05 octubre, 2012

Platón y yo

El otro día con una inocencia adolescente escribí “extravismo” en un blog cuando lo correcto es “estrabismo”.

No es este el peor de mis defectos. La cosa no tendría mayor importancia si hubiera leído a Platón. Ya expliqué en otro lugar la significación de las faltas de ortografía. Whitehead (aquel señor canoso amigo de Russell) dijo que "Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica." ¿No sería elemental que un profesor de filosofía hubiera leído bien a Platón?

Yo lo he leído muy poco. Poquísimo. Quizás exagero si digo que he leído solo “La República” que es la que se comenta en selectividad. Exagero. También recuerdo haber leído el Menón. No digo que no conozca la filosofía de Platón. Solo que directamente lo he leído muy poco.

Preparando este año las clases de primero de filosofía he encontrado varios videos donde se reproduce “la apología de Sócrates”.

Cuelgo aquí los enlaces por si alguien quisiera escucharlos o por si a algún profesor de filosofía le son útiles.

http://www.youtube.com/watch?v=ktz_Glzmlwg&feature=related 3: 38

http://www.youtube.com/watch?v=TJ5fzQ4Glc8&feature=relmfu 5.46

http://www.youtube.com/watch?v=iHRHLqsZEI0&feature=relmfu 8:21

http://www.youtube.com/watch?v=DEFi6eI2Pek&feature=relmfu 6:16

http://www.youtube.com/watch?v=cBPp7RIF58A&feature=relmfu 7 minutos

Luego me bajé de Internet en PDF el diálogo platónico. Son 16 páginas en el IPAD. Conocía por manuales muchas de las cosas que se explican allí pero nunca había leído directamente el texto. Desde luego tiene la fuerza de un clásico y lamento no haberlo leído antes. Con casi 25 años de enseñanza en un instituto ¿no debería haber leído ya al menos esta obrita platónica?

Este tipo de cosas me sumen en el pesimismo.

El asunto es grave y posiblemente sea un síntoma no solo de quién soy sino también de quienes somos. De quienes somos los profesores de instituto. Está claro que no soy uno de mejores pero tampoco uno de los peores. Poniendo faltas de ortografía y con esto que les cuento quizás ustedes me quieran colocar en el furgón de cola pero creo que lo más justo es situarme en la media de lo que es un profesor de instituto. Estoy en la media y si me apuran un poco por encima de la media. Por lo que saben mis dos hijos de filosofía –ya hicieron el bachillerato- puedo imaginar la calidad de los profesores que tuvieron y estoy seguro de no ser peor que ellos.

Con todo, la realidad es triste. La educación que tenemos es la que tenemos entre otras muchas cosas (que también) por la calidad de los profesores que tenemos. Somos quienes somos y no es lógico pedir peras al olmo.

Pero constatar una realidad desagradable no puede llevarnos al desánimo. Soy especialista en poner el foco en mis defectos en lugar de en mis virtudes, a veces hasta el punto de dejarlas en la sombra y hacerlas parecer inexistentes. Soy especialista en el autodesprecio y en querer pintar la realidad (mi realidad) peor de lo que es. Pero esto se ha acabado.

Es verdad que soy mal profesor en algunos aspectos pero también soy bueno en otros.

Voy a contarles uno. No me canso de preparar las clases. Todos los años replanteo mis clases y busco la mejor manera de que mis alumnos aprendan lo que tienen que aprender. Ayer, cuando encontré los videos que he enlazado más arriba, trataba de incorporar –una vez más- las nuevas tecnologías –tan de moda- a la enseñanza de la filosofía. Otras veces remodelo apuntes, busco nuevos textos, nuevos ejercicios. Yo podría tener un manual en primero de bachillerato, seguirlo a pies juntillas, irlo leyendo en clase, comentando lo que me pareciera y no tendría que dedicar ni un segundo en casa a preparar la asignatura. Soy buen profesor porque me gusta mejorar mis métodos. Soy buen profesor porque dedico bastante tiempo en casa a planificar, repasar y organizar mis clases.

