Mi dentadura y Husserl
En la Antigüedad, con el mito de la caverna, Platón acuño la idea de que las cosas no son lo que parecen. Por decirlo simplificando.
Tengo noticia, pero no me hagan mucho caso, que la fenomenología ha insistido en otra idea fundamental sobre la relación entre apariencia y realidad. La apariencia es parte de la realidad y el único camino para saber lo que las cosas son más allá de su apariencia.
Me explico. Hace tiempo que se me rompió un diente, una de las dos paletas centrales de la parte superior de la boca. Me lo arreglé y arreglado se puede decir que su aspecto queda muy parecido a cuando mis dientes estaban enteros. Pero el empaste, por ser en el sitio en que está se desprende con facilidad. Me lo advirtió el dentista y yo lo comprobé cuando pasó un año. Volvio a arreglarlo y de nuevo el dentista dio muestras de conocer bien lo que hace: se volvió a caer.
Hace varios cursos que he asumido mi condición: soy un tipo que tiene una paleta entera y a la otra prácticamente le falta un tercio.
Interlocutor:¿Qué relación guardan Platón y Husserl con tus dientes?
Respuesta: Muy sencilla. Parezco más mayor con la paleta rota.
Interlocutor: Yo no me lo arreglaría. Tú eres tú con un aspecto o con otro. Se te caiga el pelo o se vuelva blanco eso no afecta a tu ser más íntimo. Tú eres el que eres con independencia de la apariencia que muestras ante los demás.
Respuesta: No. La razón anterior no es cierta. Tu autoimagen forma parte de ti mismo. Eres también tu apariencia. Tus fuerzas son tus fuerzas. Cierto. Pero además forma parte de tus fuerzas la idea que tienes sobre ellas. Con independencia de tus músculos, que son los que son, si tú crees que puedes, podrás más que si piensas que no. La fe en ti mismo y tu autoimagen son parte de ti mismo.
Interlocutor:Pero tú sabes la edad que tienes con independencia de la que aparentes, que es irrelevante.
Respuesta: Tampoco esto es cierto en el caso de la edad. Sentirse más o menos joven es decisivo a la hora de decidir qué tipo de vida llevas. Hasta el punto de aumentar o disminuir tus años de vida. Y hay algo que no podemos olvidar: Cómo nos ven los demás repercute en cómo nos vemos nosotros. Constantemente, incluso aunque no quisieran, nos informan de cómo nos ven. Conclusión: si mi diente les hace verme viejo puede que terminen convenciéndome de que lo estoy. Y entonces yo me comportaré como tal.
Interlocutor :: De acuerdo, pues entonces arregla tu diente.
Respuesta: Pues no. Es muy fácil decirlo. ¿Tú sabes lo que cuesta un arreglo duradero? No es un empaste sino algo que llaman “carillas”. ¿Por qué crees que lo llaman así? No quiero gastarme el dinero en eso. Porque no lo tengo o porque no quiero, eso a ti no te importa. ¿No te fastidia? Arréglatelo, dice. ¿Te digo yo a ti en qué te tienes que gastar tu dinero?
Interlocutor :: Que te den.
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Tengo noticia, pero no me hagan mucho caso, que la fenomenología ha insistido en otra idea fundamental sobre la relación entre apariencia y realidad. La apariencia es parte de la realidad y el único camino para saber lo que las cosas son más allá de su apariencia.
Me explico. Hace tiempo que se me rompió un diente, una de las dos paletas centrales de la parte superior de la boca. Me lo arreglé y arreglado se puede decir que su aspecto queda muy parecido a cuando mis dientes estaban enteros. Pero el empaste, por ser en el sitio en que está se desprende con facilidad. Me lo advirtió el dentista y yo lo comprobé cuando pasó un año. Volvio a arreglarlo y de nuevo el dentista dio muestras de conocer bien lo que hace: se volvió a caer.
Hace varios cursos que he asumido mi condición: soy un tipo que tiene una paleta entera y a la otra prácticamente le falta un tercio.
Interlocutor:¿Qué relación guardan Platón y Husserl con tus dientes?
Respuesta: Muy sencilla. Parezco más mayor con la paleta rota.
Interlocutor: Yo no me lo arreglaría. Tú eres tú con un aspecto o con otro. Se te caiga el pelo o se vuelva blanco eso no afecta a tu ser más íntimo. Tú eres el que eres con independencia de la apariencia que muestras ante los demás.
Respuesta: No. La razón anterior no es cierta. Tu autoimagen forma parte de ti mismo. Eres también tu apariencia. Tus fuerzas son tus fuerzas. Cierto. Pero además forma parte de tus fuerzas la idea que tienes sobre ellas. Con independencia de tus músculos, que son los que son, si tú crees que puedes, podrás más que si piensas que no. La fe en ti mismo y tu autoimagen son parte de ti mismo.
Interlocutor:Pero tú sabes la edad que tienes con independencia de la que aparentes, que es irrelevante.
Respuesta: Tampoco esto es cierto en el caso de la edad. Sentirse más o menos joven es decisivo a la hora de decidir qué tipo de vida llevas. Hasta el punto de aumentar o disminuir tus años de vida. Y hay algo que no podemos olvidar: Cómo nos ven los demás repercute en cómo nos vemos nosotros. Constantemente, incluso aunque no quisieran, nos informan de cómo nos ven. Conclusión: si mi diente les hace verme viejo puede que terminen convenciéndome de que lo estoy. Y entonces yo me comportaré como tal.
Interlocutor :: De acuerdo, pues entonces arregla tu diente.
Respuesta: Pues no. Es muy fácil decirlo. ¿Tú sabes lo que cuesta un arreglo duradero? No es un empaste sino algo que llaman “carillas”. ¿Por qué crees que lo llaman así? No quiero gastarme el dinero en eso. Porque no lo tengo o porque no quiero, eso a ti no te importa. ¿No te fastidia? Arréglatelo, dice. ¿Te digo yo a ti en qué te tienes que gastar tu dinero?
Interlocutor :: Que te den.
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Interesante apreciación sobre la apariencia.
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