¡Cagüen la burra de Balaán!

Le oí esta expresión a un cura amigo hace muchos años.
Él fue quien me contó la historia que os voy a contar:

Balaán se encamina con su burra a maldecir al pueblo de Israel. Por lo visto Balaán tenía poderes y a quien él bendecía quedaba bendito y a quien él maldecía maldito quedaba. Pero Yavéh manda un ángel con una espada para cerrarle el camino. Hasta tres veces la burra ve al ángel, se detiene, y Balaán la muele a palos. La burra quiere hacer la voluntad de Dios, pero Balaán no sabe verla y maldice y se enfada con ella.

Al final a la burra no le queda más remedio que hablar (es la mula Francis de la Biblia):

"¿No soy yo tu borrica, en la que montas desde hace tiempo? ¿Me solía portar contigo así?

Contestó él:

-No

Entonces el Señor abrió los ojos a Balaán, y éste vio al ángel del Señor plantado en el camino con la espada desenvainada en la mano, e inclinándose se postró rostro en tierra.

- ¿Por qué golpeas a tu burra por tercera vez? Yo he salido a hacerte frente, porque sigues un mal camino. La borrica me vió y se apartó de mí tres veces. Si no se hubiera apartado, ya te habría matado yo a ti, dejándola viva a ella."

Números 22, 30-33

Conclusión de toda esta historia:

Cuando las cosas no van como nosotros creemos que deben ir, en lugar de blasfemar y maldecir... ¿no será mejor decir "me cagüen la burra de Balaán"?

Damos expresión a nuestro enfado y al mismo tiempo reconocemos que quizá es la voluntad de Yavéh la que nos estamos negando a aceptar. ¿No os parece?

Yo me acostumbré a decirla durante un tiempo. Pero cuando me enfadaba con los alumnos esta expresión no surtía el efecto deseado, porque aquello en lugar de hacerlos reaccionar les hacía morirse de risa.

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Una linea de ADSL sin poner me tiene ciscandome en la burra de Balaán los últimos días. No sé si me estaré rebelando contra la voluntad de Dios.