11 julio, 2011

Qué significa "Si Dios quiere".

Siempre damos por supuesto que sabemos qué significa “creer en Dios”. Pero más allá de unas ideas que el creyente dice tener y el ateo no (hay un ser superior origen de todo, etc) me gustaría explicar una actitud que (a mi modo de ver) el hombre religioso tiene  y el ateo no.

Me refiero a la que queda reflejada en la frase popular “Si Dios quiere”.

El creyente es plenamente consciente que su vida no depende de sí mismo, que él es un ser dependiente y que aunque tenga un poder efectivo y decisivo sobre su vida, hay una instancia última, distinta de sí mismo y sobre la que él no tiene control que es de quien depende todo. “Si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles”.

Pero ¿acaso no sabe esto también el ateo? ¿No sabe, por ejemplo, que el poder sobre la propia salud no es total?

El ateo tiende a olvidarlo. Zubiri dijo hace mucho en “Naturaleza, historia y Dios” que el ateísmo es la soberbia de la vida. La soberbia consiste en creer que no necesitas de nada ni de nadie. Soberbio es el que se cree Dios. Por el contrario el creyente es el que sabe que se encuentra “en manos de Dios”. “Si Dios quiere”. El creyente sabe que en último término “lo suyo” no es suyo, lo ha recibido de otro y en cualquier momento le puede ser arrebatado. Quien cree en Dios recibe la vida como un don y de ahí viene la actitud de alabanza y gratitud. El creyente se siente agradecido de vivir porque la vida es un regalo que le ha sido dado y en la que somos mantenidos por Dios.

¿Pero acaso el ateo no es también consciente que hay algo que constituye el fundamento de su vida, algo que no es él?

Sí, también el ateo experimenta el poder de lo real, ese “suelo” sobre el que hacemos pie y en el que nos apoyamos para vivir, pero lo interpreta como la pura facticidad. Para él es un hecho que no somos omnipotentes y necesitamos de “la vida” para vivir. Puede que ambos sepan esto pero el creyente vive esta dependencia con esperanza, confiado. Ser dependiente no es para él una maldición, “ser hijo” y depender de un padre no es algo malo sino algo motivo de gratitud. El ateo desearía tener todo el poder él mismo y en ocasiones se siente todopoderoso y cree que todo depende de él. ¿No es acaso esa actitud la del hombre actual? ¿No percibís que el ser humano se cree con poder para decidirlo todo a su antojo? En Ética por ejemplo, el hombre contemporáneo cree que bueno o malo es aquello que nosotros decidamos que es bueno o malo. Como si no tuviéramos que reconocer y someternos a un modo de ser de las cosas (y por ende de nosotros mismos) que no decidimos nosotros. O sea como si la actitud más lógica ante la vida no fuera el “si Dios quiere”.

18 comentarios:

  1. Cierto: en realidad, esa es la principal diferencia entre la actitud religiosa y la actitud atea, más allá de cuestiones accidentales de tal o cual dogma.

    Yo, cuando acuesto a los niños, lo último que digo es "Hasta mañana si Dios quiere, que descanses y pases buena noche". Siempre me lo decían mis padres, y me gusta repetirlo yo, transmitir la frase que seguramente a ellos les transmitieron sus padres tambien (un meme, lo llamaría algún memo).

    Por cierto, te habrás dado cuenta de que cada vez se dice menos "si Dios quiere"...

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  2. Sí, me he dado cuenta. Hasta a mí me choca cuando lo oigo de labios de mi carnicero que lo dice siempre. En este mundo secularizado y pluralista parece que si uno lo dice le está queriendo imponer su creencia a los otros. Cuando se lo oigo al carnicero siempre pienso que algún día alguien le va a decir: yo no creo en eso.

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  3. Me inclino más porque se puede ser ateo o agnóstico sin caer en la soberbia de la vida.
    Por otro lado decir "si Dios quiere" tampoco garantiza esa falta de soberbia. ¿No podría ser también soberbia la creencia en que Dios maneja exclusivamente nuestros destinos?
    Pero sí, puede ser una forma de aceptación de nuestra condición de criaturas del universo. Y por lo tanto limitadas, sometidas a unas circunstancias. Supongo que la libertad consiste en negociar lo mejor posible con esas circustancias.

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  4. Retiro el comentario que escribí en la entrada de Punset; no tienes, como yo creía, buen juicio; al contrario, razonas con ideas preconcebidas.

    Los ateos no queremos apoderarnos de nada, y mucho menos sentimos anhelos de grandeza que nos impulsen a creernos dioses. Tampoco vemos la existencia con arrogancia, Aunque, muerto dios, el hombre es dueño de su vida, que no de su naturaleza; porque, ya lo has apuntado, tal cosa, el control absoluto sobre las contingencias de la existencia, es una quimera. Sin embargo, el deicidio supone la libertad; la esperanza, esa que tanto os gusta a quienes creéis, también la tienen los ateos; esperanza en no estar supeditados a ningún ser sobrenatural; esperanza en vivir una vida plena. La otra esperanza, la de vidas ultraterrenas es sencillamente un doloroso deseo de eternidad, falso, que muestra la impotencia de los seres humanos. No hay mayor humildad que la de darse cuenta de que tenemos fecha de caducidad, y de que, por tanto, sobran las pleitesías a invenciones trascendentes.

