29 mayo, 2013

Generar animadversión sin necesidad.

Las masas cuando discuten sobre asuntos no matizan nada. Las cosas son o blancas o negras. La masa dispara con trabuco. El rifle de precisión es algo que le está vedado. Por esta razón me parece un error ese camino en el que cada vez se van metiendo más países: el matrimonio homosexual.


Me parece que ese asunto solo consigue dividir a los países en dos bandos enfrentados cuando sería tan fácil no provocar esa división. Hablo de esto ahora con motivo de su implantación en Francia.

¿No sería mejor una ley de parejas de hecho menos ambiciosa pero mucho más aceptada por la gran mayoría? ¿No sería mejor encontrar una manera legal para que las parejas homosexuales pudieran resolver los asuntos prácticos de modo parecido a los matrimonios sin necesidad de llegar a ese enfrentamiento tan crudo?

¿No sería más lógico que estuvieran todos los franceses –el 80, el 90%- unidos en el respeto a los homosexuales -permitiendo uniones light- en lugar de estar enfrentados en un asunto que al final, desvirtuado, se termina convirtiendo en homosexuales SÍ u homosexuales NO?

La gente (y en algún momento todos somos gente) no matiza.

Si antes de Zapatero alguien me hubiera dicho que en España se iban a crear dos bandos en relación con un asunto relacionado con los derechos de los homosexuales y que yo iba a estar en el bando que la prensa socialdemócrata llama homófobo no me lo hubiera creído.

¿No sería mucho mejor para todos que millones de gente como yo estuviéramos unidos con la gente partidaria del matrimonio homosexual en un bando enorme en contra de una minoría verdaderamente homófoba?  Aunque ese bloque exista (de algún modo) la discusión sobre el matrimonio homosexual convierte a esa mentalidad respetuosa con los homosexuales en invisible haciendonos creer que una parte enorme del país es homófoba. Con un riesgo real de que muchísima gente civilizada terminemos pensando que estamos contra los homosexuales.

4 comentarios:

  1. Eso es relativismo, ¿no? Supeditar las decisiones morales a las condiciones sociales en un momento dado. Acabar con la esclavitud o con la segregación racial puede - y hecho así ha sido - dividir a la gente en dos bandos pero es lo ético independientemente de los conflictos que pueda causar. Pues esto es igual, creo yo.

    Me han gustado tus últimas entradas aunque no haya comentado nada.

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  2. Cristina, me gusta que me digas que sigues estas entradas rápidas que me marco últimamente.

    Yo es que lo del matrimonio homosexual no lo veo como un derecho “sagrado”, como sería por ejemplo el derecho a la vida o la libertad de pensamiento. Lo veo como algo convencional, algo que una sociedad puede acordar para organizarse así o no. Por eso no me parece grave que los propios homosexuales lo relegaran en búsqueda de algo que sí me parece “sagrado”: el respeto que todas las personas merecen tengan la orientación sexual que tengan. Mejor todos juntos en torno a ese respeto que no fracturados en torno a un asunto menor.

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  3. El matrimonio civil es un contrato, algo convencional, cierto. Ahora bien, la prohibición del matrimonio interracial, o sea, el acuerdo de que en la organización social no caben parejas mixtas de distintas razas (etnias, colores o lo que sea), atentaría contra la dignidad de esas personas, que sí es algo sagrado. Que ya no exista esta prohibición ahora nos parece evidente pero en su día generó animadversión en muchos. Pero había necesidad.

    Eso pienso.

    Pero ya de esto hemos debatido y no quiero ser pesada.

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