En fin, estoy cambiando. En otros tiempos yo solo hubiera mostrado en el post mi peor perfil. Sólo habría descrito la primera parte. VOY A CAMBIAR, SEÑORES. Se acabó el torturarme falsificando la realidad. Soy mal profesor y soy bueno, ambas cosas a un tiempo. Déjenme extrapolar. Tenemos un mal sistema educativo, es cierto. Pero también tenemos uno bueno. Ambas cosas son verdad. Todo depende de con qué comparemos. Todo depende de donde centremos el foco. Las cosas tienen muchos defectos –yo los tengo- pero a la vez podrían ser mucho peor de lo que son. Yo podría serlo.
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También encontré una película de Rossellini que no sabía que existiera. Se llama "Sócrates". Es en italiano subtitulado. Me cuesta un poco escuchar a Sócrates diciendo "arrivederci".

Aquí está el enlace de la parte del juicio que son 15 minutos. Es lo que al final le he puesto a los alumnos.
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En la última webcampada conocimos un matrimonio argentino. Ella era muy guapa y nos decía que con toda la crisis que hay en España no se puede comparar ni con mucho a lo que se vive en Argentina. También decía que un café está más caro en Argentina que en España. No en términos relativos. En términos absolutos. Su madre, que vive allí, está pagando la carne más cara de lo que ella la paga aquí. ¡¡La carne!! Cuesta creerlo pero eso contaba. No sé si esto tiene mucha relación con lo anterior pero supongo que viene a cuento por aquello de CON QUÉ se compare.

2 comentarios:

  1. Pues yo no sé si serás buen profesor pero creo que escribes bien, que eres ingenioso, que tienes bastante sentido del humor y que te interesa mucho la disciplina que impartes. Y yo diría que todas estas son cualidades buenas para un profesor... pero lo que más me gusta de tu faceta profesoril es que no echas las culpas a tus alumnos por no interesarse o esforzarse lo suficiente... al menos yo no lo he leído en el blog. Tengo amigos profesores de secundaria y no paran de repetir que no pueden con los Kevin y las Jénifer (forma despectiva de referirse a los alumnos de entornos marginales, con poco interés en el estudio y maneras, digamos, rudas). Que no niego que tratar con adolescentes no sea complicado, pero hay que asumir el sistema se debe en gran medida a los Kevin y las Jénifer, ¿no?. Dicho esto, me gustaría investigar qué hace que una persona formada que lee mucho y escribe bien tenga dificultades con la ortografía. Quizás haya algo neurofisiológico, no sé. Decían que Dalí cometía muchas faltas y que para disimularlas optó por escribirlo todo mal de modo que pareciera una más de sus excentricidades. Claro, que Dalí no llegó a conocer los procesadores de texto, que son nuestros amigos.

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  2. El uso de la corrección ortográfica en los procesadores de textos es un buen sistema para evitar las faltas. No entiendo la razón por la que muchas veces olvido pasarla con la rabia que me da luego que aparezcan las faltas.
    Estoy de acuerdo con esa crítica que haces a tus amigos profesores. Un profesor tiene que partir de que los alumnos son como son. Y tiene que organizar su labor partiendo de esa realidad. Y todos pueden aprender aunque seguramente no todos puedan alcanzar al final el mismo nivel.
    En relación con mi autoestima es oscilante agradezco tus palabras de aliento. Unas veces me creo superior a muchos y otras me siento por debajo de todos. Supongo que la verdad de las cosas es un término medio. Ni excelente ni pésimo. Pero mi tendencia es a mirar lo malo.
    El otro día me pasó una cosa curiosa. Una vez terminada la clase el diálogo con una alumna transcurrió de la siguiente manera.
    -¿Qué clase tenéis ahora?
    -Literatura Universal, con Lorenzo.
    -¿Te gusta?
    -Me encanta. Lorenzo explica genial. (Creo que era sincera, los alumnos no se cortan para hablarte mal de sus profesores, mis compañeros)
    -Me alegro
    Y entonces dirigiéndose a la compañera y sabiendo que yo la escuchaba le preguntó:
    -Sería genial.¿Te imaginas un profesor que supiera todo lo que sabe Lorenzo y con la chispa de Marcos?(que soy yo). (Vuelvo a decir que creo que la chica era sincera –lo que no quita para que además me quisiera agradar)
    El comentario me alegró pero con mi tendencia masoquista habitual me apresuré a ver en él su lado negativo. NO SE TANTO COMO SABE LORENZO. Aunque enseguida me di cuenta y rectifiqué. No se puede tener todo.

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