    Esta entrada que escribes no es un argumento racional en favor de la trascendencia o de la creencia; es la misma cantinela de siempre; el religioso es humilde y ve la vida como un don; el ateo vive entre las tinieblas de su arrogancia y de la maldición del mundo mecanicista que él mismo ha creado. Qué bobería; de esta manera razonan los adolescentes.

    "Zubiri dijo hace mucho en “Naturaleza, historia y Dios” que el ateísmo es la soberbia de la vida. La soberbia consiste en creer que no necesitas de nada ni de nadie."

    Qué tontería; querer arremeter contra el ateísmo por su (imaginada) soberbia es algo en que, me temo, ni tan siquiera incurrirían los alumnos de secundaria. Se trata de saber si existe o no un ente trascendente, y si ese ente tiene facultad para influir en la vida de sus creaciones. Lo demás no es más que cháchara de patio de colegio.

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  5. Marc, estaba echando un último vistazo a internet antes de marcharme de vacaciones y he visto este comentario tuyo; por eso ha añadido "si Dios quiere" a mi post de despedida de vacaciones. Sin acritú, que conste :-)

    Creo que estás demasiado agresivo aquí: repites dos o tres veces "tonterías", "cháchara de patio de colegio" y cosas por el estilo. Así no dejas mucho espacio al debate civilizado.

    Para mí, lo esencial del post, a lo que me refería con "la principal diferencia entre la actitud religiosa y la actitud atea, más allá de cuestiones accidentales de tal o cual dogma" es esto:

    Sí, también el ateo experimenta el poder de lo real, ese “suelo” sobre el que hacemos pie y en el que nos apoyamos para vivir, pero lo interpreta como la pura facticidad. Para él es un hecho que no somos omnipotentes y necesitamos de “la vida” para vivir. Puede que ambos sepan esto pero el creyente vive esta dependencia con esperanza, confiado. Ser dependiente no es para él una maldición, “ser hijo” y depender de un padre no es algo malo sino algo motivo de gratitud.

    No me parecen razonamientos de adolescente, muy al contrario. Hay una diferencia de actitud real y creo que es esencialmente esa. Lo han dicho, por cierto, muchos ateos (recuerdo ahora mismo a Steven Weinberg, nobel de física, diciendo algo similar). No hay aquí ningún argumento racional a favor de la creencia, pero es que no creo que se pretendiera eso. Lo que yo entiendo es que aquí se trata de distinguir dos actitudes ante la vida. El ateo puede decir perfectamente que la del creyente es una actitud equivocada porque no es más que pensamiento desiderativo. El creyente dirá que, sea lo que sea, esa actitud ante el mundo hace su vida mejor y le hace a él mejor persona. No hay posibilidad de acuerdo porque son paradigmas inconmensurables. Pero no tonterías de patio de colegio.

    Por lo demás, malamente puede haber un argumento racional a favor de la creencia, entendida, como aquí se hace, como una actitud de base ante el mundo. En todo caso, el argumento sería a posteriori: qué actitud desemboca en una vida mejor.

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  6. Pseudópodo:

    Ya he frecuentado tu blog lo suficiente como para que sepas de mis ganas de debatir; y de hacerlo, además, de forma civilizada; pero es que los comentarios como éste dejan muy poco espacio, no a la civilización (que en el despotrique hay civilización, no en otras cosas) sino a la inteligencia; y me dan igual los melindres.

    Mira, tengo amigos católicos, deístas, idealistas y hasta una novia que dice creer en "algo espiritual" (sic). Me suelo llevar bien con todo el mundo; no con los que presuponen que alguien es mejor por creer (o por no creer); éste es el argumento de patio de colegio, pueril, indeseable; y yo -me vas a perdonar- sí lo digo con acritud. Yo no voy a pensar de un creyente que es tonto sólo porque cree; eso sería una bonería, una tontería y una imbecilidad. Y más.

    De todas formas, que salga el autor del comentario a defenderse; que estamos en territorio ajeno.

    "La soberbia de la vida"... Manda "eggs". No he leído nada de Xabier Zubiri; ganas no me entran después de que se plasme esta frase aquí.

    Recuerdo que Santo Tomás hizo muchos esfuerzos por acercar la fe a la razón. No sólo él; también el resto de los escolásticos y algún que otro papa ("Fides et Ratio"); así que ya hay precedentes ilustres de intentos por argüir racionalmente la fe.

    Un saludo.

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  7. Marc, tenía mucha pereza de responder a alguien que me dice que digo tonterías. Si es así no debes perder tu tiempo por aquí. Creo que Pseudópodo ha dado la mejor respuesta posible y la más educada. No puedo mejorarla.

