SUEÑO GAMBERRO
Anoche tuve un sueño. Estaba en un plató de TV: en el “Diario de Patricia”, un talk-show de esos en los que un hijo va a pedirle perdón a su madre por lo mucho que la hace rabiar, dos hermanos que no se han visto hace 20 años se reencuentran o un exmarido se declara a su antigua mujer en busca de una segunda oportunidad.
¿Qué hacía allí? ¿Quién me había llevado en sueños a un programa que no veo y al que en la vida real nunca iría?
¿Queréis saber quién? Lafoca.
Lafoca es el nick de alguien que deja ocasionalmente comentarios en este blog y con el que he tonteado varias veces en el blog de Tierralibertad. Nadie en TierraLibertad (al que acude sobre todo de gente de Avilés) la conoce en persona. Saben que es una joven despierta, con conocimientos de informática, ágil con el google, ingeniosa en sus comentarios, presta a la polémica política y descarada en el lenguaje y las formas. Todo el mundo la imagina “tía buena” pero nadie la ha visto jamás. Y ella explota esa imagen que nadie ha podido contrastar. TierraLibertad está lleno de cuarentones, cuando no cincuentones, mujeres que siempre son conocidas de alguien, y algún otro personaje que completa el cuadro. Es natural que Lafoca sea allí un enigma y un pequeño mito sexual.
Amiguitos, en mi sueño se desvelaba la identidad de Lafoca. Era ella la que había conseguido que yo estuviera allí sentado delante de una cámara y estaba a mi lado en persona pidiéndome que abandonara a mi mujer y a mis hijos y me fuera a vivir con ella para siempre a su lugar de nacimiento. ¿A Avilés?
De ningún modo.
Lafoca no había pisado Avilés en su vida y de joven tenía muy poco, Lafoca era en realidad una mejicana muy pizpireta pero de 50 años. Yo tengo 48, aclaro, aunque aparento 47. Y me explicaba que el amor no tiene edad y que podía abandonar mi trabajo sin problema, que ella tenía rentas suficientes para vivir hasta la vejez juntos en su ranchito de Tijuana. Allí delante de Patricia, la presentadora y al lado de una pareja de homosexuales de 18 años que hacía unos minutos acababan de salir del armario “delante de toda España” me requería para que le dijera un sí definitivo.
No hace falta que os diga que lo pasé mal. La camisa sudada se pegaba a mi piel. No sé si la causa eran los focos o Lafoca por no ser “exactamente” como la había imaginado tras sus graciosos comentarios digitales.
Sí, amiguitos, allí estaba aquella mejicana fondona, cual Cirano de Berjerac inverso, diciéndome que su papá, un acaudalado señor con mostacho del que enseñó una foto a cámara, tenía instalados dos ordenadores en red donde podríamos seguir con nuestros comentarios en TierraLibertad desde Tijuana. Que me fuera con ella, me rogaba, que nunca nadie nos separaría.
Suddenly se me ocurrió. El comodín de la llamada. Sé que es una opción de otro programa, un concurso, pero como los sueños no son muy coherentes la presentadora aceptó. Intenté hablar con mi mujer y luego con mis hijos pero ninguno cogió el teléfono. La presentadora informó al público de que mi familia estaba viendo el programa en directo pero no sabía por qué no aceptaban mi llamada. Yo sudaba, eso ya lo he dicho, pero es que es lo que más recuerdo, y Lafoca me sonreía desde la butaca de al lado esperando ansiosa una respuesta afirmativa a su petición.
De repente aparecieron todas las mujeres de Tierra Libertad, (si los hombres estaban camuflados entre el público no los vi) cada una con su nick estampado en unas ceñidas camisetas iguales, para que yo pudiera reconocer con facilidad a las que no conocía. Que venían a salvarme, dijeron. Todas ellas querían ser mis amantes, TODAS, y no estaban dispuestas a que Lafoca me abdujera de aquel modo. Querían formar para mí un harén tierralibertino en el que yo pudiera vivir, pasando gozosamente de una a otra, lo que me quedaba de vida. Incluso había venido Pedro Zerolo, que nunca ha aparecido por el blog. Su presencia en el harén improvisado fue la que más me desconcertò. “Pero usted es un hombre...” le dije.
“Eso no es óbice” respondió. Así. Textual: Eso no es óbice.
El mundo onírico es muy raro. ¿Verdad?
¿Qué hacía allí? ¿Quién me había llevado en sueños a un programa que no veo y al que en la vida real nunca iría?
¿Queréis saber quién? Lafoca.
Lafoca es el nick de alguien que deja ocasionalmente comentarios en este blog y con el que he tonteado varias veces en el blog de Tierralibertad. Nadie en TierraLibertad (al que acude sobre todo de gente de Avilés) la conoce en persona. Saben que es una joven despierta, con conocimientos de informática, ágil con el google, ingeniosa en sus comentarios, presta a la polémica política y descarada en el lenguaje y las formas. Todo el mundo la imagina “tía buena” pero nadie la ha visto jamás. Y ella explota esa imagen que nadie ha podido contrastar. TierraLibertad está lleno de cuarentones, cuando no cincuentones, mujeres que siempre son conocidas de alguien, y algún otro personaje que completa el cuadro. Es natural que Lafoca sea allí un enigma y un pequeño mito sexual.
