09 abril, 2008

Manifiesto ateo.

De joven le oí a Olegario Gonzalez de Cardedal hacer un resumen del agnosticismo de Tierno Galván. Según Olegario, Tierno pretendía que el hombre aprendiera a “descansar placidamente en la finitud.”

Algo así propone Savater en el capítulo del libro “El valor de elegir” que he colgado en el blog de textos ajenos. Me parece
un texto importante porque recoge una idea de nuestro tiempo. No se trata tanto de ser ateos como de no necesitar de Dios.

Según Savater estamos enfermos de énfasis. Somos contingentes pero no queremos aceptarlo. Queremos mayúsculas, pero estamos hechos de minúsculas. Le pedimos a la vida Sentido, pero solo encontramos pequeños “sentidos” pasajeros y limitados.

Contingente es lo que existe hoy pero un día no fue, y un día dejará de ser. El énfasis consiste en aspirar a convertir en eterno lo pasajero. Le pedimos a la vida “eternidad” pero hemos de aceptar que estamos hechos de finitud. Según Savater la ética y el amor tienen sentido precisamente porque pretender cuidar y proteger aquello que sabemos efímero y mortal.

Siempre he tenido necesidad de trascendencia. Creo que esa esperanza enriquece la vida y la hace plena. Savater cree lo contrario: que te impide vivir lo pasajero.


Yo creo que un día lo pasajero será trascendido, recuperado, elevado a un nivel de plenitud definitivo. Resucitado.

6 comentarios:

  1. Hoy tras 15 minutos en doble fila esperando que se moviera algún coche para poder aparcar, mi hijo ha dicho:
    -Dios, haz que mi madre encuentre un aparcamiento.
    -Dios no existe.
    -Si existe. Está en el cielo y nos ve.
    -¿Quién te ha dicho eso?
    -Lo he visto en los Simpsons.
    Menuda necesidad de trascendencia tienen los niños que estamos educando.

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  2. Una tía mía rezaba un padrenuestro para encontrar un taxi (se ve que era de la rama teológica de tu hijo). Mi padre, si se enteraba, le echaba una bronca.

    Así trascurre la vida.

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  3. "Todos somos contingentes, pero tú eres necesario"
    de "Amanece, que no es poco".
    ¡Cuánto tiempo esperando poder soltar la frasecita!
    Me lo has puesto a huevo

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  4. Del texto de Savater extraigo una idea que he percibido en otros autores: la aceptación de la realidad tal y como es y el intento de transformarla humildemente sabiendo que nuestro conocimiento es tentativo e incompleto. Es una prevención contra la ideología como una forma de fe.
    Quizá la realidad desborda nuestras esperanzas, y ceñirse a ellas es encorsetar nuestras posibilidades. Un ejemplo es como a veces encontramos personas muy interesantes que a priori no eran afines a nosotros. Encontramos afinidades que no esperábamos.
    Supongo que las ideas son necesarias pero sólo como un medio para ir viviendo, siempre expuesto a ser sustituído por otro medio mejor, no como un fin en si mismo.
    La trascendencia para mí es una idea difusa, inconcreta, quizá precisamente lo contrario de una idea, de algo que se pueda enfatizar...

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  5. He leído muy pocos libros de Savater. Y, la verdad, el único que recuerdo con cierto gusto es la autobiografía. Me regalaron el año pasado el de la vida eterna. Así es que lo hojeé un poco. Me resultaba mareante. Porque su procedimiento es siempre el de decir “verdades”, experiencias, sentimientos, ideas, pensamientos, impresiones con las que el lector fácilmente se identifica y lo sigue y corrobora, para luego extraer conclusiones que, no sé, tal vez yo no entienda, tal vez me pierda, pero me parecen falaces, engañosas. Un latazo. Me gustó, en cambio, el último capítulo, (muy cortito y, en realidad , el único que leí entero) donde exponía su personal interpretación del Quijote.
    Quién sabe, quizá hubiera sido un gran literato de haberse dedicado a la literatura a secas, sin pretensiones éticas.
    En fin, me ha gustado el artículo, con su poético cierre.
    El ser humano, sin un Dios que lo sustente me parece algo grotesco. ¿Cómo se puede vivir pensando que consistamos sólo en el decurso temporal de nuestra vida? Si la podemos llamar nuestra, estaremos más allá y más acá de ella, ¿no?
    Yo creo que para ser ateo hay verdaderamente que empecinarse en ello contra toda evidencia. Y,ademàs, la a que niega, presupone el teo.

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  6. Lo trascendente que me viene a la memoria en este momento es una de las normas para el disfrute de la casa familiar que decía así:

    “Como resumen de todos los derechos y deberes de […] y como norma fundamental de nuestra convivencia, se aplicarán los principios sobrenaturales y humanísticos de la máxima libertad individual, el generoso respeto a los demás y la coparticipación en el cariño heredado; que trataremos de poner en práctica con la gracia del Señor y amor al prójimo.
    Por lo tanto, se prohíben tanto los partidos políticos y sus implicaciones como las discusiones inútiles y desagradables; sin perjuicio del natural pluralismo humano sobre cuestiones opinables, en cuya legítima dialéctica y ponderado ejercicio no deberá llegarse nunca a la agresión personal.”

    Repasando la anterior me he encontrado con esta que, ya puestos, también copio:

    “Comprende las obligaciones naturales derivadas de tal deber (la diligencia de buenos padres, hermanos e hijos de familia), entre las que destaca la siguiente máxima: Quien no esté dispuesto a limpiar, que se abstenga de ensuciar.”

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