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  8. Yo sólo espero, Loiayirga, que en tus clases te ciñas al temario y que a tus alumnos no les salgas con lo de la arrogancia atea y con lo de que todos los divulgadores científicos son como Punset. Déjalos que crezcan libres para decidir si creen o no, sin que medien prejuicios y "escoceses verdaderos" para que sean creyentes o ateos. Libertad, amigo; y nada de corporativismo ni de pensamiento pueril; que de esto ya tenemos mucho y, lamentablemente, por los dos lados; que, aunque tú pareces pensar lo contraio, tan corporativistas y arrogantes son unos, los creyentes, como los otros, los ateos. Porque la arrogancia no es patrimonio del ateísmo -es que tío, te has lucido-, sino del hombre mismo, sea una cosa o la otra. No caigas en la trampa; sé un creyente sensato. No: sé una persona sensata, como muchos otros creyentes. Y no se trata, desengáñate, de dar la razón a nadie; esto es cuestión de dignidad, la que está por encima de ateísmo y creencia.

    No te preocupes; no volveré por aquí.

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  9. edulcorado6/8/11, 10:04

    Hay dos tipos de personas en el mundo, las que creen que hay dos tipos de personas y las que no"

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  10. Edulcorado, da gusto verte por aquí.

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  11. Hombre, Loia, estoy con Marc en que la soberbia es una cualidad humana, más allá de si se cree, o no, en la materia negativa. ¿Hay mayor soberbia que creerse en posesión de la Verdad con mayúsculas? Si miras los famosos vídeos de Dawkins (La falsa ilusión de Dios) verás mucha, y no en el ateo precisamente. Por otro lado coincido contigo y con pseudópodo: Tener fe, es una bendición; dicho por un ateo.

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  12. Como muy bien ha dicho Marc, el ateo es infinitamente más humilde que el creyente. Pero eso está reflejado con más énfasis en la base misma del sentimiento religioso.
    Este sentimiento viene motivado desde sus inicios por el miedo a lo que el hombre se encontró en la naturaleza y no conocía su explicación. Cuando el hombre no sabía lo atribuía a una fuerza, había de explicarse todo y lo que no se conocía... aparece el dios. Todo ha evolucionado, incluso el sentido religioso. Ahora no tiene sentido hablar del dios del trueno pero sí del dios de nosotros mismos. Cuando el hombre sea tan humilde como para asumir que no hay nada que le dirija será más libre.
    El ateo no tiene la soberbia del creyente. El ateo sabe que cuando sus días acaben, acabarán. El creyente se cree tan importante, tan elegido que considera que no puede acabar sus días con su carne putrefacta. Así que ascenderá a esos cielos llenos de placebo para autocomplacencia. ¿Donde está la soberbia?

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  13. Andrés, todo el que afirma "saber" lo que hay más allá de la muerte, es un arrogante. El creyente parte de un "credo", es decir, se atiene a un sistema de "creencias", no afirmaciones. Muchos ateos que conozco, entre los que ahora te incluyo, "saben" fehacientemente lo que ocurrirá más allá de la muerte (esta es tu frase: "el ateo SABE que cuando sus días acaben, acabarán"). Ahí, amigo mío, está la soberbia: en afirmar que sabes lo que, obviamente, no sabes.

    Dicho todo desde el respeto. Saludos.

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  14. Me parece que esta frase preciosa, pocas personas la dicen en español. Una vez me ha mirado curiosamente una mujer española cuando pronuncié esta frase tan bonita.
    El creyente no quiere imponer su fe a los demas. Solo quiere quedarse como es, y que lo acepten como es. Yo soy musulmana, y siempre decimos "InchaAllah", y resulta imposible hablar en futuro sin pronunciar esta formula. Cuando hablo con hispanohablantes, en futuro, siempre digo la traduccion "Si Dios quiere".
    Porque todo esta escrito, no sabemos lo que pueda surgir en el futuro. Solo Dios sabe lo que pueda ocurrir.

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  15. Un creyente no impone su fe a los demas. Solo quiere quedarse como es, segun su conviccion, y que lo acepten como es, con su filosifia de vida.
    Yo soy musulmana y muchas veces pronuncio esta frase preciosa en español, que corresponde a lo que decimos en arabe "InchaAllah". Y siempre me han mirado curiosamente. No se puede hablar en futuro sin pronunciar esta formula que todo el mundo dice. El creyente no sabe lo que ya esta escrito. Solo Dios sabe lo que pueda surgir u ocurrir.

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  16. Hola
    El creyente siempre busca a hacer lo bueno; no tiene que criticar a los demas si son diferentes e incluso ateos. El creyente no es superior a los demas, y puede acabar sus dias antes de un ateo. Nada esta adquirido. Primero, su fe debe traerle un bienestar personal, una apertura hacia los demas, siempre lo positivo.

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  17. Excelente tema y conversaciones, Gracias a Dios por traerme hasta esta pagina. Hoy he aprendido algo nuevo.

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  18. Un futbolista va a patear un penal y se encomienda a Dios. Simultáneamente, el arquero hace lo mismo, solo uno de ellos saldrá favorecido, el que hace el gol o el que lo evita, ¿el que no obtenga el triunfo no lo pidió con suficiente fe? O las cosas sólo suceden por aptitud, el que se preparó mejor o el que lo hizo mejor ganó? Que dicen?

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