Amiguitos, en mi sueño se desvelaba la identidad de Lafoca. Era ella la que había conseguido que yo estuviera allí sentado delante de una cámara y estaba a mi lado en persona pidiéndome que abandonara a mi mujer y a mis hijos y me fuera a vivir con ella para siempre a su lugar de nacimiento. ¿A Avilés?
De ningún modo.
Lafoca no había pisado Avilés en su vida y de joven tenía muy poco, Lafoca era en realidad una mejicana muy pizpireta pero de 50 años. Yo tengo 48, aclaro, aunque aparento 47. Y me explicaba que el amor no tiene edad y que podía abandonar mi trabajo sin problema, que ella tenía rentas suficientes para vivir hasta la vejez juntos en su ranchito de Tijuana. Allí delante de Patricia, la presentadora y al lado de una pareja de homosexuales de 18 años que hacía unos minutos acababan de salir del armario “delante de toda España” me requería para que le dijera un sí definitivo.
No hace falta que os diga que lo pasé mal. La camisa sudada se pegaba a mi piel. No sé si la causa eran los focos o Lafoca por no ser “exactamente” como la había imaginado tras sus graciosos comentarios digitales.
Sí, amiguitos, allí estaba aquella mejicana fondona, cual Cirano de Berjerac inverso, diciéndome que su papá, un acaudalado señor con mostacho del que enseñó una foto a cámara, tenía instalados dos ordenadores en red donde podríamos seguir con nuestros comentarios en TierraLibertad desde Tijuana. Que me fuera con ella, me rogaba, que nunca nadie nos separaría.
Suddenly se me ocurrió. El comodín de la llamada. Sé que es una opción de otro programa, un concurso, pero como los sueños no son muy coherentes la presentadora aceptó. Intenté hablar con mi mujer y luego con mis hijos pero ninguno cogió el teléfono. La presentadora informó al público de que mi familia estaba viendo el programa en directo pero no sabía por qué no aceptaban mi llamada. Yo sudaba, eso ya lo he dicho, pero es que es lo que más recuerdo, y Lafoca me sonreía desde la butaca de al lado esperando ansiosa una respuesta afirmativa a su petición.
De repente aparecieron todas las mujeres de Tierra Libertad, (si los hombres estaban camuflados entre el público no los vi) cada una con su nick estampado en unas ceñidas camisetas iguales, para que yo pudiera reconocer con facilidad a las que no conocía. Que venían a salvarme, dijeron. Todas ellas querían ser mis amantes, TODAS, y no estaban dispuestas a que Lafoca me abdujera de aquel modo. Querían formar para mí un harén tierralibertino en el que yo pudiera vivir, pasando gozosamente de una a otra, lo que me quedaba de vida. Incluso había venido Pedro Zerolo, que nunca ha aparecido por el blog. Su presencia en el harén improvisado fue la que más me desconcertò. “Pero usted es un hombre...” le dije.
“Eso no es óbice” respondió. Así. Textual: Eso no es óbice.
El mundo onírico es muy raro. ¿Verdad?
Lo que más me preocupa de este extraño sueño es que si todas las mujeres querían estar conmigo... ¿por qué la única que me conoce de verdad no quiso aceptar mi llamada?
La última frase -como podeis entender-, esa que dice que mi mujer no me quiere, la pongo porque queda bien, no porque sea verdad ¿eh?.
ResponderEliminarEse humor de la autoflagelación al público le gusta mucho. Woody Allen, por ejemplo. Ya sabeis de qué hablo ¿no?
Pasas mucho tiempo en la blogsfera...
ResponderEliminarLafoca tenía antes una foto en el perfil (igual que tengo yo un ojo) e incluso tenía un blog propio.
Tierralibertad es como un café virtual, por donde la gente se deja caer a ver quién de los habituales para por allí. A veces se hacen comentarios sobre el post. Pero, por ejemplo, yo me enteré del resultado de la copa del rey de fúmbo allí.
Insisto: pasas demasiado tiempo en la blogsfera.
ResponderEliminarCreo, por lo que sé, que en ese mismo blog hay varios psiquiatras. Pero para tu desgracia son de los que no interpretan sueños.
ResponderEliminarMi admirado Marcos ¿cuánto cuesta guardar un secreto? Te quiero.
ResponderEliminarSe equivoca Loia. Soy Pedro Zerolo.
ResponderEliminarY lo que dije fue: nadie es perfecto.
Lo sé, han pasado 4 meses desde que colgaste este post y ya no tiene ninguna actualidad. Pero eso no es óbice, como dijo Zerolo, para que yo deje aquí un comentario que nadie va a leer. Hoy tenía entre manos un trabajo aburrido, entré en tu blog, descubrí este post por casualidad y me he reido como hacía mucho tiempo que no reía con el relato de este sueño loco. Gracias Marcos.
ResponderEliminarUsebio, mejor dejar un comentario que sólo lea el blogmaster que no dejar ninguno. Me alegro que te hiciera gracia. Yo lo paso muy bien escribiendo estas tonterías pero lo paso mucho mejor si me llega noticia de que a otros también les ha divertido.
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