23 mayo, 2013

Teoría de la silla.


No es fácil ser juez, al menos para mí. ¿Qué hacer, por ejemplo, con esos alumnos que repiten y repiten? Tuve uno, hace años, que estaba revoltoso, hablador, se piraba un montón de veces. No era la primera vez que le daba clase, el año anterior ya me harté de él pero pasó de curso. En segundo de bachillerato, continuó igual, me seguía enfadando y lo soportaba como podía. Ese año suspendió porque no estudiaba ni sabía nada. El segundo año, cuando sus compañeros se habian ido a la Universidad y él se había quedado solo, se incorporó con un grupo de alumnos más jóvenes que él, un grupo que ya estaba hecho y en el que no era fácil integrarse. Repetía y se dió cuenta de las consecuencias que habían tenido su actitud y su comportamiento.

Ahora está sumiso. Ya no falta. Ya no habla. Sus padres le deben estar apretando las tuercas. No atiende gran cosa, pero ya no se porta mal. Se entera de poco más que antes, pero ahora te da pena. Está derrotado, el tiempo lo ha doblegado. Él es el culpable de su situación, pero a veces te parece que fueras tú el responsable. A veces puede ser un alumno poco despierto. Ahora se esfuerza un poco más (mucho si lo comparamos con lo que hizo el primer curso) pero todavía es insuficiente.
 Hoy alguien en la sala de profesores dijo: Yo voy a aprobar a algunos  no porque lo merezcan sino porque no quiero volver a verlos al año que viene. Lo decía medio en broma pero es algo absolutamente real. Cuando llevas con un alumno mucho tiempo lo que quieres es dejar de verlo. Y algunos amenazan con quedarse un curso más.

La teoría de la silla la formuló una compañera mía hace mucho tiempo. Los alumnos tienen cuatro años para aprobar los dos cursos de que consta el bachillerato. El que resiste gana. Cualquier alumno que aguante cuatro años repitiendo primero y luego repitiendo segundo al final obtendrá el título. He visto a alumnos marcharse, rendirse, desistir. Pero he visto a algunos titular cuando sus profesores habían predicho repetidas veces que nunca aprobarían el bachillerato. La teoría de la silla dice que si tú matriculas a una silla en primero de bachillerato y luego tienes paciencia para matricularla año tras año los siguientes cursos esa silla obtendrá el título de Bachiller. Aunque no hay garantía de que apruebe selectividad.







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Nunca he sido capaz de dejar a un alumno solo con mi asignatura y en la única vez que se presentó esa situación en mi vida, lo aprobé. Estaba claramente suspenso pero no dudé ni un momento. Muchos profesores hacen lo mismo, aunque no todos. Aunque sea el alumno el que se lo ha buscado muy pocos quieren cargar con la responsabilidad de que pase un curso entero solo con tu asignatura.

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