el ser humano. Es lo que canta el salmo 126: “Si el Señor no construye la casa en vano se esfuerzan los constructores”.
...............
Esto es reedición de un post que publiqué solo durante unas horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario