23 mayo, 2013

ESCÁNDALOS DOMÉSTICOS

Era por estas fechas cuando hace dos años nuestra hija estaba examinándose del final de segundo de bachillerato.


No teníamos seguridad de que fuera a Selectividad en Junio porque había hecho el tonto con la asignatura X (callemos el nombre por pudor) a comienzos de curso y había arrastrado esa ignorancia hasta el final.

Cabían esperanzas de aprobar pero no era disparatado que tuviera que volver en septiembre.

Cuando le dieron las notas la moneda cayó cruz. Tendría que pasar el verano estudiando.

Al día siguiente de entregar los boletines, cuando ya teníamos asumido el suspenso, me llamaron al móvil.

- Llamo del Departamento de X del Instituto de su hija. Se han hecho unas revisiones de los últimos exámenes y se han rectificado algunas calificaciones. Su hija está aprobada. Se lo comunico para que mañana venga a matricularse en selectividad.

Al día siguiente mi mujer -también profesora- se enteró de lo que había pasado. Un profesor del centro estaba enfadado porque a su propio hijo, que estaba repitiendo en el centro, lo habían dejado solo con esa asignatura. Había reclamado al departamento con mucha vehemencia y estaba dispuesto a reclamar al altísimo si era preciso. La profesora, una mujer joven que no quería líos, había optado por el camino más fácil. Y al aprobar a aquel alumno le había parecido de ley aprobar a los que tenían una nota similar. De ese modo había pasado a otros tres. Entre ellos mi hija.

“Así se escribe la historia” decía mi padre cuando describía algún episodio más o menos lamentable de la política. Hay muchas cosas que se hacen bien en la Educación y otras se hacen… de aquella manera.

Mi hija aprobó Selectividad en Junio.

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