31 julio, 2011

Viajes y convivencia

Estoy viajando de nuevo, todo organizado por mi mujer, ahora a Londres, con mis cuñados, cuatro matrimonios en total. A casa de mi hermano.

Soy un tipo ciego para los lugares, me oriento fatal y no recuerdo donde he estado y donde no. El otro día confundí una excursión a un lago que habíamos hecho desde Dublín con…. como si la hubiéramos hecho en UK.

Como suelo viajar con gente siempre me interesan más las relaciones de convivencia dentro de los grupos que los lugares que estoy viendo. Si tuviera alguien con quien comentar el modo como las personas compiten por tener el poder de decisión, por ejemplo sería feliz y sería para mí mucho más sustancioso que ver cualquier iglesia, cualquier plaza o cualquier mercadillo (mañana vamos a Candem Town). No lo digo con orgullo me gustaría ser más sensible a los distintos lugares pero soy torpe en ese campo, a veces el mundo empírico me aburre un poco, y me divierte mucho más hablar, reflexionar, teorizar… (suponiendo que la cabeza me de para eso).

Viajar en grupo es una prueba de convivencia. Yo este año combino la soledad y la compañía. Suelo pasar la mañana solo viendo lo que me parece y luego por la tarde me junto con el grupo, o al revés. Formar parte de un grupo de ocho poco organizado es una forma de tortura como otra cualquiera. Yo lo llevo bien porque solo es medio día pero lo que no termino de entender es porqué se deja a la suma azarosa de todas las voluntades. Haría falta poner un orden. Haría falta reflexionar sobre como tomar decisiones, en qué casos, como organizar el día, como coordinarse con los que pretendan ir a su aire (en caso de que haya que hacerlo).

En fin, si por mí fuera nos pasaríamos el día reunidos tratando de estos interesantísimos temas aunque no viéramos mucho Londres. Como veis solo me divierte viajar (esta última frase es una exageración) en la medida en que me ayuda a pensar sobre la convivencia humana.

1 comentario:

  1. Me gusta tu reflexión, eres capaz de darte cuenta de lo que realmente te gusta. Lo que me pregunto es si el resto de personas que viajan contigo se dan cuenta. ¿Qué busca la gente en el viaje en grupo? ¿Poder de decisión? ¿Compañía? ¿Compartir experiencias?
    Lo que me cuesta creer es que quieran gastar sus vacaciones en ver tal o cual monumento, iglesia o museo que se pueden ver perfectamente desde el sofá de casa. Entendería más un tipo de viaje orientado a deambular por las calles, por los pueblos, a mezclarse con la gente de otra ciudad, de otro país.
    Aun así, no nos engañemos, la gente es cada vez más igual en todos los sitios. Se reduce mucho la capacidad de sorprenderse y de sorprender. Hoy día el viaje no es más que otro producto de consumo. La cuestión es ¿Qué aporta? A ti que te gusta la convivencia, no hace falta que te vayas muy lejos para practicarla, al que le gusta la gastronomía me temo que tampoco, y si te gusta comprar, hombre a lo mejor encuentras algo diferente en un mercadillo londinense, pero ya hay que tener vicio.
    Pienso, por otra parte, que si los miembros del grupo tuvieran claro qué es lo que a cada uno le gusta, lo que cada cual espera de ese viaje, sería mucho más fácil la organización y la convivencia, o tal vez, si la gente se sincerara, podría ser deprimente pues podría plantearse la pregunta ¿Qué hacemos aquí?
    En fin, si no nos queda más salida, huyamos de la monotonía por unos días sin pensar en más.

    lone wolf

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